Todavía existen personas que hacen su trabajo con gran amor y dedicación y que son incluso capaces de ver más allá de la tarea.
En pleno siglo XXI, aun nos sorprende ver que hay personas que escuchan y hacen su trabajo para que el paciente se sienta bien atendido y feliz con el trato. Es el caso de los usuarios del Bizan San Prudencio de Vitoria que han tenido que despedir recientemente a Nerea Montañez Montaño, Podóloga del centro.
Nerea Montañez, una sevillana que ha tenido que despedirse para volver a su ciudad natal, ha conquistado a sus mayores. Ha trabajado duro durante dos años y, pese a irse con mucha pena, ha dejado una carta pública como despedida antes de poner rumbo a Sevilla.
Antes, también se ha despedido de sus pacientes de una forma muy original: ha organizado una quedada multitudinaria para inmortalizar el momento con una fotografía que se llevará de recuerdo. "Ellos han sido mi familia aquí y no podía dejar de agradecer todo lo que he aprendido de ellos", señalaba Montañez.
Al parecer, la quedada ha sido un gran éxito y se siente orgullosa de su despedida tan especial: "Ha sido emocionante reunir a tantos pacientes. Imagino que algo habré hecho bien, no sé si como Podóloga, pero sí como persona", admitía.
La carta
La carta que ha dejado escrita la Podóloga del centro Bizan San Prudencio, Nerea Montañez Montaño, decía lo siguiente:
Estimado equipo de información,
Soy Nerea Montañez Montaño, Podóloga del Bizan San Prudencio de Vitoria-Gasteiz, gestionado por la empresa Sirimiri S.L. y procedente de Andalucía.
Tras dos años ejerciendo mi actividad en Vitoria-Gasteiz, esta semana me despido de esta maravillosa ciudad y pongo rumbo a mi tierra.
No obstante, he querido despedirme de mis pacientes de una forma muy original, organizando una quedada multitudinaria para inmortalizar el momento con una fotografía que me llevo de recuerdo. Ha sido un gran éxito, puesto que teniendo en cuenta la ola de frío de esta semana, la edad, y las circunstancias personales de cada uno, han sido unos 60 pacientes los que han acudido a mi despedida. Es una noticia que no debería pasar por alto y me gustaría agradecerles dicha movilización a través de algún periódico (es el medio de comunicación que más utilizan).
Ellos han sido mi familia aquí y no podía dejar de agradecer todo lo que he aprendido de ellos. Adjunto fotografías y mi despedida personal vía RRSS:
"Y es que, cada uno de ellos, y (no están todos los que son), me han enseñado mucho más de lo que ellos creen. Es el mejor máster que la vida pudo poner en mi camino: EL MÁSTER DE LA EXPERIENCIA, LA VITALIDAD Y LAS GANAS DE VIVIR.
Me han enseñado que si se quiere, se puede. Sin excusas. Sin peros. Sin obstáculos. La imagen habla por sí sola: una edad media de 87 años, algunos con 20 o 30 minutos de camino hasta llegar al sitio de reunión, mes de Enero, por la mañana, mucho frío, temperaturas gélidas con una sensación de bajo cero, algún rastro de nieve de la nevada que cayó días antes, algunos autónomos y otros dependientes de sillas eléctricas, taca-taca, bastón o un ayudante. Algunas incluso han traído su "traje de gala" y han sido 3 las que han ido a la peluquería a "ponerse guapas"...
No importan las circunstancias, porque si algo tenían claro ese día, era despedirme. Despedir a su "sevillana", a su "Podóloga", "callista" o "la de los pies". Si se quiere se puede. El amor y el cariño es el motor de nuestras vidas y qué poco sabemos, valoramos y cuidamos...
Ha sido emocionante reunir a tantos pacientes. Imagino que algo habré hecho bien, no sé si como Podóloga, pero si como persona. No sólo son mis pacientes, son mucho más. Con el tiempo estableces un vínculo, una relación más estrecha, una conexión, confesiones, consejos, favores, cuidados... Tan fácil como saber escuchar y entender las demandas de los demás. Tan fácil como darle importancia a lo importante en cada momento y no ser robots con trabajo que sacar adelante cada día. No es lo que eres, es lo que transmites a los demás, ahí está tu magia.
Y no creáis, no ha sido fácil. He trabajado a un ritmo e intensidad desmedido. Con un tiempo limitadisimo, pero con una cosa muy clara. Ellos tienen que salir mejor de lo que han entrado por la puerta del gabinete. A veces me ha sido suficiente con una sonrisa, a veces con una broma, a veces con un abrazo, a veces con un beso, a veces con un pésame, a veces con un "todo va a estar bien" o simplemente con un "yo te escucho", pero siempre, con sus pies a punto.
El mejor regalo que me llevo sois vosotros. Me voy más que satisfecha con la experiencia vivida y el trabajo realizado, pero con el corazón partido. Por un lado lleno de amor, de cariño, de buenos recuerdos y de cosas bonitas; y por otro lado, con mucha pena porque para algunos si será la última vez que nos veamos.
"Nos volveremos a ver. No es un adiós, es un hasta pronto", concluye en el Buzón Municipal de Vitoria.