Los suicidios se están convirtiendo en un enorme problema de salud pública dado que su número está aumentando de forma alarmante. Además psicólogos y psiquiatras reclaman que el tratamiento del suicidio se haga no sólo como un problema de salud pública sino también desde sus causas sociales.
De hecho, Euskadi registró en 2022, un total de 184 personas fallecidas por suicidio, 36 más que en 2021 y las tentativas de suicidios también han crecido en mayor medida, “50 veces más”, en la franja de edad de entre 13 y 29 años.
Estos datos fueron dados a conocer ayer por Pedro Martín-Barrajón, coordinador de la Red Nacional de Psicólogos Expertos en conductas suicidas y coautor de la guía práctica para la intervención de conductas suicidas del Departamento vasco de Salud, que impartió un curso en esta materia en el Colegio de Psicólogos de Álava.
Cada vez más mujeres
Entre los datos ofrecidos, también explicó que habitualmente, de cada cuatro suicidios consumados, tres son de varones y uno de mujeres, pero en Euskadi se ha observado un incremento “del 25% al 30%” entre estas últimas. Valoró el servicio Código de Intento de Suicidio Reciente implantado por Osakidetza, que presta atención telefónica las 24 horas del día a personas que han intentado suicidarse.
Representantes del Colegio de Psicólogos de Álava alertaron además de la falta de estos profesiones en los servicios públicos de salud, con largas listas de espera, una situación que también repercute en el sector privado, donde la demanda de psicólogos ha aumentado considerablemente. Según afirmaron, en los servicios sanitarios de España el ratio de psicólogos es de seis por cada 100.000 habitantes, cuando en la media europea es de 18.
Los psicólogos, además, llaman a “no pensar sólo en fármacos y en hospitales”, porque “a veces se priva a la familia de su propia capacidad de agente preventivo”. Y subrayan que “el gasto farmacológico está muy por encima de las posibilidades que tenemos como país”.