Desde que hace un año se prohibiese la caza de la tórtola (Streptopelia turtur) tanto en Euskadi como en Nafarroa y en el resto de comunidades autónomas, los aficionados a la caza de esta especie están a la espera de que se levante la moratoria. La imposición de los cupos cero de capturas en la ruta migratoria occidental son una figura legal adoptada para el cese provisional de la caza de esas aves columbiformes.
Aunque la prohibición se materializó en junio en Catalunya y fue extendiéndose al resto del Estado español, lo cierto es que el proceso comenzó “en 2018, cuando Europa instó a España a que implantase la moratoria de la caza de la tórtola por encontrarse en un estado inseguro de conservación”, según señala el presidente de la Federación Española de Caza, José María Gallardo. Sin embargo, en el subconsciente de muchos cazadores la terminología empleada es un eufemismo “porque la finalidad de esa moratoria es que nunca se vuelva a cazar”.
“Europa establece el estado de conservación en función de sus tres rutas migratorias, la occidental, la oriental y la central, y en el caso de Italia se ve afectada por dos de esas rutas”. Sin embargo, resulta sorprendente que “en la ruta migratoria oriental, que sufre un mayor descenso de las poblaciones respecto a la nuestra que es la ruta occidental, Europa sigue permitiendo la caza con reducciones del 50%”, explica Gallardo.
Sanciones
Además, en el caso de países como Reino Unido, donde la prohibición está en vigor desde hace varias décadas, “las poblaciones han seguido decreciendo debido a la falta de gestión, a la falta de inversión de los cazadores y a la pérdida absoluta del hábitat”, afirma. Por si fuera poco, “la Unión Europea pone en el contexto global lo que ha sucedido en ese país y, debido a la intromisión de SEO BirdLife, se abre un expediente que amenaza con imponer sanciones a España o a Francia, pero que no afecta a Italia o a Portugal”.
Lo cierto es que la tórtola sigue siendo considerada como una especie cinegética y, por lo tanto, su caza podría seguir siendo legal a pesar de prohibiciones temporales. Pero para levantar el cese y recuperar la caza deben cumplirse tres condiciones establecidas por la Comisión Europea en 2021 y que fueron sugeridas por un consorcio en el que tienen cabida diferentes organismos, entre los que se incluye la Fundación Artemisan, bajo la supervisión del IREC-Instituto de Recursos Cinegéticos.
El primer requisito establecido exige un aumento de las poblaciones durante, al menos, dos años seguidos en la ruta migratoria occidental, a través de datos obtenidos con el índice del Plan Paneuropeo de Seguimiento de Aves Comunes (PECBMS). Ese indicador reconocía un aumento moderado 2 durante el lustro 2015-2020, lo que supondría en la práctica que se cumple el primero de los condicionantes para realizar un aprovechamiento cinegético con cupo.
Porcentajes sostenibles
La segunda condición es la de tener una tasa de crecimiento estimada igual o superior a 1, en función de un modelo establecido por los científicos integrados en el consorcio, que considera que “se puede permitir la caza de una pequeña cantidad de tórtolas, de en torno al 4 o 5% de su población, si el índice de crecimiento estimado es igual o superior a uno. Y esos porcentajes serían sostenibles para todas las rutas migratorias”, apunta Gallardo.
Por último, la Comisión Europea exige implantar un sistema de control de capturas creíble a través de elementos regulatorios y de control del número de capturas en el momento en el que se reabra la caza de la tórtola. Los datos sobre la gestión deben ser fiables, y estar basados en controles precisos, que cuantifiquen el número de animales cazados.
En este sentido, deben establecerse sistemas que garanticen el cumplimiento de los cupos, cuestión que puede realizarse a través del precinto digital, un elemento que permite a cualquier cazador notificar la caza de un ejemplar de inmediato, mediante una aplicación que genera un código QR equivalente al precinto digital.
Gallardo considera que “realizar el seguimiento de poblaciones a nivel nacional tomando como base el programa Sacre de SEO-BirdLife, organismo que cuenta las tórtolas en Madrid, Barcelona o País Vasco, pero no las de otros lugares en los que existen grandes poblaciones, deja mucho que desear. Además, sus datos no me proporcionan la suficiente confianza como para que reconozcan un crecimiento durante dos años seguidos. Hay que comprobar la productividad de la especie, que debe ser superior a uno, y eso es muy difícil de calcular”.
Respecto al futuro de la caza de la tórtola, Gallardo muestra una mezcla de optimismo y desconfianza. Sin embargo, apunta que “en Extremadura se implementó el año pasado un programa de caza adaptativa, que toma su base de un programa europeo encaminado a garantizar su sostenibilidad. A pesar de que el cupo cero va a tener continuidad, desarrollamos en paralelo un plan de recuperación para la mejora de hábitat, control de las poblaciones o elaboración de censos, en el que estamos inmersos desde 2019”.
Para el próximo año “el Ministerio se ha comprometido a recuperar las capturas, si existen esos dos años de crecimiento positivo”, aunque el presidente de la Federación Extremeña de Caza confía en que “se establezcan unos cupos en la ruta migratoria occidental y que se distribuyan por comunidades para poder realizar la caza de forma generalizada”.