Poco a poco Bilbao recupera su esencia de ciudad abierta. Las grandes citas vuelven a incrustarse en los calendarios y, de paso, reintegran al botxo en esa selecta comunidad de metrópolis sofisticadas, escogidas para la celebración de congresos, presentaciones y grandes eventos culturales o deportivos; que también los hay.
Por ejemplo, el primer fin de semana de mayo el Bilbao Arena, en Miribilla, será la sede de la Champions del baloncesto. Y no será la única cita para esos mismos días. A pocos kilómetros, en los pabellones del BEC, la siempre bulliciosa feria Expovacaciones confía en rebasar las cifras de asistencia de la última: más de 27.000 visitantes entre el 6 y el 8 de mayo.
Dos convocatorias mayúsculas, de esas que ponen a prueba los servicios de metro, la capacidad de los aparcamientos, la atención en bares y cafeterías y, por supuesto, los alojamientos en los hoteles de la capital y de municipios cercanos. Porque cuando el botxo respira, el aire llega más allá de sus líndes.
Podrían ser los brotes verdes –que se hicieron famosos hace años– del sector hotelero del Territorio, muy perjudicado por la pandemia y las restricciones. Lo anhela y lo verbaliza Alvaro Díaz-Munio, director del Ilunion Bilbao.
"Hoy por hoy nos agarramos a esas noticias, pero la realidad es que en este momento actual no podemos ser optimistas", sentencia en declaraciones a DEIA.
Y es que la recuperación está tardando en aprovisionar de clientela a los establecimientos. A mes cerrado, enero tuvo una ocupación media cercana al 35%, muy alejada de los porcentajes previos al estallido de la pandemia. Y febrero, teme Díaz-Munio, tampoco será bueno. En buena parte porque las escapadas de fin de semana y el turismo del citybreaker no son suficientes.
Hacen falta eventos que muevan a más personas para empezar a reflotar un sector dañado seriamente por las limitaciones derivadas en estos dos años por la pandemia. Y el calendario está huérfano. Desmontar el andamiaje de restricciones y miedos provocados por la pandemia llevará tiempo, pero la mirada ya está puesta en la primavera.
Y ese primer fin de semana de mayo podría ser un buen punto de partida. De momento no hay un aluvión de reservas, pero ambas citas son muy esperadas. Los profesionales del sector turístico irán desembarcando y los amantes del baloncesto harán lo propio. La demanda, en definitiva, irá en aumento paulatinamente. Eso esperan al menos en el sector. De hecho, la mayoría de hoteles de Bilbao y periferia ya ha subido los precios para ese fin de semana del 6 al 8 de mayo. "Creemos que mejorará la demanda", resumía Díaz-Munio.