Decir que la Behobia-San Sebastián cambió la vida de Anna Bastús y Víctor Señor no sería nada exagerado. Hace una década ni se conocían, pese a residir ambos en Barcelona e incluso pertenecer al mismo club de triatlón. Ahora están casados, tienen dos niños y hasta un perro, un bulldog francés que se llama precisamente Behobia. Señal de la importancia que tiene para ambos esta prueba.
“Vinimos varios del club a la Behobia”, empieza contando Anna, activado el manos libres en el teléfono. A su lado está Víctor. “Cada uno hizo su carrera y el domingo a la noche quedamos todos los del club para cenar”. Fue ahí donde se conocieron: “Estaríamos 30 personas o así cenando. Lo increíble es que no nos acordamos del restaurante. Está en la Parte Vieja. Hace seis años volvimos a Donostia y lo estuvimos buscando, pero no fuimos capaces de encontrarlo”.
La perra Behobia
En la cena charlaron y la celebración continuó hasta “las cinco de la mañana o así”. “Nos fuimos a tomar unas copas, la gente fue cayendo y quedamos nosotros”, bromean. No tardaron mucho en comenzar su relación: “No lo alargamos mucho. A la semana siguiente coincidimos en otra carrera”. Unos meses después ya vivían juntos y en 2013 compraron un bulldog francés: “Lo llamamos Behobia”.
En su siguiente visita a Donostia, Anna ya estaba embarazada de Gael, que ahora tiene cinco años, y en 2017 se casaron en Barcelona… justo el día que se disputaba la Behobia-San Sebastián, un 11 de noviembre. “Hay gente que no vino a la boda porque prefirió ir a la carrera”, comentan ambos, de nuevo entre risas.
Para celebrar el décimo aniversario de aquella Behobia tan especial, Anna y Víctor vuelven este año a disputar la carrera, dejando en Barcelona a Behobia, a Gael y a Aniol, su otro hijo, de un año. “Vamos con otras parejas, alguno se estrena en la distancia. Fuimos comentando con los amigos y cuando salieron las inscripciones en abril nos apuntamos”.
Al menos, "una vez en la vida"
“Nos habían hablado muy bien de la Behobia”, comentan. Y la realidad cumplió las expectativas: “La primera vez que vinimos, la disfrutamos mucho. De Barcelona va mucha gente como plan de fin de semana. Seguro que el viernes, cuando paremos en los peajes o en algún área de servicio, nos encontramos autocares o coches que van también a la carrera”.
Recomiendan a todo corredor y corredora disputar “como mínimo una vez en la vida” la Behobia-San Sebastián por “la organización y el ambiente”: “Nunca vas solo, siempre hay alguien animándote. No vas a hacer marca, sino a disfrutar”. En su caso, a eso le añadieron el hecho de conocerse: “La Behobia nos cambió la vida”.