María Jesús San José, consejera de Justicia y Derechos Humanos del Gobierno vasco y Ramiro González, diputado general de Araba, han entregado a la familia, esta mañana en Vitoria-Gasteiz, los restos mortales de Manuel Azcona, en un acto organizado por Gogora y la Diputación Foral alavesa.
Azcona era diputado de la Gestora Provincial de Araba, fue detenido a las pocas horas de la sublevación militar y ejecutado extrajudicialmente en septiembre de 1936. Se trata de una víctima de desaparición forzosa.
La consejera María Jesús San José, en su intervención, ha reivindicado “los valores del republicanismo”. “Hoy que la sombra del odio, la exclusión, la xenofobia vuelve a recorrer nuestro continente, ahora que la guerra vuelve a las puertas de Europa, hoy más que nunca, quisiera reivindicar los valores del republicanismo cívico que defendió con su vida Manuel Azcona”.
“Reivindico la ciudadanía como elemento fundamental”, ha proseguido, “una ciudadanía en la que no importe el credo, la lengua en la que cada cual se exprese, que no importe las ideas que cada persona defienda, la raza, el sexo o el género al que pertenezcan. Una sociedad en la que nada de eso importe para ser ciudadano y ciudadana. Una sociedad basada exclusivamente en el respeto a las normas básicas que nos hemos impuesto para la convivencia”, ha reivindicado la consejera. A continuación, ha defendido que estos valores son "los que constituyen a una Euskadi en democracia"
Primer acto ligado a la memoria
La consejera María Jesús San José, en su primera intervención en un acto del área de memoria histórica, se ha referido a su especial significado “hoy es un día muy especial para mí. Este acto representa la máxima expresión de lo que pretende ser mi departamento, la unión entre la justicia y la memoria”.
San José ha afirmado “hoy damos un paso más en la construcción de nuestra memoria histórica”. Y ha instado a “recordar con orgullo” a Manuel Azcona y todas las personas comprometidas como él que “soñaron con una sociedad más justa, más igualitaria y diversa”. “Qué su recuerdo cabalgue de generación en generación como testigo de nuestro firme compromiso con la democracia y la libertad”.
El acto de esta mañana en memoria de Manuel Azcona ha sido, también, en recuerdo a todas las personas represaliadas por sus ideas y, en especial, a los miembros de la Comisión Gestora Provincial de Araba que fueron “injustamente detenidos, torturados, encarcelados y fusilados”. Eran militantes del Partido Socialista Obrero Español, Izquierda Republicana, Unión Republicana, Acción Nacionalista Vasca, Partido Comunista y la Unión General de Trabajadores, unidos en el Frente Popular.
“Hoy nos volvemos a sentir profundamente orgullosos de ellos, de su dignidad, de su compromiso, hoy vuelven a sonar sus nombres ante las puertas del Palacio de la Provincia” ha recordado. La consejera de Justicia y Derechos Humanos ha estado acompañada por Alberto Alonso, director del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos−Gogora.
Desarrollo del acto
El acto ha comenzado con la proyección de un vídeo elaborado por Gogora donde se resume el proceso de recuperación e identificación de este caso. Posteriormente, en el turno de intervenciones, Ramiro González, diputado general de Araba , ha precedido a la consejera y después, juntos, han entregado a la familia los restos de Manuel Azcona.
Los ha recogido su nieta, María Jesús Fuertes, acompañada por sus hijos. La familia también ha recibido un informe que recoge las labores de exhumación e identificación del caso y una réplica en miniatura de la escultura ‘Duintasuna’ de Iñigo Arregi, que preside los Columbarios de Elgoibar y Orduña.
Iratxe Estrada, encargada de conducir el acto, ha llamado en este momento a las familias de otras dos personas asesinadas junto a Manuel, Casto Guzmán y Teodoro Olarte, y a todas ellas, se les ha bailado el ‘aurresku de honor’. Seguidamente, María Jesús Fuertes Azcona ha tomado la palabra en nombre de esta familia que durante todos estos años no ha cesado en el empeño de buscar y recuperar a Manuel. El acto ha finalizado con una ofrenda floral y el ‘Agur Jaunak’.
Amplia representación
El acto ha contado una amplia representación institucional y social. Por parte del Gobierno vasco ha asistido también la vicelehendakari primera y consejera de Cultura, Ibone Bengoetxea. Por parte de la Diputación alavesa ha asistido la corporación al completo. Ha asistido también la presidenta de las Juntas Generales de Araba, Irma Basterra, y junteros y junteras de EAJ-PNV, EHBildu, y Elkarrekin Podemos.
Además, han estado también Begoña González, concejala de Memoria Democrática del Ayuntamiento de Miranda de Ebro; Josemi Gastón, director del Instituto Navarro de la Memoria, Ion Gambra, miembro del consejo de dirección de Gogora.
Asimismo, han estado presentes en el acto, representantes y miembros de entidades que trabajan en el área de la memoria histórica y han tenido especial relevancia en el caso: Jimmy Jiménez, arqueólogo responsable de la excavación de Bayas, Sociedad de Ciencias Aranzadi, Laboratorio genético Biomics de la UPV-EHU, Asociación de Familiares de Fusilados de Nafarroa, y Mesa de la Memoria de Ortuella
Manuel Azcona
Las circunstancias del asesinato de Manuel Azcona son un ejemplo de la brutalidad de la represión que el bando sublevado desplegó en Araba al hacerse con el territorio.
Entre 1936 y 1945, 376 personas fueron ejecutadas, de ellas, 299 lo fueron de forma extrajudicial. Esta cifra hace referencia tanto a las personas ejecutadas en el territorio, como a los alaveses que fueron ejecutados fuera de él. La acción represiva contra cargos electos fue cruenta.
Entre marzo y julio de 1936, la Comisión Gestora Provincial de Araba, designada por el Frente Popular, estuvo formada por 15 miembros de los partidos que integraban la coalición de izquierdas, todos ellos fueron destituidos y detenidos con el golpe de estado. Entre septiembre y octubre de 1936, siete de ellos fueron excarcelados en la capital alavesa y ejecutados extrajudicialmente. En la documentación histórica referente a cinco ellos, consta por escrito que iban a ser ‘trasladados a Pamplona’.
Era el 17 de septiembre de 1936, pero Modesto Manuel Azcona Goicoechea, Casto Guzmán Castro, Teodoro Olarte Aizpuru, Ricardo Ibáñez Hidalgo y Benedicto Luna López no llegaron a su destino. Ese mismo día, junto a una carretera en la localidad de Bayas, Miranda de Ebro, aparecieron cinco cadáveres y el alcalde ordenó inhumarles en el cementerio.
Víctimas de desaparición forzosa
Así, fueron enterrados en una misma fosa del cementerio de Bayas: Manuel Azcona Goicoechea y Casto Guzmán Castro, diputados de la Comisión Gestora Provincial, Teodoro Olarte Aizpuru, presidente de la Comisión Gestora Provincial, Ricardo Ibáñez Hidalgo, militar, y Benedicto Luna López, trabajador de la banca.
Al tiempo, una vez finalizada la guerra, la familia Olarte, presidente de la Gestora Provincial, exhumó sus restos y los inhumó en el cementerio de Santa Isabel, en Vitoria-Gasteiz.
El resto de las familias desconocían qué había sido de ellos. En 1967, en el uso del espacio del cementerio, la fosa original de 1936 se rompió y los restos fueron inhumados en otra fosa del propio cementerio de Bayas.
Exhumación
En 2019, con el impulso del Ayuntamiento de Miranda de Ebro, la Sociedad de Ciencias Aranzadi exhumó estos restos mortales, y, si bien, se cotejaron las muestras de ADN con las aportadas por la familia Azcona, en ese momento no dieron un resultado positivo.
Recientemente, Gogora, a través del laboratorio genético Biomics, solicitó otra muestra de ADN a la familia y, finalmente, con la tercera muestra cotejada, se han podido identificar los restos de Manuel Azcona Garaicoechea.
Gogora sigue trabajando para lograr identificar genéticamente a los restantes y entregárselos a su familia. Si bien, en este momento, no tiene contacto con los descendientes de Ricardo Ibáñez Hidalgo y Benedicto Luna López.
Modesto Manuel Azcona Garaicoechea nació el 2 de febrero de 1891 en Villafranca, Nafarroa, estaba casado con Felisa Errigible, que era maestra en Amurrio, y tenían dos hijos. Manuel fue elegido diputado por Amurrio y tras la sublevación militar fue detenido y llevado a la Prisión Provincial de Vitoria- Gasteiz. Por su parte, Felisa perdió su trabajo y tuvo que exiliarse en Inglaterra con sus dos hijos.