La contaminación no solo enferma, también mata. Es el detonante de problemas cardiacos como infartos, trastornos cerebrovasculares como ictus, enfermedades respiratorias de todo tipo e incluso cáncer. Una lista que, tal y como han constado expertos vascos reunidos por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, (ACMB), no deja de crecer. Porque la contaminación es responsable de 10.000 muertes al año en el Estado Español. “Provoca más muertes que los accidentes de tráfico. En Europa se habla de 524.000 muertes prematuras al año”, aclara Isabel Urrutia, neumóloga y presidenta de la Sección de Neumología de la ACMB. “Son cifras estimadas porque se trata de muertes atribuibles. Siempre hay muchas variables”, asegura Urrutia.
“Es una mortalidad atribuible, no directa, pero esto es así”, sentencia Adrián Aguinagalde, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y jefe de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica de Gipuzkoa. “Toda la literatura científica describe que la contaminación causa gran número de fallecimientos”, concluye rotundo Aguinagalde.
De acuerdo con la OMS, la contaminación del aire causa el 24% de todas las muertes de adultos por cardiopatías, el 25% de las muertes por accidentes cerebrovasculares, el 43% de los fallecimientos por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el 29% de las defunciones por cáncer de pulmón. De hecho, el aumento de la exposición a la contaminación se asocia a una mayor incidencia del cáncer de pulmón y una de las principales causas son precisamente las partículas finas que se encuentran en el aire y que pueden penetrar profundamente en el pulmón.
Los especialistas reunidos en la capital vizcaina corroboran los estragos de la polución y su impacto en la reducción de la esperanza de vida. Coinciden, no obstante, en que los más vulnerables son los menores y los mayores. “Las edades más susceptibles se concentran en edades extremas, o los niños, o la gente de avanzada edad”, apunta Aguinagalde.
Con las consecuencias de la pandemia de coronavirus aún presentes, Aguinagalde recuerda que la contaminación incrementa la gravedad de la enfermedad. “Cuanto más expuesto a la contaminación más riesgo de enfermedad grave. Sin embargo, hay cierta incertidumbre sobre la transmisibilidad. Hay trabajos a favor, y en contra. Lo que sí sabemos es que la mala calidad del aire interior sí favorece la transmisión, pero eso no es lo mismo que la contaminación atmosférica “, indica este médico de la Sección de Salud Pública de la ACMB. Los especialistas constatan asimismo que el cambio climático propicia que los efectos de la contaminación sean cada vez más intensos y peores ya que la emergencia climática es una de las mayores amenazas para la salud de la humanidad.