El triunfo del Alavés ante el Villarreal, en una de esas muchas sorpresas que acostumbran a darse en los tramos finales de las temporadas, cuando las urgencias por salvar la categoría mandan sobre cualquier objetivo europeo e igualan las notables diferencias entre unos y otros equipos, fue el perfecto acicate para el Athletic, que volvió a esa versión arrolladora de los arranques de partido que tanto echaban en falta los fieles a San Mamés. Hay un Athletic cuando inicia con esa mentalidad y otro, muy distinto, mucho más gris, cuando el que sale enchufado es el rival. Anoche le tocó a él saltar al campo con buen pie. Acertó Marcelino García Toral a la hora de motivar a su equipo, que en ocasiones no ha tenido reparos para asumir su parte de culpa en la activación, y todo salió rodado.
Dijo el martes Dani García que se les presentaba una buena oportunidad de demostrar que efectivamente la plantilla no está pensando en las vacaciones y sí en apurar al máximo las opciones de alcanzar posiciones Europa vía liga. Y vaya que sí lo hizo el equipo. Ahora, tras completar su mejor partido en semanas, nada más y nada menos que contra al Atlético de Madrid, en una versión bastante alejada de su mejor nivel, dicho sea de paso, el Athletic vuelve a meterse de lleno en la pelea por Europa. Por lo pronto, el Villarreal le siente ya en su cogote, a solo un punto. Y la Real Sociedad, que juega esta tarde contra el Rayo Vallecano, asoma a cuatro puntos.
Nunca es tarde... si la dicha es buena. Y aunque solo quedan cuatro encuentros por disputarse, o lo que es lo mismo, doce puntos por repartirse (15 en el caso de la Real), el conjunto rojiblanco quiere llegar a tiempo para engancharse a esa batalla por los puestos europeos. Lo que tras la derrota frente al Celta parecía una misión imposible, ahora es un objetivo real.
La superioridad del Athletic sobre el verde, salvo en el tramo final de la primera parte, fue un reflejo de lo sucedido en los banquillos. Allí, Marcelino le ganó la partida a Diego Pablo Simeone, un hecho que en los últimos tiempos no resulta nada sorprendente. El Athletic le incomodó muchísimo al Atlético de Madrid en la salida del balón y encontró muchas facilidades a la espalda de la defensa, donde los hermanos Williams, con mención especial al mayor de los dos, fueron un auténtico dolor para los zagueros rivales. En lo que parece un idilio de Marcelino con el conjunto colchonero desde su llegada a Bilbao, cuatro enfrentamientos que se han saldado con tres triunfos del Athletic y un empate, el técnico asturiano reconoció tras el choque que la de ayer fue su cuarta noche mágica en San Mamés. ¿La última?
Después de reconocer el viernes en rueda de prensa que tanto él como su cuerpo técnico no son la primera opción de Ricardo Barkala, el único de los socios que se ha postulado abiertamente como futurible al sillón de Ibaigane y que reconoció días atrás haber hablado con distintos técnicos, Marcelino recuperó ayer buena parte del crédito que parecía haber perdido en las últimas semanas. El fútbol tiene estas cosas, vive de la inmediatez, del cortoplacismo y de los resultados. Quizá sea injusto, pero es lo que hay. Hasta se permitió el lujo de cambiar de sistema en el tramo final y poner a tres centrales. Un hecho inédito.
En una cita en la que varios futbolistas ofrecieron su mejor versión, o al menos una de las mejores de la temporada, a saber: Yeray, Vesga, Iñaki Williams o Raúl García, en una cita que siempre es especial para él por su pasado colchonero, el Athletic demostró no estar de vacaciones. Estas les llegarán el 23 de mayo, una vez concluya la temporada. Por lo pronto, mantienen intactas sus aspiraciones europeas, de cuyos puestos les separa un único punto. que no es poco a estas alturas. Nunca es tarde...
La Cifra
550
Son los partidos de liga que suma Raúl García en toda su carrera, una cifra con la que empata en el tercer puesto del ránking histórico con Raúl González. Por delante en esta particular clasificación solo se encuentran Joaquín (590), que seguirá un curso más en activo, y Andoni Zubizarreta (622).