Estar a solo 90 minutos de poder jugar una nueva final de Copa ocasiona asumir este tipo de peajes. Se quiera o no, se esconda como se esconda, es muy complicado quitar de la mente algo tan importante que toca afrontar en tres días. Y si con anterioridad el calendario te manda al Camp Nou... Como dijo Joaquín Caparrós, la visita al dentista, aunque tal como está este Barça daba menos tembleque que en los tiempos de Messi. No ha sido así y el resultado lo dice todo. El Athletic, o Marcelino, ha dimitido del partido y se lo ha puesto al Barça en bandeja y especialmente a Dembélé, pitado al entrar en el verde y venerado cuando ha marcado el segundo gol de su equipo y ha asistido en el tercero y en el cuarto. El plan B de Marcelino se ha quedado, por tanto, en una propuesta en falso, porque el conjunto rojiblanco ha sido poco creíble, pese a que se ha sostenido durante más de una hora, y el desgaste mental del partido y de la Copa ha terminado por devorar a un Athletic que encaja la derrota más abultada en liga en la etapa del técnico asturiano, que incluso ha mostrado sin reparo alguno sus intenciones de cara a la cita del miércoles con su gestión de las sustituciones.
Se conocía que la visita del Athletic al Camp Nou estaba mediatizada por la gran cita del miércoles en Mestalla, en la que está en juego la consecución del billete a una tercera final de Copa de manera consecutiva, y con solo 72 horas de margen entre los dos compromisos Marcelino no se iba a disparar un tiro al pie. Es decir, tenía que tomar los mínimos riesgos posibles, por lo que las rotaciones eran de manual, por mucho que enfrente estuviera el Barça de Xavi, que atraviesa por el mejor momento desde la llegada del de Terrasa al banquillo, aunque también es cierto que ya cayó en San Mamés en la noche mágica de Copa. Marcelino introdujo siete novedades, una obligada por la sanción de Alex Berenguer, respecto al once que compareció de salida en el extraordinario derbi ante la Real Sociedad, lo que generaba el debido punto de incertidumbre y a la vez de temor por una hipotética debilidad competitiva. Sin Iñigo Martínez, el gran referente defensivo, Iker Muniain, Dani García o Iñaki Williams, entre otros, la versión rojiblanca inicial poco tenía que ver con la que asomará el miércoles en Valencia, si bien tampoco debía servir de excusa. Hay antecedentes similares y cercanos que ya funcionaron. Lo cierto es que en el Camp Nou salió cruz. El Barça, sin más, no es el Rayo o el Espanyol. De ahí, la temeridad de reducir su propio potencial.
El guion del primer acto no sorprendió a nadie. El Barça se hizo con la posesión, que no es nada nuevo y sí es fiel a su entrenador, y el Athletic fue a lo suyo. Marcelino en puro estado. El asturiano no duda. Va con su idea hasta el fin del mundo, presión a bloque medio y cierre de espacios interiores, que, eso sí, entraña un esfuerzo añadido a sus pupilos en el matiz físico, sobre todo cuando lo emplean ante futbolistas del talento de los Pedri, Busquets o Gavi. El cuadro azulgrana insistió, además, por banda derecha, donde buscó el músculo de Adama, un jugador con aspecto de jugador de fútbol americano y que obligó a Balenziaga a doblegar su denuedo, con el socorro de Nico Serrano, que debía exigirse ante Dani Alves, que le dobla en edad. El Athletic salió del apuro y Unai Simón solo se vio intimidado en un golpeo de Ferran y anteriormente en un remate de cabeza que sacó Zarraga, de nuevo resignado a ejercer en el costado derecho, donde tiene menos impacto. El Athletic, al que le duraba el balón lo mismo que a un niño un caramelo en la puerta del colegio, buscó a Villalibre, que no era titular en liga desde septiembre, afanado en su pelea con Piqué y Araujo, ante los que sacó un par de buenos detalles en el juego de espalda. Zarraga fue el primero en pisar el área, pero su flojo disparo ni hizo cosquillas a Ter Stegen y poco después Vesga lo intentó con un golpeo que se le fue alto. El plan de Marcelino resultaba, hasta que el Barça acertó en una acción a balón parado, lo que se entiende no es su fuerte, cuando Aubameyang, en plena inspiración, retrató a un Lekue que defendió fatal.
El tanto del delantero gabonés fue el principio del fin del Athletic. Con el partido cuesta arriba, el ejercicio de impotencia se acentuó más con el paso de los minutos, pese a que en el arranque del segundo acto hubo un mínimo arrebato de inquietar a Ter Stegen en un par de conexiones entre Villalibre y Sancet, que aportó alguna muesca de su calidad. La suerte estaba echada. Marcelino movió lo que tenía pensado de antemano al margen de lo que pudiera suceder en el césped. Como dar 45 minutos a Yeray y otros tantos a Iñigo Martínez, la pareja de centrales que se espera en Mestalla. El mismo reparto para Raúl García y Sancet, junto al cambio del récord de Iñaki Williams y la reaparición de su hermano pequeño, la mejor noticia de la nefasta noche en el coliseo azulgrana, encantado de la vida con la flojera del Athletic y la irrupción del villano Dembélé, que se convirtió en héroe de los suyos. El Athletic se llevó un duro castigo, quizá mayor del que se merecía, y que desvela que la opción de llegar a Europa vía liga se complica. Mestalla espera.
FICHA TÉCNICA
BARCELONA: Ter Stegen; Dani Alves, Piqué, Araujo, Dest; Pedri, Busquets (Min. 86, Nico), Gavi (Min. 67, Frenkie De Jong); Adama (Min. 81, Memphis), Aubameyang (Min. 86, Luuk de Jong) y Ferran (Min. 67, Dembélé).
ATHLETIC: Unai Simón; Lekue, Vivian, Yeray (Min. 46, Iñigo Martínez), Balenziaga; Zarraga (Min. 67, Nico Williams), Vencedor, Vesga (Min. 67, Dani García), Serrano; Raúl García (Min. 46, Sancet) y Villalibre (Min. 77, Iñaki Williams).
Goles: 1-0: Min. 37; Aubameyang. 2-0: Min. 73; Dembélé. 3-0: Min. 90; Luuk de Jong. 4-0: Min. 93, Memphis.
Árbitro: Cuadra Fernández (Comité Balear). Amonestó a Busquets (Min. 48) y Piqué (Min. 70), por el Barcelona; y a Balenziaga (Min. 54), por el Athletic
Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo sexta jornada de LaLiga Santander disputado en el Camp Nou ante 69.770 espectadores, según datos oficiales.