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El editorial
Pedro Sánchez se muestra convencido de que va a agotar la legislatura y de que lo va a hacer con el Gobierno de coalición con Unidas Podemos, pero no debe desatender a todos esos muchos partidos que también le sostienen en el Congreso.
La corbata de Sánchez
Pedro Sánchez se ha mostrado convencido de que va a agotar la legislatura y de que lo va a hacer con el Gobierno de coalición con Unidas Podemos, pero no debe desatender a todos esos muchos partidos que también le sostienen en el Congreso. Y él sabe que, a poco que lo haga bien, puede contar con ellos lo que queda de legislatura, pero parece que ese convencimiento en algunas ocasiones se le vuelven en contra y le hace relajarse.
Ahora Sánchez tiene puestos sus cinco sentidos en acentuar el perfil izquierdista de su Gobierno. Fue especialmente duro con los banqueros y energéticas, díscolos e insumisos ante los nuevos impuestos que se les avecina. "Si protestan la señora Botín y el señor Galán es que vamos en la buena dirección", dijo. Y lo dijo descorbatado, en un gesto más estético que práctico, de llamada de atención para concienciar sobre el ahorro energético ante el incierto otoño invierno que se nos avecina. Pero, con o sin corbata, Sánchez aseguró que agotará la legislatura. Y, visto lo visto, es muy posible que lo consiga.
Llevamos matando a este Gobierno desde el primer día en que se formó, y ahí siguen sacando adelante todo tipo de leyes y encontrando apoyos in extremis de unos o de otros. Quien diga que ya sabía que esto iba a ser así, miente como un bellaco. Reconozcamos que este Gobierno ha pulverizado todas las conjeturas y ha dejado con el culete al aire a tertulianos y tertulianas, periodistas y periodistas y analistas y analistas. En su día cayeron los Rivera e Iglesias Casado. Ahora en Downing Street cae Johnson, en Roma Draghi, y ahí sigue Sánchez. Al menos habrá que reconocerle algo de inteligencia política, que también se le cuestionaba cuando andaba por los pasillos de Moncloa Iván Redondo. Pero volviendo al inicio, a sus socios parlamentarios no los tiene demasiado contentos. En el nuevo curso de septiembre, más le vale repartir bien las cartas y los ases, no vaya ser que la corbata, si se la vuelve a poner, le apriete demasiado.