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Bizkaia

La cruz de Bacigalupe

Montañeros de Eibar depositan flores en la cruz.
Montañeros de Eibar depositan flores en la cruz.

Manuel Galo Bacigalupe Cid fue uno de los pioneros alpinistas vascos. Padre de una saga de intelectuales y periodistas. Destacado fotógrafo, nació en 1895 y falleció en extrañas circunstancias en Gorbeia, un 30 o 31 de julio de 1927. Sucedió en el collado entre Arraba y Egiriñao, donde se erigió una cruz como testimonio de su caída.

Sportman balompedista del Athletic Club, su esposa se llamaba María Jesús Aguirre. Los seis hijos que tuvieron respondían a los nombres de pila de Manuel, Alberto, Fernando, Carlos, Rafael y Enrique.

En el periódico mensual y gratuito Bilbao que edita su Ayuntamiento, en julio de hace 20 años (2002) publiqué una tira de una columna que titulé: La cruz de Bacigalupe. Retomando algunos datos, permitidme contaros esta historia.

La cruz que nos ocupa dibuja el paisaje del cortado abismal que cae hacia Arratia un poco antes de llegar al hayedo de Igiriñao, a la izquierda. Es un cordal afilado que arranca en Aldamin (1.373 metros) y que llega hasta el paso de Aldape. La cruz, de cemento armado, está en la cota 1.090 metros y la cumbre más cercana es Apuntzetagañe (1.181 metros), según reza la web Mendikat.

Este ilustre bilbaino falleció allí tras despeñarse la noche de San Ignacio de Loiola de hace 95 años. Poco antes había llegado al lugar el modismo del santo guipuzcoano.

Este mendizale fue destacado socio del Athletic Club, seguía al equipo bilbaino en desplazamientos para importantes partidos, e incluso llegó a arbitrar en categoría regional. En aquella época es cuando se funda la Federación Vasco Navarra de Alpinismo (Elgeta, 1924) y el auge promocional del montañismo se multiplica en la sociedad bilbaina y vasca.

A Manuel Galo Bacigalupe la causa que le cautivó para ir a la naturaleza, y explorar en ella valles y cumbres, viene porque uno de sus aitites, presente en las guerras de Cuba y Filipinas, murió de cáncer. Me costó mucho entender la vinculación entre la causa y el efecto; el por qué un fallecimiento tan cruel había sido capaz de despertar una afición tan hermosa.

Conversando con Alberto Bacigalupe, al que me unía una bonita amistad, recibí la confesión por su parte. La respuesta era difícil de contar y complicada para ser asimilada por mi parte. Alberto Bacigalupe también habría de morir luego de una larga enfermedad, en 2006, con tan solo 59 años.

Referente en TVE, fue hijo, sobrino, tío y hermano de periodistas. Carlos era uno de ellos, al que le unía ese lazo tan estrecho que ata a los hermanos mellizos. Carlos, que mantenía vivo el fuego de la antorcha del teatro, la radio, y la ciudad de sus amores, Bilbao, fallecía un 7 de agosto de 2017, a los 71 años, víctima de una dura enfermedad, como si la hubiese heredado de Alberto, su querido hermano mellizo, en lo bueno y en lo malo se dice, vida cruel, destino ciego que medra como si en el castigo encontrara regocijo. Regresando a la figura de Alberto, hay que destacar su voz en la radio y su pluma en la prensa. Solíamos quedar alguna vez para intercambiar ideas. Cierto día me atreví a preguntarle al respecto del accidente mortal de su aitite...

Manuel, al saber del componente genético de la enfermedad de su abuelo, se tiró al monte. Dedicó mucho tiempo a ascender montañas, siendo el macizo de Gorbeia su campamento base favorito. No en vano es partícipe del origen agrupado del alpinismo vasco que allí se fraguó.

UNA NOCHE DE LLUVIA Y NIEBLA

Aquel 30 de julio de 1927 cogió en Bilbao el tranvía de Arratia bajándose en la estación de Areatza. Acudía a la romería de san Ignacio que se celebraba al día siguiente.

Llegó de noche a la hospedería de montaña de Eleuterio Goikoetxea en Igiriñao, estando completo el aforo del refugio. A Manuel parece que se le ocurrió otro lugar para pernoctar. Acompañado por su amigo y compañero de trabajo Álvaro Cristóbal, agarrado de un farol, se precipitó al vacío. Su acompañante se quedó en el lugar del accidente hasta el amanecer. Fueron los pastores quienes dieron la voz de alarma.

Años después del accidente mortal, la sección de montaña del club de fútbol bilbaino, de la cual era miembro, le erigió una cruz que reza: El Athletic Club de Bilbao a la memoria de Manuel Bacigalupe - Hasta aquí ascendió mi alma y mi cuerpo de aquí hasta Dios.

La cruz de Bacigalupe se instaló y bendijo en un solemne acto el 24 de octubre de 1927, habiendo pasado 86 días desde que falleció despeñado, siendo presidente del Athletic Manuel de la Sota.

Al lado hay otra que corresponde al pastor Gregorio Beobide, fallecido en idénticas circunstancias en 1976. La de Manuel apunta a Lambreabe y la de Beobide mira a Lekanda.

2022-09-05T08:57:02+02:00
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