La danza recupera las calles

La danza recupera las calles un año más de la mano del festival Danzad, Danzad Malditos, que llega con su séptima edición para llenar de baile las calles y algunos de los emplazamientos históricos de Iruña. Así, el Caballo Blanco, la Plaza San José o el frontón Jito Alai se convertirán en los protagonistas del ciclo, que desde sus inicios pretende acercar el arte y la cultura a la ciudadanía a través de la danza callejera.

El ciclo, que tendrá lugar durante los primeros tres sábados de agosto, comienza el día 6 a partir de las 20.00 horas con los tres primeros espectáculos incluidos dentro de la programación del Festival de las Murallas.

Además, este año recupera su esencia itinerante tras los dos años de pandemia, en los que la situación sanitaria obligó al festival a limitarse a una única localización y restringir los aforos del público. De esta forma, Danzad, Danzad Malditos volverá a presentar propuestas artísticas en las diferentes localizaciones programadas, a través de un recorrido por la ronda Barbazana en el que combinarán la danza y el parkour, disciplina que acompañará al público durante las transiciones a los espacios y que es el “corazón” del ciclo.

“Es un festival de danza en la calle en el que llevamos la danza en crudo a los espacios, que son especiales y tienen su historia y su patrimonio”, contaba Carmen Larraz, bailarina y coreógrafa además de coordinadora del ciclo, que acoge cada año a diferentes compañías locales, nacionales e internacionales.

Además, tendrán lugar también las creaciones site specific de la mano de la coreógrafa brasileña Mari Paula Ferreira, que “va a realizar una residencia artística durante el festival, y lo que se cree ahí se programará a modo de pequeñas intervenciones”, previstas para el día 13.

“Estamos en la séptima edición, hay cosas que ya vamos conociendo y por supuesto hay otras nuevas que aparecen y van perfilando la singularidad del festival”, apuntó Larraz, y añadió que este año están “especialmente ilusionadas y nerviosas”, ya que tras dos años recuperan por fin la idea inicial del festival: “Su itinerancia, invitar al espectador a moverse y desplazarse, una característica que nos gusta mucho”.

Traer el arte a la calle

“Este tipo de ciclos suponen, para la danza, lo que en principio fue el motor que me movió para diseñar el festival: traer el arte a la calle, hacer que la expresión artística sea parte de la vida de la ciudad, que sea accesible a todo el mundo en todos los niveles”, afirmó Larraz. Y ese es precisamente el principal impulsor del ciclo: “Hacer a la ciudadanía más partícipe de la creación y la expresión artística”.

En ese aspecto, hasta ahora la respuesta de la gente ha sido “muy cercana y humana”, contaba Larraz, “y esa es la motivación que tenemos para seguir adelante cada año”, para seguir ofreciendo a Iruña “un espacio donde se comparte a través del arte y donde se generan unas experiencias y unas veladas muy bellas”.

Y es que el objetivo de Danzad, Danzad Malditos sigue siendo el mismo tras siete años de recorrido: “Acercar el baile a la sociedad, que el arte y la cultura sean parte de la vida y de la ciudad”. Y el ciclo vuelve a inundar hoy Iruña para cumplirlo, con tres propuestas artísticas diferentes.

Gil Kerer

La tarde del sábado la abrirá en el Caballo Blanco el bailarín y coreógrafo israelí Gil Kerer con su pieza titulada Concerto for Mandolin and Strings in C Major by Vivaldi. La coreografía es una especie de danza adulta, juvenil, infantil, con la música y la danza como celebración, como espacio de libertad, de sencillez, de virtuosismo, de intimidad, de diversión y de amistad. Gil Kerer comenzó su camino profesional en KCDC y en Vertigo Dance Company, y desde entonces ha trabajado con numerosos coreógrafos independientes. En 2011 creó su primer solo, Dive, primer premio para coreógrafos noveles en el Mash Festival en Jerusalén. Desde 2015 trabaja como coreógrafo independiente, actuando, realizando giras por el mundo e impartiendo talleres creativos y artísticos.

Daniel Abreu

Índico es la propuesta que acercará a la Plaza San José la compañía canaria Daniel Abreu. El montaje se concibe con la idea de un cuerpo que se contornea en caminos invisibles, que parece chocar contra otros gestos, ideas, densidades…, que va construyéndose en un camino que, aunque accidentado, le conforma, como las líneas del rostro que nunca veremos. Abreu es un bailarín y coreógrafo que lleva casi más de 20 años de trayectoria como más de 60 creaciones que ha podido presentar a nivel nacional e internacional. Posee varios galardones como bailarín y coreógrafo, así como otros reconocimientos.

Ertza Sorkuntza Artistikoa

Ya de vuelta en el Caballo Blanco, la compañía Ertza Sorkuntza Artistikoa presentará Otempodiz. El tiempo se puede vivir de muchas maneras, incluso ser esclavo de él, pero lo que no se puede negar, y esto es válido para cualquier rincón del mundo, es el poder que da la danza, sea cual sea su origen, género o condición, para vivir el tiempo en un presente absoluto. Otempodiz (El tiempo dice) es el resultado de un proyecto de intercambio y creación artística bidireccional, entre Mozambique y País Vasco, que quiere ofrecer una oportunidad laboral y las herramientas básicas para poder desenvolverse por su propia cuenta en los circuitos internacionales de la danza a dos bailarines de Maputo.

El ciclo continuará los sábados 13 y 20 de agosto, con nuevas propuestas a cargo de compañías nacionales e internacionales. El día 12 presentarán sus montajes la compañía Elelei (A ciegas), Silvia Batet (Oblivion) y Melissa Castillo (Fuga). El cierre del programa lo pondrán el sábado 19 de agosto Areli Morán con Seguir el curso de una acción particular, Stefano Mattiello y Clarissa Costagliola, de la compañía emergente Dúo Tautó con Entre el vínculo y la ruptura y el navarro Anuar Daemon con Vogue.

El equipo de parkour, que se ha convertido en el alma del festival, consiste en un grupo de 6 jóvenes que practican parkour para guiar al público de un espacio a otro, bajo la dirección y creación de Javi López, director de Backflip Navarra.