Los episodios de calor extremo que se están viviendo en las dos últimas semanas también tienen su impacto en la factura energética. Los precios de la electricidad han vuelto a crecer en los meses de junio y julio por una contribución más reducida de las energías renovables y también por una demanda de consumo que ha crecido por el mayor uso de aparatos para la refrigeración, como los dispositivos de aire acondicionado.
Las olas de calor que se dan con frecuencia en verano acostumbran a disparar los precios. Lo han hecho especialmente en el actual período estival, sobre todo teniendo en cuenta el comportamiento del mercado eléctrico en este 2024, en el que en abril se llegaron a registrar los primeros precios negativos de la historia en el mercado mayorista debido a la presencia mayoritaria de las energías renovables -solar, eólica e hidraúlica- en la generación, que han llevado en muchos momentos a desplomarse los precios.
Así, los datos del OMIE (Operador del Mercado Ibérico de Energía) muestran la variación en los precios medios: de los 74,1 euros el megavatio hora de enero a los 72,3 del mes de julio. Desde el mes de abril, el ascenso ha sido continuado. Los meses de febrero (40 euros), marzo (20,3) y abril (13,3) registraron esas caídas, pero desde entonces la subida ha sido mantenida, con una media de 30,4 euros en mayo, 56,08 en junio y 72,31 en el pasado mes.
Los precios que se registran en el mercado mayorista tienen su impacto directo en las tarifas reguladas, como la PVPC (Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor). En esta modalidad de tarifa, el precio apuntado en el mercado mayorista tiene su efecto en el término variable de energía, significando entre el 30% y el 35% del total de la factura. La factura de energía eléctrica que debe abonar el consumidor final se completa con el añadido de un término fijo proporcional a la potencia contratada, además de los impuestos que establece la legislación. El bono social eléctrico, destinado a los colectivos sociales más vulnerables, está adherido a la tarifa PVPC.
No obstante, las tarifas adscritas al mercado libre también se ven repercutidas por los precios del mercado mayorista, puesto que las empresas comercializadoras de energía lo suelen tomar como referencia para sus ofertas. Ambas opciones, tanta la regulada como la libre, incluyen una tarifa fija correspondiente a la potencia contratada, y una tarifa variable dependiente del consumo, más otros conceptos como cargos del sistema eléctrico, peajes e impuestos.
Los precios de la electricidad volvieron a empujar al alza durante los meses de junio y julio, activando nuevamente las facturas con IVA reducido del 10% al sobrepasar los 45 euros el megavatio hora en el mercado mayorista, toda vez que por debajo de esa cota las últimas modificaciones introducidas por el Gobierno central ordenaban que se ese porcentaje se situase en el 21%. “La factura media para hogares con PVPC se ha elevado hasta los 60,25 euros”, ha recordado la OCU. Unos nueve millones de hogares en el Estado tienen la tarifa PVPC.
A pesar del calor, la menor contribución de las fuentes fotovoltaicas al mix energético, junto con una reducción del peso de la eólica por una menor presencia de viento, han provocado que se deba recurrir en mayor medida a las energías fósiles, como el gas y el petróleo, que están afrontando meses de ascenso prolongado también por cuestiones de geopolítica internacional. A lo largo del pasado mes, el precio medio diario del mercado mayorista se situó en un baremo de en torno a los 65 euros el megavatio hora, un 14,8% más alto que el mes precedente.
En cualquier caso, los precios que se habían anotado en septiembre eran anómalos, como recogía en un informe la consultora energética ASE. “La causa de este menor precio es que los ciclos combinados de gas han producido un 43,3% menos que hace un año. Han sido menos necesarios porque este año han crecido la generación solar (+27,8%) y la hidráulica (+67,4%). Por eso los precios han bajado cerca de un 40% durante las horas de máxima radiación solar”, expone en su blog. Sin embargo, la alta demanda de electricidad en el Estado, derivada no solo de las altas temperaturas sino también de alta ocupación turística, han hecho que los precios vuelvan a elevarse. “Mientras aquí el consumo de energía crece durante el verano por las altas temperaturas y la ocupación turística, en Alemania se desploma un 24% y en Francia baja un 18%. Esta menor demanda en los países del norte, con unas temperaturas más suaves, reduce la presión sobre los precios en sus mercados de electricidad, al contrario de lo que sucede en España”, apuntan.