Todo marchaba miel sobre hojuelas en el PP hasta que la dana cortocircuitó sus planes. Principalmente, la reacción del president de la Generalitat, Carlos Mazón, no solo en la errática respuesta de aquella funesta jornada, sino en su comportamiento posterior, hasta el punto de que hoy se ha convertido en un líder a la deriva más preocupado de su situación judicial que de la certera reconstrucción de Valencia. El nerviosismo ha empezado a cundir en la sede central de Génova 13, tanto por las encuestas que le arrebatan el poder en esa Comunitat como por el efecto cascada que asoma en el conjunto del Estado, en tanto que las interrogantes que aún quedan de los hechos de aquel 29 de octubre, así como el relato y sentencia que pueda hacer de la causa la jueza encargada de la investigación, pueden echar abajo las expectativas electorales de Alberto Núñez Feijóo, que se las prometía felices con los presuntos asuntos de corrupción que circundan a los socialistas o al entorno de Pedro Sánchez.
En el PP se preguntan si sería mejor deshacerse de Mazón cuanto antes, si éste estaría dispuesto a dimitir, hasta cuándo aguantará el president valenciano el cerco de una ciudadanía hastiada y del agujero que se ha creado con sus continuas contradicciones. Hay quienes sostienen que al jefe del Consell no le queda más que una salida pese a que este mismo domingo, tras una nueva marcha de la calle pidiendo su marcha, la vicesecretaria de Organización Territorial del partido, Carmen Fúnez, ha indicado que el PP va a seguir trabajando en la reconstrucción de las zonas afectadas por la dana junto a Mazón, colocando la pelota en Moncloa, que “ni estuvo en la emergencia ni en la reconstrucción”, aunque el partido ya no se juega en el campo del Gobierno del Estado sino en las entrañas del Partido Popular.
“Tenemos que atender a esas víctimas, tenerlas muy presentes y dar respuesta a todas aquellos valencianos que perdieron sus casas, sus negocios, sus coches, una parte importante de su proyecto de vida”, argumenta la dirigente popular, que evita referirse a la conducta del president. La quinta manifestación por las calles de Valencia fue solo un capítulo más de la indignación contra quien no se da por aludido. Aunque es el propio PP quien espera que aún lo haga.