Decepción. A toneladas. Una más. La tercera. De tres, tres. En Copa, en Euroliga y, también, en Liga. Baskonia tampoco ha conseguido en la ACB superar el primer filtro estrellándose en el play-off de cuartos de final. No hubo opción tan siquiera de forzar el tercer partido y el regreso de la serie al Buesa Arena. Con todo merecimiento, otra vez, el Joventut se llevó los honores del triunfo (83-76) y ya está en semifinales, en las que le aguardará el Real Madrid o el Gran Canaria.
La Penya se ha convertido en la bestia negra del baskonismo esta temporada. Cierto es que en la liga regular allí se ganó, pero no ha podido quedar sabor de boca más amargo en el camino de salida del Pavelló Olímpic de Badalona. Hace tres meses se asistió impotente a la eliminación copera, y ahora más de lo mismo. Todos los medios puestos han sido insuficientes para dar con el antídoto, y Carles Durán le ha sabido coger la medida a la escuadra azulgrana en los momentos claves de la temporada.
Respecto al choque de anoche, ningún paño caliente que poner. Querer y no poder. Las vacaciones llegan antes de tiempo porque apenas Maik Kotsar pudo salvarse de la quema, con 8 rebotes y 12 puntos, anotando todo lo que se propuso. Lástima que no fuera más en sus 30 minutos en pista. Markus Howard y Darius Thompson se dejaron ver, pero poco más muy por debajo de lo habitual. Y el resto, inexistente. En el otro bando, Kyle Guy se mostró exquisito, con 22 puntos, por apenas 6 y 5 rebotes capturados por un Ante Tomic cuya presencia resultó poco más que intimidatoria y testimonial. No les hizo falta más.
Joan Peñarroya, cuya continuidad está en el alero, hablaba en la previa de méritos para decidir la eliminatoria el sábado en Zurbano, y de derrochar mayor energía que el enemigo para recuperar el factor cancha. Pero nada ha sido posible porque la temporada se ha hecho larga. O al menos es lo que parece. Y no solo eso. Este equipo ha sido capaz de deslumbrar con su juego en muchas citas de este curso, con exhibiciones anotadoras por doquier, pero no ha sido capaz de competir a la hora de la verdad.
Queda la sensación, y la desazón, de que este Baskonia, condicionado sobre la marcha por la baja de Pierriá Henry, ha podido optar a todo para acabar fallando cuando no debía haberlo hecho. Porque se debía haber llegado más lejos, y por partida triple. Pelear por ser primero en la fase regular para no pasar de cuartos. Luchar por el liderato también en Europa hasta con tres partidos de ventaja sobre el noveno y tampoco poder. Y el cara o cruz copero. De la gran ilusión de diciembre a los sonados sopapos de febrero y mayo. Largo período vacacional le contempla. Tiempo que se abre para despejar la multitud de incógnitas que se le presentan de cara al futuro.