La Diputación Foral de Álava reunió este miércoles en Artium a los y las responsables de algunas de las empresas más importantes del territorio. En el encuentro, el diputado general de Álava, Ramiro González, pudo conocer de primera mano la situación en la que se encuentran tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, teniendo en cuenta la naturaleza importadora y exportadora de gran parte del tejido económico alavés.
El máximo responsable foral ha podido escuchar las inquietudes de una veintena de empresas de todo tipo y tamaño, además de la Cámara de Comercio y de SEA Empresas Alavesas, que le han trasladado las dificultades que están atravesando en algunos casos y la incertidumbre que provoca la guerra en su futuro a medio plazo.
Efectos devastadores
"Hace unos días Rusia invadió Ucrania, los efectos de esta invasión están siendo devastadores, lo están siendo en términos de vidas humanas, de violación de derechos humanos, pero también lo están siendo para la economía global. Y sobre la nuestra", ha señalado González.
"Es urgente resolver el problema del precio de la energía. Si no se da una solución de forma inmediata, podemos estar a las puertas de una gran crisis económica, todos y todas debemos ser conscientes de ello". El diputado general de Álava ha recordado que los encuentros con el tejido económico han aumentado desde la pandemia y que ahora, ante una nueva situación, se han acentuado.
"Desde el comienzo de la guerra me he venido reuniendo y estando en contacto con las empresas afectadas y ayer compartí su situación con 20 de ellas. Compartimos la necesidad imperiosa de que la sociedad alavesa sea consciente de la gravedad de esta crisis. Todos y todas vamos a sufrirla y debemos hacer lo posible por superarla", ha subrayado, "estamos ante un reto enorme y en medio de una absoluta incertidumbre. Solo siendo consciente de la gravedad de la situación y actuando con responsabilidad podremos superarla".
Inquietud
Los y las diferentes representantes empresariales trasladaron su inquietud por la falta de suministros, los problemas de logística y el cierre de un mercado clave para muchos, pero, sobre todo, por el aumento del coste de la energía, que podría obligar a detener la producción de algunas empresas.