Bizkaia

La Diputación subasta cada año una media de 40 inmuebles

No va más... ¡adjudicado!
A diferencia de las subasta más tradicionales, las de la Diputación son a sobre cerrado.

viviendas en Isla Cristina, Sallent de Gallego, Puerto de Santa María, Pontevedra o Badajoz; garajes en Estepona, Noja, Otxandio, Castro, Ramales de la Victoria o Durango; solares, fincas rústicas, locales comerciales, trasteros... Hasta un piso en multipropiedad en Marbella. La Diputación subasta cada año una media de 40 inmuebles de todo tipo, procedentes de embargos, donaciones o herencias sin testamento. Aunque sean subastas públicas, olvídese del mazo de las pujas tradicionales; se adjudican al mejor postor, eso sí, pero las ofertas se reciben en sobre cerrado.

La última se ha convocado hace apenas un mes y refleja a las claras la diversidad de los bienes inmuebles que saca a subasta la Diputación: un local comercial en Erandio, otro en el barrio bilbaino de Bolueta, terrenos sobrantes de las variantes de Bermeo y Elorrio, una lonja en Durango, un pabellón industrial de Bilbao, una parcela de garaje en Gernika y un caserío en el barrio Zaloa de Orozko. Los interesados tienen hasta el próximo 26 de mayo para hacerse con alguno de ellos, con precios de salida que oscilan entre los 3.462,75 y los 791.793,50 euros.

Y es que en Bizkaia, por ley –por norma foral, para ser exactos–, la Diputación no puede vender directamente los bienes inmuebles que posee. Únicamente es posible en casos muy concretos, por ejemplo a otra administración pública o a propietarios de suelos colindantes, en suelos rústicos. Fuera de estos supuestos, la institución foral está obligada a celebrar una subasta o concurso público para venderlos a un particular.

La Diputación saca a subasta dos tipos de bienes inmuebles. Por una parte, los embargados a contribuyentes por impago de deudas con Hacienda y que se ofrecen al mejor postor para saldar esa deuda; por otra, los que son propiedad foral y que tienen una procedencia diversa. Pueden ser espacios que la institución foral adquirió para prestar servicios que ahora se prestan en otros lugares, herencias sin testamento, donaciones o terrenos que han sobrado de expropiaciones que se llevaron a cabo para construir nuevas infraestructuras. También daciones como pago de deudas tributarias; esto es, inmuebles que se sacaron a subasta para saldar el pufo pero que, al no ser adquiridos por nadie, se los queda la Diputación.

Son propiedades que no se destinan a un uso o servicio público, y en los que tampoco está previsto hacerlo en el futuro. En estos casos, los gastos derivados del propio mantenimiento del inmueble (como los seguros, la vigilancia...) hacen que quedárselo no sea la mejor opción. Rentabilizar los inmuebles patrimoniales, enajenándolos mediante una subasta para hacerse con el montante de su valor económico, es uno de los principios de una buena gestión patrimonial.

El precio al que sale cada inmueble a subasta se determina mediante un informe técnico, elaborado por el personal del servicio de Patrimonio, y se ajusta al precio de mercado según las normas de valoración. El abanico de importes es extensísimos; desde los 842,40 euros de precio de salida de una finca rústica de 2.842 metros cuadrados de Morga que se subastó –y se adjudicó– en 2013 hasta los 3,4 millones en los que se tasó un solar de 1.220 metros cuadrados de la Travesía de Iturriaga, en Matiko.

De Muxika a Isla Cristina

Tan variados como el propio tipo de inmuebles, que van desde viviendas a locales comerciales, pasando por garajes, fincas rústicas, trasteros, pabellones industriales o solares, pero también participaciones sociales o el derecho de aprovechamiento por turno de una finca en Marbella. Y también su localización: se han subastado bienes vizcainos, situados en Bilbao, Abanto-Zierbena, Barakaldo, Mungia, Erandio, Gernika, Galdakao, Muxika, Morga, Ugao-Miraballes, Otxandio, Zamudio, Santurtzi, Mañaria, Sestao, Elorrio, Iurreta, Ortuella o Loiu, y otros más lejanos en Noja, Tolosa, Labastida, Vegaquemada (León), Cuéllar (Segovia), Estepona (Málaga), Requena (Valencia), Sargentes de la Lora (Burgos), Zaragoza, Isla Cristina, Medina de Pomar, Villaseca de la Sagra (Toledo) o Santiago de Compostela.

Eso sí, si está interesado en hacerse con alguno de ellos, olvídese de la típica paleta con la que se incementa la puja. En estas subastas, las ofertas se realizan por escrito en un sobre cerrado que debe entregarse dentro del plazo previsto. El día en que se vayan a abrir todas las ofertas, la Diputación le convocará para que lo siga en un acto público; si la suya es la mayor oferta económica, la propiedad será suya. En caso de que quede empatada con otra por el mismo importante, se lo quedará quien haya presentado la oferta en primer lugar.

No es un caso tan descabellado; en la subasta de una parcela de garaje que salió por un precio de licitación de 24.640 euros, hubo dos ofertantes. Fue adjudicada por 28.000,50 euros, cuando la segunda oferta era de 28.000. Únicamente cincuenta céntimos de diferencia.

Finalmente, y una vez que se le pase la vez de la subasta actual, quizá tenga que esperar unos meses para la segunda. De hecho, para optimizar recursos –las subastas llevan aparejados una serie de gastos como informes, la propia publicación, la convocatoria de la mesa de subastas...–, se agrupan varias propiedades en el mismo lote para convocar la puja a la vez, aunque las ofertas se pueden presentar por cada uno de los bienes. l

algunas subastas

Los bienes que salen a puja proceden en su mayoría de embargos, donaciones o herencias sin testamento

En la subasta de una parcela de garaje se presentaron dos ofertas; se la llevó una de ellas por 50 céntimos de diferencia

23/05/2022