Toda pasión empieza con algo. Un pequeño detalle, una afición que se convierte en algo más. Y es precisamente lo que le pasó a la vizcaina Olatz Manrique cuando descubrió el diseño en todas sus vertientes -gráfico, de moda...-. Su vida la dedica a ello al fin y al cabo.
¿Qué fue lo primero que le llamó la atención del diseño?
-A mí me ha gustado dibujar siempre. Me encantaba diseñar cosas. Diseñaba zapatos, outfits... Sí que es verdad que una vez que te pones a trabajar de diseñadora de moda en el mundo real como tal no me llenaba a nivel creativo. Te metes a trabajar en las grandes empresas, no es como trabajar en un atelier de alta costura. Te pones a trabajar para el mundo que al final tiene que ser a,b y c, y no me llenaba. Y, como me seguía gustando dibujar, seguí formándome y al final entré en este proveedor de Zara que lo que hacía era las ilustraciones de las camisetas infantiles. Diez años después ahí sigo metida (risas). Me sigue encantando.
¿Qué siente cuando ve a una txiki o una adolescente con una ilustración que ha creado usted impresa en la camiseta?
-Pues ya la verdad es que estoy más acostumbrada. Al principio era como: “Ala”. Sí que es verdad que con el cuento va un poco más allá, porque los críos interactúan con ese cuento, y dicen frases o hacen comentarios que dices: “Ostras, esto no se me había ocurrido que podría pasar”. Está siendo muy enriquecedor en ese aspecto.
Cada vez está más de moda, valga la redundancia, el diseño de moda y el gráfico. ¿Qué le aconsejaría a las nuevas generaciones que se plantean acercarse a estos mundos en busca de salidas profesionales?
-Que estudiasen muy bien todas las opciones que hay, porque además ahora hay infinidad de opciones. Yo creo que lo importante es ponerse a currar (risas). Una vez que te pones a currar sabes realmente lo que va a ser tu día y si te va a gustar o no. Yo creo que lo difícil es meterte.
Tener un buen portfolio y redes sociales donde compartirlo -Instagram, Pinterest...-, pueden ayudarnos. ¿Qué puertas le han abierto estas redes a usted?
-Yo creo que a nivel gráfico son más importantes otras redes como Behance. Al final en Pinterest creo que hay tantísima cantidad de gente -desde una persona que hace manualidades a una a la que le gusta solo la decoración, etc.- que hay mucho batiburrillo. Sin embargo, Behance está más enfocado a creativos tanto a nivel ilustraciones 3D, ilustración editorial, textil... Está mucho más enfocado.
En Instagram a usted la encontramos con @losmonteshablan.
-Ahí estoy haciendo mis pinitos de instagrammer (risas).
¿Cómo nació la idea de este libro de ilustraciones?
-La historia fue que mi prima tuvo un bebito, y era el primero de la familia. Y pensando en qué regalarle se me ocurrió un cuadrito. Le hice un cuadrito de un osito y uno de unos montes, y es verdad que con el tema de sacar las ilustraciones en las camisetas siempre te dicen: “Dibújame un panda, pero que esté contento”. Y siempre dices: “¿No habrá más emociones en el mundo?”. Y me puse a dibujar cada montecito con una carita. Le hice otro cuadrito con una historia y fue pasando el tiempo. Pensé que sería guay traducirlo a un cuento, y llegó la pandemia. Me encontraba trabajando en Zara en Coruña, sin la familia ni el novio cerca, y fue un ahora o nunca.
Desde que se sentó a dibujar y escribir, ¿cuánto tiempo tardó en terminarlo?
-Lo escribí y lo dibujé yo creo que en unos cuatro meses o algo así. Lo que pasa es que luego lo mandé a diferentes editoriales. No conocía ese mundo y dos años después me llamaron de una editorial y me he aventurado.
Además de las emociones de las que hablaba, este libro tiene valores como la diversidad o la importancia de escuchar. ¿Siente que los inculcamos suficiente?
-Igual mi infancia estaba más cargada de estereotipos. Yo ahora veo a mis sobrinos de ocho años y eso está cambiando un poco, pero al final sí que es como: “Calla, que este no sabe”. Me parecía divertido una vez acabé el cuadro y me puse a darle personalidad a esos montes plasmar la importancia de escuchar. De los libros que estoy vendiendo por mi cuenta a amigos y demás luego me mandan vídeos de sus hijos leyendo el libro y comentándolo.
¿Esta incursión ha abierto la puerta a nuevas historias e ilustraciones?