Han pasado 27 años desde que, a principios de 1996, saliera a la luz la investigación que estaba en curso sobre una trama de corrupción de menores en un pub de Sevilla, el Arny. Los meses siguientes se convirtieron en un rosario de nombres de acusados que se iban sumando a un caso que se convirtió en una auténtica caza de brujas y que levantó un enorme revuelo mediático ya que entre los nombres publicados e investigados estaban los de famosos como el presentador Jesús Vázquez, Jorge Cadaval o Javier Gurruchaga. Junto a nombres como estos, se hizo también muy famoso el del juez de menores Manuel Rico Lara, también acusado y absuelto.
Todo aquel embrollo aparece ahora recogido en la docuserie Arny, historia de una infamia, que hoy viernes estrena HBO Max con la intención de poner luz y, de paso, dejar en evidencia los muchos fallos del sistema en toda aquella instrucción.
HERIDA ABIERTA
El equipo comenzó a investigar cuando acababan de cumplirse 25 años del caso y, Juan Moya, director de la serie, comenta que constataron que mucha gente recordaba más el escándalo que la sentencia final o la falsedad de buena parte de las acusaciones vertidas. Por eso, afirma proponer un examen de conciencia en torno a un caso que sentó en el banquillo a 49 acusados, de los que 33 fueron absueltos y solamente dos acabaron en prisión, el dueño y el encargado del pub sevillano. “Tanto la actuación policial como la justicia y los medios de comunicación dejaron mucho que desear”, afirma.
“Hubo unas víctimas que nunca fueron resarcidas, a las que nunca se les pidió perdón y que vivieron un auténtico calvario”, destaca Moya. Y, de hecho, el único nombre de entre todos los famosos que fueron falsamente acusados que ha accedido a participar ha sido Jesús Vázquez, dejando patente que la herida, para muchos, sigue abierta.
A pesar de todo esto, el enfoque de la serie documental ha eludido todo atisbo de sensacionalismo. “Hemos pretendido verlo desde la calma, con profundidad, con perspectiva, y con el deseo de una sociedad más tolerante y reflexiva”.
INSTRUCCIÓN CHAPUCERA
También aparece en la serie Carlos Saldaña, dueño del Arny, que apunta a un posible ajuste de cuentas por impago de deudas como origen de toda la trama urdida y llega a mostrar un informe policial en el que se le describía como “maricón, depravado y muy inteligente para los negocios sucios”, demostrando que el caso tuvo también una gran carga homófoba.
Los testimonios critican la ineptitud de la jueza instructora y que programas como Crónicas marcianas hicieron del caso Arny un espectáculo en busca de audiencia.