"Euskadi avanza hacia una economía de guerra", advirtió el miércoles pasado el lehendakari. Y a decir verdad, las olas que anuncian la llegada de la marea alta empiezan a romper en la orilla. Máximos históricos de la energía, fábricas que paran la producción porque no pueden asumir los costes energéticos o porque no reciben materias primas –y en algunos casos ambas cuestiones combinadas–, mercados internacionales que se cierran parcial o totalmente a las exportaciones...
El día a día de las empresas ha vuelto a convertirse en un quebradero de cabeza justo cuando se dejaban atrás los efectos de la pandemia. Es la cara macro de la invasión de Ucrania, que ha venido a agravar el problema de los altos precios de la energía de los últimos meses. Pero la moneda de la economía de guerra tiene también una cara doméstica y todo apunta a que los hogares, más allá de las tensiones energéticas, empezarán a notar sus efectos en breve a través de la subida de la cesta de la compra. De momento, algunos productos que entran dentro de los posibles afectados por el conflicto empiezan a calentar precios y otros ya sufren las consecuencias de la subida de los costes de producción –electricidad– y transporte –gasolinas–.
No hay más que darse una vuelta por algún supermercado para comprobar la repentina escalada de precios en productos básicos de la cesta de la compra como la leche, los cereales, la fruta y la verdura y el aceite de girasol, que también se ha visto limitado a la venta. El bolsillo empieza a notar ya el sobrecoste de una guerra a las puertas del mercado comunitario.
Fuentes del sector vasco de la distribución explicaron ayer que es pronto para que la guerra se haya trasladado a los precios en Euskadi y vinculan el repunte actual, sobre todo, al incremento de los gastos de producción. Ahí entran en juego las tensiones energéticas de los últimos meses, pero también la expectativa de que el conflicto va a echar más madera a esa hoguera. Entre los productos que ya han sido señalados como posibles afectados por el repunte de los precios destacan todos los derivados de los cereales y, entre ellos, uno considerado de primera necesidad, el pan. Ucrania es el granero de Europa, que importa de ese país el 30% del cereal que consume. Desde la invasión, el precio del maíz y el trigo ha repuntado en torno a un 50%. Además, parte del cereal se utiliza como pienso de modo que esa subida se trasladará a la carne, la leche o los huevos.
Si hay un producto que ya ha generado alarma es el aceite de girasol. Un 60% del consumo del Estado llega desde Ucrania y los estantes de los súpers se han quedado vacíos ante el temor de desabastecimiento. Lo cierto es que en el caso del aceite de girasol, el impacto, en precios o escasez, no llegará hasta el próximo año, cuando se embotelle la cosecha de este año. Los productores tendrán previsiblemente que buscar proveedores en otros países.
sector primario
40%
Los productores de vacuno mostraron ayer a 'Efe' su preocupación por los precios de las materias primas y la "alta especulación" en los mercados. Se partía de unos niveles "muy altos" y, "en las últimas tres semanas, se han incrementado más de un 40% de media".
Asaja. Desde las organizaciones agrarias, Asaja indicó que los precios de los insumos están "desorbitados", pero "no debería haber problemas de abastecimiento" si se traen materias primas como el maíz desde América.