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La economía vasca encadena cuatro meses de lenta desaceleración

El Gobierno Vasco muestra su preocupación por los efectos de la inflación a partir del próximo otoño
El dinamismo de las inversiones del sector público y una leve reactivación de la construcción mantienen el crecimiento sólido de la economía vasca.

Las diversas dificultades que periódicamente surgen en el ámbito económico como las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania o la desbocada inflación golpean a la economía vasca, aunque sin llegar a tumbarla, y una muestra de ello se encuentra en el termómetro económico que elabora el Gobierno Vasco y que se sitúa en 128,3 puntos. Este nivel corresponde a la categoría de crecimiento sólido pero cae siete décimas con respecto a mayo al tiempo que encadena cuatro meses de “suave desaceleración”, según apunta.

La lectura realizada por el departamento vasco de Economía y Hacienda, responsable de la elaboración de este indicador, destaca que el PIB de Euskadi se mantiene en una situación favorable de un crecimiento estable. Sin embargo, en esta ocasión apunta a una “suave desaceleración” que atribuye a la pérdida de intensidad del consumo privado en respuesta a la escalada de la inflación de este año.

La pérdida de intensidad del consumo privado ha provocado una suave desaceleración del ritmo de crecimiento

El retroceso en el termómetro económico no ha sido mayor gracias a la actividad del sector público y la inversión. En el primero de los casos, el Gobierno Vasco señala que el consumo de las administraciones ha mantenido durante el pasado mes su dinamismo, lo que contribuye al crecimiento económico, mientras que las inversiones “se fortalecen”.

INVERSIÓN

En este sentido, el centro tecnológico vasco Tecnalia ya señaló el pasado martes que las empresas vascas no han bajado su ritmo inversor en I+D con el objetivo de mantener su competitividad, a pesar de que la inflación por lo general suele afectar a su cuenta de resultados y muchas de ellas en esta circunstancia deciden reducir sus inversiones.

La evolución de este indicador inició en febrero su senda descendente. El año 2022 comenzó con un nivel de 131,6 puntos en enero, que un mes después subió a 131,9. Sin embargo, en marzo se produjo un retroceso de siete décimas para situarse en 131,2 puntos que se acentuó en abril al descender a 129,4 puntos. Mayo marcó 129 puntos que han descendido a 128,3 en este pasado junio.

Este nivel queda muy lejos de los 42,1 puntos con los que comenzó el año pasado, pero se encuentra por debajo de abril del mismo 2021, cuando casi alcanzaron los 138,1 puntos y a partir de entonces la economía vasca se mantiene en fase de crecimiento sólido.

En el comportamiento a la baja registrada en los últimos cuatro meses la pérdida de intensidad del sector de servicios ha tenido una influencia negativa, según afirma el departamento vasco de Economía y Hacienda, de forma más intensa el último junio. Por contra, la construcción experimenta una “suave reactivación” que frena la caída.

OTOÑO

La consejera vasca de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, se ha referido hoy en una entrevista en Euskadi Irratia a la elevada inflación para admitir que en el Gobierno Vasco existe “preocupación” sobre los efectos que puede tener en la economía el próximo otoño.

Tapia ha indicado que en la actualidad se detecta una fuerte inversión acompañada de una caída de la tasa de paro, lo que provoca “buenas sensaciones” sobre la coyuntura económica vasca. “Actualmente no se ve nada”, afirmó la consejera, aunque reconoció que, una vez finalizada la época estival y con la entrada del otoño, “la inseguridad será mayor” con unas consecuencias que preocupan en Lakua.

08/07/2022