Polideportivo

La emboscada de la Itzulia en la etapa entre Laudio y Amurrio

Los ciclistas del Caja Rural inspeccionaron la etapa alavesa de la Itzulia.

LA Itzulia es un rosario de clásicas. Territorio comanche, tierra hostil. En ese espinazo turbador, siempre nervioso, sobresale el frenesí que aguarda en las entrañas de Aiara. Camuflada entre caseríos desperdigados, carreteras secundarias que cimbrean la cintura y caminos vecinales que mueven los hombros, discurre la tercera jornada de la carrera vasca, una incitación a la locura, a la tensión y a los nervios. Lo estrecho de la carretera, emparedada entre lomas, el oleaje del asfalto, un continuo sube y baja, y el miedo que provoca la incertidumbre de lo desconocido, conceden a la etapa entre Laudio y Amurrio un neón que parpadea peligrosidad.

"Es una etapa con trampa, una encerrona. Tiene todos los ingredientes de una clásica. En buena medida será un sálvese quién pueda. Aquí se puede perder la carrera tranquilamente porque es un terreno muy difícil de controlar. No hay respiro", subraya Jonathan Lastra, ciclista del Caja Rural, que suele entrenar por la zona y conoce los entresijos del serpenteo del hilo de asfalto que alzará el gaznate para conectar con Opellora (3ª) y Ozeka (2ª), dos cotas que se subirán en dos ocasiones, en medio de un rompepiernas de 80 kilómetros.

01/04/2022