El Baskonia sigue sin levantar cabeza desde que regresó a la competición tras el brote de covid-19 sufrido en la plantilla. Ni siquiera la vuelta al Buesa Arena logró levantar el ánimo de un equipo deprimido que sufrió una nueva derrota contra el Bayern de Munich, reduciendo notablemente las pocas opciones que tenía de reengancharse a la lucha por el Top-8 y perdiendo además el basket average particular con el conjunto bávaro.
Un hundimiento que comenzó con un trágico parcial de 0-17 en una de esas cada vez más comunes desconexiones del equipo y que se concretó con la pitada de los aficionados y los gritos de "Dusko Dusko" al término del encuentro.
Spahija introdujo una variante obligada en su quinteto inicial, ya que Sedekerskis tuvo que suplir la baja de última hora de Alec Peters, que dio positivo en covid-19 antes del encuentro. El cambio, sin embargo, le vino bien al Baskonia en los primeros minutos, pues Tadas salió encendido al parqué y fue el mejor de su equipo en el primer cuarto, con nueve puntos que ayudaron al cuadro local a lograr su primera ventaja importante en el partido con el 15-6.
La efervescencia inicial del Baskonia, enrabietado tras la dolorosa derrota encajada en Lugo el miércoles, fue perdiendo ímpetu y el Bayern, empujado por Deshaun Thomas, redujo distancias hasta colocarse a un solo punto al final del primer cuarto.
A medida que el Baskonia se fue deshinchando, los visitantes entraron en calor y en el segundo cuarto los alaveses vivieron una de esas desconexiones a las que han acostumbrado a la afición a lo largo de la última temporada y media. Lo que era un 24-19 que obligó a Trinchieri a pedir un tiempo muerto se convirtió en un abrir y cerrar de ojos en un 24-36 a raíz de un bochornoso parcial de 0-17.
Lamar Peters fue el gran protagonista de esta racha con dos pérdidas consecutivas que propiciaron dos triples seguidos de Walden, el segundo con tiro libre adicional al haber cometido falta el propio Peters. El norteamericano, en cualquier caso, no fue el único culpable de unos minutos nefastos en los que el Baskonia no compareció ni en ataque ni en defensa y provocó los primeros pitos por parte de la hinchada azulgrana. Fontecchio se encargó de romper el parcial, y el Baskonia fue capaz de llegar vivo al descanso (33-42), más por individualidades que por juego colectivo.
REACCIÓN TRAS EL DESCANSO
En el regreso de vestuarios Spahija decidió sentar en el banquillo a Giedraitis y a Enoch, dos jugadores que habían estado especialmente desacertados en la primera parte, y partir de inicio con Fontecchio y Costello en el quinteto. Ya sea por las sustituciones o por la charla del técnico croata en el descanso, el equipo salió con más energía y entre Fontecchio, Costello y un espectacular Baldwin con tres grandes mates lograron reducir ventajas y llegar a situarse a solo dos tantos, aunque sin poder darle la vuelta al marcador. Trinchieri respondió sumando físico con Rivers y Hunter y logró contener el ímpetu gasteiztarra, volviendo a construir un pequeño colchón de seis puntos antes del final del tercer cuarto.
Las opciones de victoria seguían vivas, pero al inicio del último parcial Walden sacó su calidad a relucir y dificultó todavía más la remontada baskonista al estirar la diferencia hasta los dobles dígitos. Los de Spahija parecían tirar la toalla por momentos, pero Lamar Peters y Wade Baldwin se negaron a dar su brazo a torcer.
El primero despertó a la afición y a sus compañeros con sus robos y su entrega defensiva, mientras el segundo desatascaba el ataque con su talento y calidad individual. El de Nueva Jersey redujo la diferencia a solo dos puntos con una canasta más adicional, aunque, una vez más los gasteiztarras fueron incapaces de culminar la remontada.
Hunter, al que Enoch permitió campar a sus anchas y anotar con facilidad por encima del aro, acabó con las opciones de un Baskonia que ni siquiera fue capaz de mantener el basket average conseguido en el partido de ida.
Con este fiasco, la depresión del club gasteiztarra continúa y cada vez da menos motivos para generar ilusión entre los aficionados, que ante el Bayern dejaron el pabellón semivacío y a quienes ya solo les queda la ilusión de dar la sorpresa al final de temporada en el play off de la ACB. Sin embargo, de seguir así las cosas, podría peligrar incluso la presencia del equipo en esa fase final.