DESDE el 20 de abril de 2016 hasta el 25 de septiembre de 2021. Infatigable. Inmune a los males. Exento de rotaciones. Omnipresente. El desfile por el área técnica de Ernesto Valverde, José Ángel Ziganda, Eduardo Berizzo, Gaizka Garitano y Marcelino García Toral ha propiciado durante este tiempo múltiples variables en el juego y el equipo, pero siempre ha habido un denominador común: el concurso de Iñaki Williams (15-VI-1994, Bilbao). El maratoniano delantero del Athletic ascendió ayer sábado a la cumbre de uno de los récords de la liga. Alcanzó los 202 partidos consecutivos disputados, repartidos en 168 compromisos como titular y 34 incorporaciones desde el banquillo para sumar un registro de 39 goles. Con la escalada igualó a Juanan Larrañaga, que consiguió la cifra entre 1986 y 1992 con la Real Sociedad, como el jugador con más encuentros jugados de manera ininterrumpida. Williams es historia.
La velocidad del atacante bilbaino ha sido en este lapso el principal aval para gozar de la confianza de los diferentes entrenadores. No ha sido especialmente prolífico en el apartado goleador, con un tanto cada 5,2 partidos y un curso más fructífero con 13 dianas en la liga 2018-19, pero esa cualidad diferencial, que le convierte en tan diferente al resto, le ha abierto las puertas de las participaciones. Ayer sábado, sin ir más lejos, hizo valer su rapidez y capacidad de atacar los espacios para monopolizar las acciones de peligro del Athletic durante la primera mitad del duelo frente al Valencia.
Las mejores imágenes del Valencia - Athletic. Fotos: EFE y AFP
media docena de centros que no encontraron rematadorel jugador de ataque que más sentido dio a la propuesta ofensivaCon el Athletic verticalizando el juego para exiliar riesgos, Williams encontró eriales sobre los que recrearse en el campo ché. La dinámica de contragolpe del conjunto de Marcelino potenció las características de un Williams que sin embargo acudía solo a la guerra, desasistido dejándose caer hacia las bandas. De ahí que no se encontrara la recompensa a sus centros laterales. Nadie apareció en el momento y lugar en el que Willy citó a sus compañeros con el esférico.
En esa búsqueda de los desmarques, Williams se precipitó en el minuto 20, cuando arrancó en posición de fuera de juego antes de mandar la pelota a la red. Esa vez fueron unos centímetros los que privaron al atacante del gol, pero en el segundo acto la pesadilla de Williams fue Gabriel Paulista, quien se mostró quirúrgico en sus expediciones cruzándose al corte del balón. El defensa evitó el peligro en dos ocasiones cuando el delantero ya armaba el disparo en situaciones claras. Cuando esto sucedió, el Athletic todavía no había abierto el marcador. Es más, no había disparado entre los tres palos, lo que sucedió por primera vez en el minuto 69, cuando Iñigo Martínez abrió el marcador. En este sentido, se puede interpretar que el bagaje ofensivo del equipo bilbaino fue pobre, y la responsabilidad suele recaer en los delanteros. Pero ayer sábado el partido se perdió entre fricciones. Abundaron las choques, los cuerpos tendidos sobre el césped. El temple y la creatividad brillaron por su ausencia. Fue un duelo espídico y aguerrido nada apto para la lucidez.
Paradójicamente, Williams no tuvo que ejercer de velocista para gozar de la ocasión de dar la victoria a su equipo. El delantero permanecía estático dentro del área cuando recibió un goloso centro que fue capaz de peinar para poner en apuros a Cillessen, quien sacó una mano salvadora. Corría el minuto 96. Se extinguía el partido del récord de Williams con la sensación bilbaina de amasar más pena que gloria por haber permanecido el Athletic encauzado hacia la victoria hasta el minuto 95, el momento en el que Marcos André arruinó la oda a la efectividad que estaba ejecutando el equipo de Marcelino.
Una vez llegado a este punto, está por ver si Williams permanece inamovible en las alineaciones o si la persecución del récord ha sido un argumento de importancia capital para la consecución del mismo. Por el momento, es el máximo goleador del equipo junto a Iñigo Martínez, con dos tantos. Frente al Valencia, y ajustándose a la propuesta de juego del Athletic, dio sentido a su comparecencia. Generó parte del escaso peligro que creó el Athletic. Si bien, falló en la definición. No dispuso de abundantes ocasiones, de situaciones ventajosas, pero lo cierto es que pudo dar el triunfo.
Williams ha disputado un total de 241 partidos con el Athletic, 202 de ellos de modo consecutivo: 168 como titular y 34 como suplente
El delantero bilbaino tuvo la oportunidad de dar el triunfo al Athletic en el minuto 96, pero Cillessen le privó de celebrar su récord con un gol