“A Cristina y Bruno les gusta mi voz. No es que yo tenga una voz especialmente bonita, pero al fin y al cabo es la voz de su mamá. Supongo que se acostumbraron a escucharla cuando todavía estaban en mi barriga y por eso les reconforta tanto. Cuando los tengo a los dos tomando teta, les canto bajito. Tampoco es que cante demasiado bien, pero les encanta: abren sus ojitos, sonríen y, a veces, hasta se ríen. Es una risa pequeñita, floja, apenas un balbuceo; casi no parece una risa, pero yo sé que sí lo es y ellos saben que yo lo sé. A veces pienso que me gustaría que no creciesen nunca, que se quedasen así para siempre. Pero eso, ya lo sabéis, es del todo imposible”. Este es el planteamiento de Diario del limonero, obra con la que Paco Romeu ganó el 31º Concurso de textos teatrales dirigidos a público infantil, en la modalidad de castellano, organizado por el Ayuntamiento de Pamplona y la Escuela Navarra de Teatro, donde el montaje escénico se estrenará el lunes, 26 de diciembre, con dirección de Izaskun Mujika y Ion Barbarin e interpretación a cargo de Uxue Alberto, Lupe Elizaga, Leire Lizarraga y Alaitz Mené, que, como alumnas de último curso de los estudios de Arte Dramático, vivirán su primera vez ante el público en un espectáculo de formato profesional.
Con esta obra, que también se representará los días 27, 28, 29 y 30 de diciembre y 2, 3, 4, 7 y 8 de enero (18.00 horas), la ENT regresa al formato habitual de su cuento de Navidad, con chocolate en el descanso. “Es ya una tradición y se genera un ambiente muy bonito”, explica Fuensanta Onrubia, responsable de formación de la Escuela. El precio único de las entradas es de 7,5 euros, tanto en taquilla como en Internet. La función está recomendada para espectadoras/es a partir de 5 años.
Adaptación a la escena
Romeu asistirá al estreno en la sala del Casco Antiguo pamplonés, y allí podrá comprobar cómo Mujika y Barbarin la han transformado para poder llevarla a escena. Y es que “cuando leímos el texto, nos pareció sencillo y bonito, pero a la vez suponía todo un reto, ya que está escrito como un diario, como una narración, y en un lenguaje más bien adulto”, comenta Ion Barbarin, conocido actor y bailarín navarro que dirige junto a su pareja, Izaskun Mujika, actriz, cuentacuentos y especialista en teatro para la infancia. “Hemos trabajado mucho juntos como actores, pero no tanto como directores”, y la experiencia ha sido buena, aunque ha tenido sus complicaciones. Como cuenta Mujika, “el texto estaba muy abierto y cuando pasa eso, las posibilidades son infinitas”. Finalmente, tuvieron que tomar una serie de decisiones que dejaban algunas partes de la obra original fuera y cambiaba otras, pero no les preocupa la reacción del autor, porque “está avisado” y porque “también se dedica al teatro y sabe perfectamente de qué va esto”.
Además, se ha respetado “la esencia” del Diario del limonero, que no es otra que “contar la vida cotidiana desde la sencillez, desde lo que somos, con poesía y una importante conexión con la naturaleza, dando importancia a las pequeñas cosas que muchas veces pasamos por alto”. La dramaturgia es, en ese sentido, un viaje temporal en el que se reflejan recuerdos y distintos momentos de la vida de los personajes, al que se suman “extractos de lo cotidiano”, explica Mujika, que añade: “Nos hemos dado cuenta de que la obra, que habla del nacimiento, el crecimiento y la muerte, tiene muchas capas y que cada persona del público se quedará con la que más le llegue, independientemente de su edad”. Asimismo, la directora subraya que esta es una historia que “da visibilidad a los cuidados, un tema del que casi nunca se habla”.
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Coreografías, manipulación de objetos, texto
El centro de la obra habla de una madre que cría sola a sus hijos mellizos y va contando cómo evolucionan día a día. Desde ese punto, la dirección ha tenido que “inventar” muchos recursos para poner en escena a los distintos personajes que se cruzan en la vida de las/os protagonistas. Así, para dar rienda suelta a la poesía que contienen muchas de las situaciones que se narran, “hemos echado manos de la experiencia como bailarín de Ion, que ha creado las coreografías”. Y para representar algunos de los pasajes en los que aparecen los bebés, se los ha convertido en muñecos de trapo creados por María Sagüés, de modo que las actrices han tenido que aprender a manipularlos. Además, cada una de ellas encarna distintos roles, “tomando y dejando a cada personaje en escena, ante el público”, de modo que el viaje hasta el estreno ha sido intenso y lleno de aprendizajes.
“Al principio estaba nerviosa”, comenta Leire Lizarraga. “Vi el cuento del año pasado siendo consciente de que este año nos tocaba a nosotras y eso me generaba dudas por no saber si estaría capacitada para hacerlo, pero durante el proceso vi que sí”. “Esa sensación de incertidumbre la hemos tenido todas y creo que la sentimos más al ver que, inicialmente, la obra era un diario, pero durante el proceso vas viendo por dónde ir, le coges cariño...”, añade Uxue Alberto. Y Lupe Elizaga admite que actuar ante público “me impone mucho respeto”. “Es la primera vez que lo hago, todavía me considero alumna de la Escuela, y creo que hemos tenido mucha suerte con Ion y con Izaskun porque nos lo han hecho todo fácil y nos hemos sentido acompañadas”. Alaitz Mené, por su parte, reconoce que estrenar el cuento de Navidad de la ENT es “un sueño hecho realidad”, ya que “desde pequeña he venido a verlo todos los años”. Sobre este montaje en particular, la actriz opina que “no ha sido sencillo lidiar con las dudas, pero en cuanto he sentido que podía confiar, todo ha sido precioso”. Y eso las cuatro se lo deben a los directores, “que han conseguido crear un clima de seriedad en el trabajo sin generar tensiones, y eso nos ha ayudado muchísimo”, apunta Elizaga.
La sensación de grupo, de equipo, es otra de las que agradecen a Mujika y a Barbarin. “Nos han ayudado mucho a unirnos, a escucharnos”, dice Mené. Y Alberto sigue: “En esta obra nos necesitamos mucho entre nosotras; somos muy diferentes, pero hemos encontrado lo que nos une y hemos creado un universo propio”.
En este punto, ambos directores destacan “el trabajazo” que han realizado las actrices. “Son cuatro energías diferentes que suman”, señalan.
“El público infantil pide algo más que pasatiempos”
Cuando apenas quedan unos días para el estreno de Diario del limonero, Mujika tiene “mucha curiosidad” por saber cómo recibirán el montaje tanto el público infantil como el adulto. Sobre el primero, defiende que las/os niñas/os de hoy en día “necesitan obras de teatro profundas”. “No quieren pasatiempos, quieren hablar de algunos temas y entenderlos”, por eso actualmente hay profesionales de las artes escénicas abordando nuevas líneas de trabajo. Para tenerles en consideración como “personas completas” que se hacen preguntas sobre la vida.