Son 1.094 los días que han transcurrido desde la última vez que pudo celebrarse la feria de Santo Tomás en Bilbao, el 21 de diciembre de 2019. 1.094 días que se traducen en dos azokas canceladas por una pandemia que, por suerte, ha remitido y cuyas bajas tasas de incidencia en Bizkaia permitirán hoy miércoles retomar la celebración de uno de los mercados agrícolas más importantes para el primer sector local.
“Para mí es una fecha muy especial. Siempre se vende por la gran afluencia de personas que se acercan a Bilbao y, después de dos años, tengo muchas ganas de volver”, afirma David Torre, dueño de Bodegas Butroi, inmerso en los preparativos de este gran día. Ha embotellado 600 unidades de txakoli –uno de los principales productos que vende, además de la sidra–, desde su sede en Gatika. “Están siendo días de mucho trabajo. Lo queremos tener todo preparado para cargar y llegar el miércoles (por hoy) pronto al Casco Viejo”, explica.
El bodeguero asegura que la cancelación de las dos últimas citas ha incidido mucho en su negocio. “Ha sido un parón muy grande y la bodega se ha resentido”, reconoce. En este tiempo, Torre ha tenido que idear otras fórmulas para hacer llegar los caldos a sus clientes habituales. Admite que han sido tiempos difíciles y muestra su firme deseo de volver a trabajar al ritmo previo a la irrupción del coronavirus, en marzo de 2020. En el mismo orden de ideas, subraya que la importancia de ferias como la de Santo Tomás radica en su beneficio económico. “No son un todo –aclara–, pero suponen una fuente de ingresos muy relevante para nosotros, los baserritarras. Son el equivalente a una paga extra”, expone a modo de símil.
Tres años duros
Ana Añibarro, dueña del horno de pan y pasteles homónimo, también arde en deseos de empezar a atisbar a la marabunta en El Arenal bilbaino hoy miércoles. Los días previos al mercado agrícola más importante de Bizkaia han sido intensos para la empresaria. Han transcurrido cerca del fuego, donde se ha dedicado a hornear los más de 400 dulces y panes que hoy ofrecerá a sus clientes en los puestos 131 y 132 de El Arenal.
“Esta es una feria extraordinaria. Vendo muchísimos pasteles y es, en sí misma, un incentivo económico muy importante”, asegura. Añade que percibe esta edición como un soplo de aire fresco tras dos cancelaciones. Y es que, después de casi tres años de restricciones y no presencialidad, la pastelera está vislumbrando cómo al final de un profundo túnel se enciende una luz que augura un futuro mejor para su negocio y para sí misma.
“Lo he pasado muy mal. Los autónomos tenemos muchos gastos, pero durante este tiempo los ingresos han sido casi nulos. Además, esta pandemia también me ha hecho mucha mella a nivel psicológico. El hecho de estar aislada, el no tener contacto directo con el cliente… Ha sido duro”, explica. Estos dos años Añibarro ha podido subsistir gracias a las pequeñas ferias que se han mantenido en Orozko, de donde es oriunda. “Así es como he aguantado el chaparrón”, zanja la empresaria orozkotarra. Por todas estas razones, dice confiar en cerrar muchas ventas desde su puesto en El Arenal, uno de los núcleos históricos del comercio en Bilbao.
Nervios, ilusión y trabajo
Joana Lara, dueña de Landak Karakolak, en Erandio Goikoa, también ha tenido que hacer frente a acuciantes problemas en estos últimos tres años. No obstante, en una conversación que mantiene a principios de semana con este periódico, reconoce que las ventas on line a través de la plataforma BBK Azoka; el apoyo de sus propios clientes, que le llamaban para hacer pedidos, y la celebración de Gure Lurreko Merkatua, la pequeña feria que se ha mantenido en los Tinglados de El Arenal, han conseguido atenuar el embate pandémico. “En ese sentido, he tenido la suerte de hacerme un hueco en el mercado y de que la gente confíe en mi producto”, asegura.
Lara, no obstante, espera la llegada de Santo Tomás con ansia. “Llevo yendo varios años, pero la ilusión y los nervios de los días anteriores al mercado no desaparecen”, afirma. Como Torre y Añibarro, cree que Santo Tomás es una fecha muy importante para el primer sector de Bizkaia. “Lo es no solo porque incentiva todo el ámbito del agro vasco, sino por la oportunidad de hacer la venta al consumidor directamente –explica–. Además, para mí, es un día excelente porque mi producto, los caracoles, son típicos de estas fiestas que se acercan”, añade.
Precisamente por la gran demanda de caracoles que preveía, Landa ha trabajado a un ritmo frenético durante las jornadas previas a la celebración de la gran feria. Este lunes aún tenía que revisar el stock de producto disponible que necesitaba para hoy, ya que afirma haber tenido “un año muy positivo en lo que se refiere al nivel de ventas”.
Baserritarras en ciernes
Eneko Serrano, joven orozkotarra dueño de la Quesería Lusuri, guarda, al igual que Lara, un recuerdo no demasiado amargo de la pandemia. Fue entonces cuando decidió enfocar su vida en la producción de lácteos de oveja. “Hubo una gran aceptación por parte del público, que se volcó en apoyar al kilómetro 0”, valora. Este Santo Tomás es el primero al que acude como productor. No obstante, no es la primera feria a la que acude. “He estado viajando por toda Euskal Herria vendiendo queso”, relata. Una de las últimas a las que ha acudido ha sido el Último Lunes de Gernika, pero considera que la de este 21 de diciembre es la más importante para el sector primario de Bizkaia. “Es de las mejores ferias agrarias del año. En esta fiesta los productores podemos dar salida a nuestro producto”, explica. Serrano calcula que son 500 los kilogramos de queso los que venderá a lo largo de la jornada de hoy.
Este Santo Tomás también es el primero al que la elorriotarra Edurne García, impulsora de Delikatetxe, empresa eco especializada en caldo y productos de gallina, acude como miembro del primer sector. “Somos una empresa nueva, tan solo llevamos un año de actividad y, en ese sentido, esta es una gran oportunidad para darnos a conocer”, confía ilusionada García. Aún con todo, a lo largo de este año ya ha estado vendiendo sus productos en más ferias. Eso sí, reconoce que ninguna de ellas es comparable a la de Santo Tomás en términos cuantitativos.
“Hemos estado viajando por pequeños pueblos y, por supuesto, fuimos al Último Lunes de Gernika”, aclara. Este es uno de los motivos por los que la fase de preparación necesaria para que hoy su puesto esté impecable, ha estado marcada por una buena dosis de incertidumbre. “El tema de montar el puesto no nos preocupa, a eso ya estamos acostumbrados”, aclara. “La cuestión es que no tenemos muchas referencias de ferias de gran calado y no sabemos si la cantidad de producto que hemos calculado será la correcta o no”, reconoce. García cuenta en sus previsiones con cerca de 80 litros de caldo, la gran mayoría de gallina, y hasta 200 lotes de bandejas de hamburguesas elaboradas con carne de este mismo animal.
238 casetas
David, Ana, Lara, Eneko y Edurne son solo algunos de los 137 productores que durante todo el día de hoy atenderán a los y las incondicionales de este gran mercado en alguna de las 238 casetas instaladas y que, tal y como ocurrió en la pasada edición de Aste Nagusia, se prevé multitudinaria. En esta edición, la número 73, todos los puestos estarán ubicados en El Arenal, trasladando hasta los antiguos muelles de Bilbao en su totalidad la feria del agro vizcaino. Este cambio –en citas anteriores parte del mercado se instalaba en la Plaza Nueva– no ha sido recibido con demasiado entusiasmo por algunos productores. No obstante, desde la organización se insistió hace escasos días en que el cambio era imperativo y que su fin no es otro que el de “dar el protagonismo que merecen” a los y las trabajadoras del primer sector vizcaino. Así las cosas, donde otrora descargaban los barcos, hoy miércoles el conjunto del agro de Bizkaia saca pecho.