En los casi diez años que lleva en el cargo, el director general de la Euskadiko Orkestra, Oriol Roch, ha tenido que gestionar momentos complicados. Accedió al puesto en 2014, cuando la crisis económica aún daba sus últimos coletazos. Más tarde llegó el covid-19 y las restricciones. Ahora, cuando parecía que todo volvía a la normalidad, ha llegado la inflación y la subida generalizada del coste de la vida. Aún así, Roch, con cifras en la mano, se muestra "optimista".
¿La gira de la Euskadiko Orkestra por Polonia es también un logro para el país?
Estamos seguros de que el hecho de que no estemos en casa la semana que viene no provoca otra cosa que orgullo por parte de la ciudadanía. Transmite la idea de que vale la pena apostar por la orquesta como instrumento cultural vivo, soportado al 100% porque el Gobierno Vasco, en la medida que es un instrumento también de proyección exterior.
En el ‘Plan Estratégico Cultura 2028’ que acaba de aprobar el Gobierno Vasco se insiste en la voluntad del ejecutivo de apoyar la internacionalización de la Euskadiko Orkestra.
Desde que estoy en este cargo, no he podido más que constatar que la orquesta nunca ha sido puesta en cuestión, ni en momentos complicados. Sin ninguna duda, como instrumento cultural que somos, contamos con apoyo del Gobierno. ¿Que nos gustaría contar con un presupuesto mayor? Por supuesto. Sería realmente muy útil y muy indicado. Bien es cierto que, a la vista de lo que suceden en otros lares, el soporte del Gobierno a la orquesta es algo para señalar. Lo agradezco mucho.
Al sector cultural le ha tocado vivir años difíciles. Primero con el covid y, ahora, viajar y la vida se han encarecido.
Cuando avistábamos la salida del covid se dio el debate sobre poner más peso en la mirada local. Muchos festivales planteaban unas programaciones con mucha presencia de orquestas de la otra parte del mundo. Muy posiblemente esto se va a ir reduciendo. Las complicaciones van a ser más por cuestiones como la energía e, incluso por el debate ecológico sobre las emisiones y los valores que debe representar la cultura. A todo esto se suman los costes que todo el mundo puede suponer. Hace unos 15 años veías constantemente a un par o tres de orquestas del Estado en China; creo que esto se está reduciendo poco a poco. En cualquier caso, como estrategia principal nuestra intención es poder mostrar nuestro trabajo en el entorno europeo.
En el marco internacional parece que el sector privado ha tenido a repercutir el aumento de los costes en el precio de las entradas.
En Francia, Alemania y en los países centroeuropeos el precio de las entradas es mucho mayor que el que el que tenemos aquí, desde que hace muchos años que se instaló un poco la voluntad de las instituciones públicas de que los precios de las entradas fueran más asequibles. Nuestra misión, al fin y al cabo, es una labor vertebradora de un país potente a través de la música sinfónica y que haya también un punto de orgullo de país y de considerar que tenemos una orquesta en casa que puede ofrecer gran repertorio con garantías.
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Esta es la primera temporada de la Euskadiko Orkestra sin restricciones después de dos años de covid. ¿Ha vuelto el público a los auditorios?
Nos esperábamos más una vuelta a la normalidad mucho más pausada, mucho más gradual. Estamos instalados en el optimismo: tenemos cifras para estar contentos. Depende del programa pero hemos tenido, en muchas ocasiones, los auditorios con muy buena entrada. Actualmente contamos con alrededor de 5.500 abonados, además de las ventas sueltas para cada concierto, que también funcionan bien. Tenemos un goteo constante de crecimiento de abonados. El público valora que tengamos un recorrido sinfónico muy variado de diez programas al año.
El año que viene cumplirá diez años como director general de la orquesta. ¿Cómo valora la evolución de la orquesta en este tiempo?
La orquesta nació en 1982. Me tocó vivir el último tramo de la crisis, que limitaba cualquier tipo de contratación, inversiones y otras muchas cuestiones. No fue hasta finales de 2016 cuando empezamos a ver la posibilidad de mejorar en el ámbito de las inversiones y de contrataciones, que es muy importante. Hemos renovado la plantilla en una treintena de músicos, lo que supone haber generado un círculo de la excelencia. En el momento que lanzamos una oferta de trabajo a las plataformas internacionales de comunicación de las audiciones, cada vez se presentan músicos de mayor calidad. La gente ve que es una muy buena orquesta y que vale la pena apostar por ella para abrir una nueva vida aquí. Me ha tocado vivir momentos complicados, momentos de conflictividad pero, en general, creo que existe una relación más que razonable, con una buena proyección y, sobre todo, destacaría una consolidación de la apuesta del Gobierno Vasco por su orquesta. A pesar de haber tenido que pasar una pandemia, he tenido el lujazo de formar parte de este equipo que lo compone un gran equipo de profesionales en la gestión. No creo que haya otra orquesta que tenga profesionales de este nivel. Es un honor estar al frente de este equipo