La dimensión internacional de la Euskadiko Orkestra es cada vez más patente. Pasado mañana viajará hasta Varsovia para iniciar una gira de una semana en aquel país, dentro del prestigioso Festival de Semana Santa Beethoven. Se trata del primer tour internacional que emprende el conjunto después de la pandemia –la anterior salida les llevó a Turquía en vísperas del confinamiento– y también la primera vez que la orquesta actúa en Polonia –entre músicos y personal técnico, se desplazarán 100 personas a Europa central–. Lo hará en los principales teatros de cuatro ciudades: el 28 de marzo estará en la capital polaca; el 29, en Wroclaw; el 30, en Cracovia; y el 31, en Katowice. En todas estas citas interpretarán el mismo programa que se iniciará con Pavane y el Boléro del vasco Maurice Ravel, que antecederá al plato fuerte, a la Quinta Sinfonía, de Gustav Malher. La “Basque National Orchestra” figura como cabeza de cartel y “principal atractivo” de la programación de este festival, que fue fundado en 1997 por el fallecido compositor Krzystof Penderecki y que ahora es dirigido por su viuda, Elzbieta Penderecka. El Beethoven es un encuentro muy prestigioso en el que siempre se agotan las entradas.
El director general de la Euskadiko Orkestra, Oriol Roch, presentó ayer esta gira internacional, acompañado por el viceconsejero de Cultura del Gobierno Vasco, Andoni Iturbe, y por dos violinistas polacos que llevan un buen número de años siendo parte de esta familia, Antoni Kosc y Justyna Janiak-Krymer. Roch explicó que el acceso a este festival, uno de los encuentros de música clásica más importantes de Polonia, ha venido de la mano de la batuta titular, Robert Treviño. El estadounidense, que ha participado en este encuentro en varias ocasiones, fue invitado el año pasado a volver “con su orquesta”, es decir, la vasca.
Treviño pudo estar en la presentación debido a compromisos profesionales –viajará directamente a Polonia para dirigir los cuatro conciertos– pero quiso dejar constancia de la importancia de esta apuesta mediante unas declaraciones remitidas a la prensa: “Salir de gira es muy importante como institución cultural, como institución musical emblemática del País Vasco. Es importante para el País Vasco mostrar en el exterior no solo los valores culturales, sino también los valores musicales y dialogar e intercambiar con otras personas. A través de la paz y la cultura, mediante el arte de la música, queremos construir y tender puentes”.
“Sabemos que en las cuatro ciudades están esperando a la Euskadiko Orkestra”, dijo, por su parte, el director general. La de Polonia será la gira internacional número 22 que emprende la sinfónica de Euskadi y se encuentra ante “uno de sus más grandes hitos entre las múltiples giras internacionales realizadas previamente”. Desde 1984 el conjunto ha viajado por países centroeuropeos de larga tradición como Austria, Alemania, Italia, Francia y Reino Unido, y, además, al otro lado del Atlántico ha visitado Argentina, Santiago de Chile y Brasil, entre otros lugares. Precisamente, reforzar la vocación internacional de la Euskadiko Orkestra es una de las metas que se ha fijado el Gobierno Vasco, tal y como recordó Iturbe. En este sentido, el Plan Estratégico de Cultura de 2028 aprobado por Lakua el pasado 14 de marzo fija como objetivo la internacionalización del conjunto sinfónico que sirva como sinónimo de “Marca Euskadi”.
El programa: Ravel y Mahler
Para esta ocasión se ha conformado un programa “ambicioso y potente”. Por un lado, los músicos interpretarán la Quinta de Mahler, una obra de “gran dimensión y dificultad interpretativa”, una auténtico “reto” para la formación. De hecho, Treviño es un especialista en este compositor austríaco del siglo XIX y principios del XX, uno de los habituales en los programas de la orquesta cuando ha actuado en lugares como Linz, Múnich o Bregenz. Roch explicó que, en este tipo de ocasiones, es la organización del festival quien invita a las orquestas a presentar ante sus audiencias lo más representativo de su repertorio. Por lo tanto, una propuesta mahleriana como esta, que el otoño pasado pudo escucharse en las capitales vascas dentro de la temporada de abono, era una opción más que segura. “Cuando una orquesta se presenta por primera vez se le suele pedir que se muestre con aquello que le es más propio”, relató el director general.
Esta Quinta Sinfonía suele acompañarse con piezas breves de compositores como Mozart o Schubert pero, en este caso, el conjunto, en su afán por dar a conocer y divulgar partituras de creadores del País Vasco, interpretará el conocidísimo Boléro de Ravel, así como Pavane pour une infante défunte.
El de Ziburu es un autor que la Euskadiko Orkestra conoce bien. De hecho, ha grabado dos discos centrados en sus creaciones –uno de ellos centrado en su música vasca y otro en su visión francesa– con el prestigioso sello internacional Ondine, que ha recogido críticas muy positivas por parte de especialistas y logrando, así, que la orquesta haya logrado “mucha atención”. Además, esta misma semana la Euskadiko Orkestra ha protagonizado un ciclo de conciertos para escolares en el que exploraron las capacidades de la “percusión corporal”, partiendo del citado Boléro.