Con motivo al Día Internacional de la Muerte Digna celebrado esta semana, en Vitoria la asociación Derecho a Morir Dignamente ha celebrado hoy unas jornadas en formato de coloquio para debatir sobre el camino hacia la disponibilidad de la propia vida y hacer así un balance sobre la ley de la eutanasia.
Según han destacado en el coloquio, la regulación de la ley es un avance para el conjunto de la sociedad por poder decidir sobre el final de su vida, pero todavía hacen falta mejoras, por ejemplo, en cuanto al tiempo de espera hasta saber si se ha aprobado o no la solicitud, o en cuanto a la edad para poder solicitarla (solo las personas mayores de edad pueden solicitar la eutanasia).
Entre los participantes, se encontraba Concha Castells, presidenta de la asociación; Socorro Lizarraga, médica de familia, miembro de la asociación en Navarra e integrante del grupo de referentes de eutanasia en Navarra; y Fernando Marín Olalla, médico y miembro de la asociación en Madrid. Además, también ha participado Loren Arseguet, responsable internacional de AFDMD.
En este coloquio la valoración que han realizado sobre la ley de la eutanasia ha sido positiva, pero con posibles mejoras. Según ha destacado Concha Castells a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, la valoración que realizan no es negativa teniendo en cuenta que “se trata de una ley muy compleja que se aprobó en muy poco tiempo, en tres meses”. Es decir, “para ponerla en vigor hubo muy poco tiempo. Se realizó todo en un periodo de tiempo muy rápido y la administración tuvo que poner a tope sus mecanismos para buscar los grupos profesionales referentes, hacer formación a los profesionales, y la puesta en marcha de todo el procedimiento. Fue un tiempo récord y en ese sentido el balance es muy positivo”, explica.
De hecho, en este contexto valora que “en Euskadi aprobamos con nota de hecho fue la primera comunidad en llevar a cabo la primera muerta por eutanasia, por lo menos que así trascendiera”, explica.
Sin embargo, también opina que es importante hacer unas mejoras o una ampliación en los requisitos de la propia ley y, entre lo más destacado, desde la asociación siguen solicitando que la ayuda para morir no tenga que ser un “proceso largo y burocrático”. “Seguimos pidiendo que no se tenga que cumplir tantas condiciones y que no se tenga que pasar por tanto sufrimiento, sino que pueda ser algo donde poder ejercitar la libertad”, concreta.
75 solicitudes
Asimismo, desde Derecho a Morir Dignamente su presidenta también solicita una mayor transparencia por parte del departamento de Salud del Gobierno Vasco: “Ofrecen datos, pero no son claros con la información. Por ejemplo, se conoce que desde la aprobación de la ley ha habido un total de 75 solicitudes, y 25 personas han podido morir dignamente con la eutanasia. Otras 22 personas han fallecido en el proceso, pero en este sentido, no sabemos por qué, si es que pidieron tarde la eutanasia, o se tardó demasiado. Tenemos que reconocer que estábamos esperando que hubiera un informe oficial por parte del departamento donde se explicara un poco más en detalle las características de estas solicitudes”, aclara.
En este contexto, cabe destacar que según los últimos datos ofrecidos por Osakidetza, en el plazo de un año, después desde la entrada en vigor de la Ley Orgánica 3/2022 del 24 de marzo que regula la eutanasia, Euskadi “ha garantizado la ayuda médica a morir a 25 personas”. La edad media de las personas solicitantes de la eutanasia se sitúa en 64 años, teniendo 89 años la persona de mayor edad y 37 la menor.
Por último, cabe destacar que el tiempo medio en Euskadi del procedimiento desde la primera solicitud hasta la eutanasia se sitúa en 45 días y que en cuatro procesos de eutanasia ha habido donación de órganos. En este sentido, desde la asociación también valoran la necesidad de acortar los tiempos de espera, “ya que en muchos casos es alargar demasiado el sufrimiento”, concluyen.