El Gobierno español apela a la paciencia y la discreción, y no prevé responder explícitamente a las demandas de Carles Puigdemont para negociar la investidura de Pedro Sánchez hasta que fracase el intento de Alberto Núñez Feijóo a finales de septiembre. La parte socialista del Ejecutivo valora que el expresident haya dejado abiertas “las vías del diálogo y la política”, y cree firmemente en un acuerdo que, evidentemente, entraña grandes obstáculos. Uno de ellos, y quizás uno de los más “problemáticos”, la exigencia de una “mediación internacional”, petición “difícilmente asumible”, como reconoce Jaume Asens, el dirigente designado por Yolanda Díaz como interlocutor. Con todo, el gabinete encabezado por el líder del PSOE ve refrendada la estrategia de la negociación en aras de que la próxima legislatura sea “la de la convivencia, el respeto y el progreso” aunque, de momento, no existan contactos formales. La ministra portavoz, Isabel Rodríguez, interpelada por si hay un margen para una ley de amnistía, se puso de perfil y, sin descartarla, resaltó que “cuando llegue el momento lo que el presidente del Gobierno hará es lo que ha hecho en estos cinco años: avanzar en marco de la convivencia, con una herramienta que es el diálogo y con un instrumento que es la Constitución”. Y afeó: “El PSOE debe esperar ahora a que termine el trámite de Núñez Feijóo, que hace esperar al país durante veinte días”.
En esta tesitura, Sumar admite las trabas para plasmar esa figura del relator, mayores que la de encontrar viabilidad a la amnistía. “Algunas de las exigencias de Puigdemont me parecen asumibles, pero otras me parecen más difíciles. Más que el qué, me parece problemático el cómo’. Cuando se habla de un mediador internacional me parece que es propio de los conflictos armados, de los procesos de paz. Es extraño poner a una tercera persona internacional en la mesa”, precisó Asens, quien puntualizó en Onda Cero que la amnistía que plantea el ex Jefe del Govern es “la condición para la investidura, pero no la condición previa para hablar de ella”. “Es una fórmula constitucional y democrática que se puede explorar”, verbalizó, poniendo en consideración que el horizonte habría sido peor si el líder de Junts hubiera colocado como pantalla infranqueable el referéndum de autodeterminación.
La figura del mediador
La importancia dada a la figura de un coordinador ya separó a ambos gobiernos en 2019, cuando el Govern y Moncloa trataron de impulsar, además de la comisión bilateral entre ambas administraciones, la mesa de diálogo de partidos sobre el futuro político de Catalunya, con una tercera figura que diera fe de lo que se hablaría en las negociaciones. La entonces vicepresidenta Carmen Calvo aceptó expresamente esa figura del “relator” pero se negaba a considerarla como mediador. Lo expresó así: “No, no hacen falta mediadores, ni para el Gobierno ni para el PSOE. Si acaso, alguien que pueda tomar nota, que pueda convocar, que pueda coordinar porque hay diferentes partidos, pero no hacen falta mediadores para estar dentro de la ley”. Cuando se le pidió que explicara con más detalle, añadió: “Alguien que sea capaz de decir, nos convocamos, tomo nota de lo que vamos hablando, un poco la figura de lo que hace un relator en el Congreso, alguien que entiende lógicamente de política, no vamos a sentar a alguien ajeno a la situación de Catalunya en España”. De ahí que, tomando como referencia aquella divergencia, la actual demanda de Puigdemont pueda volver a presentar problemas.
Por ahora, el sector socialista del Ejecutivo insiste en que se mantendrán siempre “dentro de la Constitución” y que trabajarán con los grupos parlamentarios en la investidura de Sánchez, todo con el objetivo de “construir diálogo” y mayor cohesión territorial para “cerrar definitivamente las heridas de la Catalunya de 2017”. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, destacó ayer martes que el método del PSOE se basa en la “discreción” y en trabajar en un acuerdo que se comunica a los ciudadanos una vez que se ha conseguido. “Un método que se ha demostrado eficaz y exitoso estos últimos años”.
Beneficiados por la amnistía
En el supuesto de que la amnistía pasara el filtro constitucional, entre los potenciales beneficiarios estarían los exiliados y condenados por el 1-O, tanto Puigdemont como Oriol Junqueras–, así como los cargos menores implicados en el referéndum y el procés. Todo dependerá de la literalidad de la eventual ley, que será la que fije los hechos perdonados, el alcance de sus consecuencias y a quién competerá determinar en cada caso las personas concretas a las que se les puede aplicar, pero lo cierto es que se vislumbrarían ya más de 40 posibles beneficiados. Tanto el líder de ERC –que ahora mismo está inhabilitado hasta 2031– como el de Junts podrían concurrir a las próximas elecciones catalanas, previstas para 2025. “Si se da por constitucional la posibilidad de amnistía, no hay límites”, entienden los expertos. Además, verían extinguir sus presuntas responsabilidades penales los exconsellers Toni Comín, Clara Ponsatí y Lluís Puig, así la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira, o la exdiputada de la CUP Anna Gabriel. A los grandes nombres se suman otros menos conocidos que podrían resultar favorecidos por una amnistía. Destacan la consellera de Cultura, Natàlia Garriga; el presidente de ERC en el Parlament, Josep Maria Jové; y el también diputado y ex secretario de Hacienda, Lluís Salvadó.
Mientras, el president Pere Aragonès quiso reiterar su “coincidencia” con Puigdemont en avanzar hacia la amnistía y el referéndum; al tiempo que el exalcalde de Barcelona Xavier Trias calificó de “estadista” la intervención del ex Jefe del Ejecutivo catalán, aplaudiendo que “hace bien aceptando el diálogo y poniendo unas condiciones claras”. Más cauto se mostró el líder del PSC, Salvador Illa, enfatizando que los socialistas tendrán “toda” la generosidad, pero no “ingenuidad”, en las negociaciones, en las que solicita dosis de “prudencia” para “no hablar en nombre de Catalunya”. “Prudencia, paciencia, discreción y Constitución. Nada fuera de la Constitución”, reiteró en diversas ocasiones el exministro en alusión a las condiciones de Puigdemont.