La exjefa de la banda terrorista ETA Iratxe Sorzabal, que se enfrenta a seis años de cárcel por el intento de atentado en el Aeropuerto del Altet de Elche (Alicante) de julio de 1995, ha negado su participación en los hechos y ha señalado que su confesión sobre esa acción y otras 21 más, y que se plasmaron en una 'kantada', nota manuscrita que enviaban los etarras a la dirección de la banda tras ser detenidos, fue obtenida bajo tortura.
Así se ha pronunciado en respuesta a su abogado durante la celebración del juicio que ha tenido lugar en la Audiencia Nacional, y que ha quedado visto para sentencia, por el que el Ministerio Público interesa seis años de cárcel para ella.
Sorzabal, que ha roto a llorar rememorando su segunda detención en 2001 y su paso por las dependencias policiales, ha sostenido que ella comenzó a colaborar con ETA en 1996 pero sin pertenecer a comando alguno dado que su tarea para la banda era vigilar la frontera con Francia.
Durante el interrogatorio, la ex miembro de ETA ha denunciado que una vez detenida fue torturada de diversas maneras por la Guardia Civil, ha hablado de electrodos que produjeron quemaduras en su espalda, introducción de bolsas en la boca y golpes, y que eso provocó que introdujera tanto en la 'kantada' como en las declaraciones en dependencias policiales durante su incomunicación los hechos que le obligaron a reconocer como suyos.
"Llevaba dos días sin dormir y por eso firmé", ha indicado apuntado que incluso hizo 28 reconocimientos fotográficos y se ofreció a reconocer como propio el atentado contra Carrero Blanco ante la risa de los agentes.
UNA DACIÓN DE CUENTAS A LA DIRECCIÓN
Tras su declaración, el fiscal del caso, Carlos García Berro ha mantenido su petición de pena para Sorzabal explicando que en este asunto solo hay dos pruebas fundamentales que son la declaración de la propia etarra y su 'kantada', y ha dado por buena la segunda indicando que no se puede pretender por la defensa que esa nota manuscrita sea reconocida para unos juicios y para otros no: "Es la 'kantada' de Schrödinger".
En este sentido, ha apuntado que el documento debe ser analizado desconectándola tanto de la declaración policial como de las circunstancias de la detención y ha calificado este tipo de notas de espontáneas y sinceras dado que era una "dación de cuentas obligada por ETA". Por eso, ha desligado esa nota de la declaración policial.
Y ha destacado determinados detalles de la misma, como que se integró en ETA en 1994 cuando fue captada por su pareja el también miembro de la banda Iñaki Tellechea.
En cambio, la defensa de Sorzabal, que ha arrancado su informe pidiendo la libre absolución, ha resaltado que se está ante un caso en el que la detenida sufrió torturas, que consta como prueba una nota manuscrita que recoge un relato de lo declarado en sede policial y que en caso de que se le atribuya esa 'kantada' a Sorzabal, no puede ser tenida en cuenta para condenarla porque vulneraron sus derechos constitucionales.
LA PRUEBA ES "NULA"
Así, ha dudado de que Sorzabal hubiera escrito esa nota si no hubiera sido sometida a torturas, y ha indicado que difícilmente se puede legalizar una prueba como esa cuando se han violentado derechos fundamentales de la detenida. Tras explicar los baches procesales que complican la validez de la prueba, ha añadido un último problema, y es que si se tratara de una confesión no sería válida tampoco porque se hizo sin abogado y sin lectura de derechos.
"No cabe otra que la nulidad de la prueba, se pretende condenar usando medios de prueba nulos y en base a una nota manuscrita mal traducida y mal interpretada", ha apostillado.
En el escrito de acusación del Ministerio Público se indica que el 29 de julio de 1995 Sorzabal colocó un artefacto explosivo en el Aeropuerto del Altet de Elche (Alicante). Fue a las 12.45 horas de ese día cuando una empleada de la limpieza procedió "a vaciar la papelera situada en el túnel que une el aparcamiento con la llegada de pasajeros", cuando "observó una bolsa en cuyo interior apareció un paquete con cables y una pila".
"Avisadas las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, procedieron a acordonar la zona y los Tedax a la desactivación del artefacto que resultó compuesto por un reloj digital, una pila de 9 voltios, 500 gramos de sustancia explosiva Ameritol, un detonador eléctrico y unos cables", detalla la Fiscalía.
El escrito apunta que "no se produjeron daños personales ni materiales aun cuando el artefacto explosivo fue colocado con la finalidad de causar el máximo daño posible a las personas y al patrimonio público y privado".
EL ATENTADO DE LA ADUANA
Se trata de la segunda vez este año que Sorzabal se sienta en el banquillo de los acusados. Fue a finales del pasado mes de febrero cuando la que fuera jefa de ETA fue enjuiciada por un atentado perpetrado en octubre de 1995 en el paso fronterizo de Irún (Gipuzkoa) que produjo daños en la aduana española, y por los que se pide para ella 12 años de cárcel.
Sorzabal, todavía pendiente de esa sentencia, negó "todo" durante su declaración como acusada, en la que se puso también el foco en la 'kantada' de la acusada, en el que se detallan incluso ataques que hasta el momento de ser plasmados no tenían un autor definido, como los dos mencionados.
La que fuera jefa de la banda sostuvo que lo que contó en el manuscrito "es todo" lo que le "hicieron aprender de memoria, con todos los detalles" en sede policial.
El valor de esa 'kantada' reside en que la misma hace alusión a atentados que no han sido juzgados o atribuidos, como el perpetrado contra una sucursal de Mapfre en 1993. Es precisamente por eso por lo que ese juicio no giró en torno al atentado de Irún, sino a dar validez o a desmontar el contenido de ese documento.