Durante el mercado de fichajes estival, Javi Calleja y Sergio Fernández desarrollaron un plan cuyo objetivo no era otro que iniciar el cambio generacional que la plantilla del Deportivo Alavés había pedido a gritos a lo largo de la temporada anterior.
Para ello, se dejó marchar al gran capitán Manu García y se incorporaron, tanto en propiedad como mediante cesión, varios futbolistas jóvenes que, en principio, serían capaces de quitarle el sitio a los más veteranos y –por qué no– establecer las bases para el futuro del conjunto babazorro, el cual, lógicamente, se daba por hecho que sería con el técnico madrileño a la cabeza.