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La Reserva Federal mantiene los tipos pero abre la puerta a una tímida rebaja

El organismo estadounidense opta por un enfoque conservador ante una inflación que todavía está por encima del 3%
El presidente de la Fed, Jerome Powell.

En una decisión técnica que se daba por anticipada, el Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidió ayer mantener los tipos de interés en el baremo del 5,25% al 5,5%. Una decisión que hace prever que en el caso europeo, como se ha encargado de deslizar la presidenta del BCE Christine Lagarde en entrevistas concedidas el pasado fin de semana, el organismo con sede en Frankfurt tampoco va a acometer una nueva rebaja de tasas más allá de la que ordenó hace una semana (0,25%) y que supusieron dejar el precio del dinero en el 4,25%.

Por séptima reunión consecutiva, la Fed decidió mantener los tipos en niveles que son los máximos desde enero de 2001. “El Comité no espera que sea apropiado reducir el rango objetivo hasta que haya ganado mayor confianza en que la inflación se está moviendo de manera sostenible hacia el 2%”, anunció el Comité en un comunicado. Se trata del porcentaje a partir del cual se considera que la inflación se sitúa bajo control. El banco central estadounidense destacó que la inflación ha disminuido durante el año pasado, pero sigue permaneciendo en niveles elevados en el país.

Es decir, que la Fed continúa apostando por una visión ortodoxa que no permita el más mínimo resquicio a un repunte de los precios. No obstante, sí reconoce que “ha habido un modesto avance” hacia el objetivo de inflación del 2%, lo que allana el camino hacia una posible bajada en las tasas en su próxima reunión, que podría ser a principios de septiembre. Los mercados bursátiles ya están barajando que en esa cita se produzca la esperada reducción de tasas hasta una horquilla del 5% al 5,25%. Los miembros de la Fed encargados en la reunión de elaborar el Resumen de Proyecciones Económicas situaron los tipos a final de año en el 5,1%. Esta cota refleja la opinión de la mayoría de sus integrantes, pero no supone forzosamente que finalmente vaya a haber bajadas en las próximas reuniones.

La situación en la que transita la economía de Estados Unidos es bastante diferente a la de la Unión Europea. La salida a la crisis que provocó la pandemia fue mucho más rápida en el caso americano. Allí, la Reserva Federal decidió actuar con prontitud para atajar el problema de la inflación, que se estaba desbocando como no lo había hecho desde hacía 40 años, en los primeros tiempos de la presidencia de Ronald Reagan. De hecho, en marzo de 2022, el organismo acabó con dos años de tipos de interés al 0% para aplicar una subida del 0,25%. A partir de ahí el mensaje fue nítido. Se actuaría contra la inflación con contundencia y decisión. Los incrementos pasaron a ser de 0,5% y también del 0,75% hasta llegar al 5,25% hace ahora un año. Los datos económicos parecen haber dado la razón al enfoque de la Fed.

La tasa de variación anual del IPC en Estados Unidos el pasado mes fue del 3,3%, un 0,1% inferior a la del mes precedente. La inflación acumulada en lo que va de año es del 2,4%. De modo que, poco a poco, el objetivo de situar la inflación por debajo del 2% parece más cercano. También las estadísticas de crecimiento económico indican una subida más robusta y consolidada. 

Así, el PIB de Estados Unidos creció en el primer trimestre del año un 0,4% , con un crecimiento interanual del 1,6%, si bien son avances menores a los del último trimestre del año pasado, cuando la economía creció un 0,8%, y un 3,4% en tasa interanual. A este respecto, la tasa de crecimiento interanual del 1,6% es la más baja desde el segundo trimestre de 2022. Sin embargo, hay otros parámetros que juegan a favor de la recuperación estadounidense, como son la fortaleza del mercado de trabajo y el programa masivo de inversiones, tanto nacionales como internacionales, que está logrando captar la llamada ‘Inflation Reduction Act’. Esta ley para el control de la inflación está llevando a la economía de Estados Unidos a liderar la pujanza en I+D+i en el mundo junto a China. Una carrera global en la que muchos analistas coinciden que Europa se está quedando atrás, con menores niveles de productividad y competitividad en sus empresas, además de una deuda pública de cuyo incremento también se está adviertiendo con más frecuencia.

No obstante, el panorama empieza a ofrecer síntomas de mejora. El PIB de la Eurozona se anotó una expansión del 0,3% en el primer trimestre del año, según los últimos datos de Eurostat, lo que permitió al menos igualar el ritmo de crecimiento trimestral de Estados Unidos por vez primera desde hace dos años. Entre las principales economías de la UE, el PIB de Alemania en el primer trimestre creció un 0,2%, después de bajar un 0,5% en los tres meses anteriores, mientras que en Francia se desaceleró al 0,2% desde el 0,3% y en Italia aumentó un 0,3%, frente al 0,1%.

Es precisamente esa fragilidad en el eje económico París-Berlín -que amenaza con extenderse ahora al ámbito político tras las elecciones europeas- la que está complicando la evolución de las cuentas en la Eurozona, en un momento en el que se está imponiendo en las agendas de los Veintisiete la necesidad de dotarse de nuevas reglas fiscales para luchar contra el déficit. En el caso de España, según los datos de Eurostat, el PIB creció un 0,7% entre enero y marzo de 2024.

13/06/2024