La felicidad llegó de modo gratuito a la zona libre de la plaza de Catalunya de Gros en forma de balones en la tarde del pasado martes. La explanada en la que se desarrollan continuos y simultáneos partidos de fútbol entre la chavalería quedó paralizada por unos momentos ante la presencia de unos operarios del alumbrado público que, tras cumplir su cometido de reparar las luminarias de la iglesia, dedicaron unos momentos a reunir decenas de balones que se encuentran en el tejado del templo religioso, donde aterrizan muchas pelotas para quedarse allí para siempre.
"¡Aquí, aquí, que yo no tengo balón!", reclamaban algunos de los chavales al trabajador subido en la cesta de la grúa, que recogía las esferas de cuero y plástico, que estaban más fáciles de atrapar y las entregaban a los críos.
Los dos operarios de la empresa Loyarte, contratada para el mantenimiento de la iluminación en la zona, dieron por terminada su buena acción después de entregar una veintena de pelotas. "Pero hay muchas más", recalcaba el joven trabajador que las había rescatado.
Además de la nube de futbolistas habituales de la zona pegada a la iglesia, la camioneta de la empresa de mantenimiento se rodeó de muchos curiosos y algún que otro abuelo deseoso también de hacerse con un parte del botín.