En su propósito de recuperar la vida y, sobre todo, la obra de profesionales navarras/os del sector audiovisual, la Filmoteca de Navarra acaba de publicar dos nuevos volúmenes de su colección Libros de Cine, en esta ocasión dedicados a la actriz María Francés (Tudela 1887 - Barcelona 1987) y al director de arte Cruz Baleztena Abarrategui (Pamplona, 1932 - Madrid 2019). El profesor universitario Asier Gil Vázquez y el arquitecto y cineasta Patxi Burillo son los autores de estos trabajos que pueden conseguirse ya en la misma Filmoteca (Paseo Antonio Pérez Goyena, 3 ) y en el Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra (c/ Navas de Tolosa, 21).
Centenaria
María Francés fue lo que se conoce como una “notable actriz de carácter”, es decir, que interpretó fundamentalmente papeles de reparto tanto en la zarzuela como en el teatro texto y en el cine. Comenzó a trabajar como corista en la zarzuela en 1903, a los 16 años. De ahí pasó a tiple en compañías de repetorio, llegando a hacerse un nombre en los años 20, lo que le hizo alejarse poco a poco del género musical y adentrarse en los melodramas populares para luego dar el salto al teatro burgués, tal y como indica en su estudio Asier Gil. Así, su escuela fueron las tablas, trabajando en numerosos montajes y realizando giras constantes por todo el Estado. Y ya a los 50 años, la actriz comenzó a trabajar de manera continuada en el cine. Con el pelo cano, ropa oscura y recogido en un moño, sus personajes solían estar ligados a mujeres en edad madura. Llegó a filmar más de cuarenta largometrajes entre comedias, películas policíacas, dramas e incluso cintas de terror. Sus incursiones en televisión tuvieron que ver sobre todo con espacios dramáticos como Estudio 1 o Ficciones.
El autor del libro subraya lo difícil que ha sido conseguir información sobre la vida y el trabajo de Francés, que se casó con Benedicto Pradillo, apuntador del Teatro Arriaga, con el que tuvo seis hijos, cinco de los cuales murieron antes que ella, que llegó a cumplir los 100 años. Solo Carmen, también actriz desde niña, la sobrevivió. “Tras varios meses dedicado a los visionados de sus películas y programas de televisión, búsquedas hemerográficas y demás pesquisas, sigo sin saber quién fue realmente María Francés”, agrega el profesor de la Carlos III, que advierte así de que esta no es una biografía al uso, sino “un acercamiento” con el que, de algún modo, también se quiere rendir tributo a intérpretes “cuya legitimación ha sido desigual”, y más en el caso de las actrices de reparto.
Esto, a pesar de que la carrera de María Francés está jalonada de grandes títulos del cine español como Surcos (José Antonio Nieves Conde, 1951); Viento del Norte (Antonio Momplet, 1954); Orgullo (Manuel Mur Oti, 1955); Plácido (Luis García Berlanga, 1961); Flor de Santidad (Adolfo Marsillach, 1973); Un casto varón español (Jaime de Armiñán, 1973) y Los viajes escolares (Jaime Chávarri, 1974), entre otros.
Grandes producciones y destape
“Uno de esos técnicos caídos en el olvido es Cruz Baleztena, sobre cuya carrera planean varias incertidumbres y puntos oscuros”. Así define Patxi Burillo a este decorador “nacido en una de las familias más relevantes del siglo XX navarro, de larga tradición carlista”, hijo de Ignacio Baleztena, abogado, político y escritor. Pero no solo su herencia familiar marcó su vida, sino fundamentalmente su personalidad, “fuertemente imaginativa, culta, divertidad y empática”, que le granjeó “el cariño de sus compañeros de profesión y de vida”. Gracias a ello, el autor ha contactado con “numerosas personas que han aportado datos y recuerdos”, contribuyendo a trazar un periplo vital “caracterizado por una infinidad de anécdotas e historias que trazan una trayectoria fascinante".
Con más de 80 películas en su haber, Baleztena comenzó su andadura en el momento de esplendor de las coproducciones americanas en suelo español, trabajando posteriormente en filmes de terror y spaguetti western, y ya en los años 70, en títulos de cine erótico y del destape. Su labor concreta en estos proyectos en ocasiones es “difícil de acreditar o acotar”, incide Burillo.
En cualquier caso, en su currículum figuran propuestas como 55 días de Pekín (Nicholas Ray, 1963); Doctor Zhivago (David Lean, 1965); Ceremonia sangrienta (Jordi Grau, 1972) o La trastienda (Jordi Grau, 1975).