La fiscal ha mantenido su acusación contra Pau Rigo y ha considerado que en el juicio ha quedado probado que, al disparar a uno de los ladrones que entró a robar en su casa de Porreres (Mallorca) en febrero de 2018, no estaba defendiendo su vida sino que decidió "salir a por ellos" para evitar que robaran cerca de 15.000 euros.
Lo ha expresado este viernes ante el tribunal del jurado popular en la Audiencia Provincial de Palma, en un informe final en el que ha tratado de desmontar algunos de los detalles ofrecidos por el anciano "para quedar menos mal", como que disparó su escopeta contra el asaltante porque éste intentó golpearle en la cabeza con una pata de cabra.
"Voy a hacer matemáticas básicas", ha dicho la fiscal antes de recordar que, según los especialistas de balística de la Guardia Civil, el disparo se produjo a una distancia de entre 1,5 y dos metros, a la que habría que sumarle los 1,13 metros que mide el cañón del arma. "Salvo que el ladrón tuviera un brazo de cuatro metros, eso es imposible que ocurriera. A mi no me dan las cuentas", ha ironizado.
La representante del Ministerio Público tampoco ha considerado que haya quedado acreditado que, durante el robo, Rigo y su exmujer --con quien entonces convivía-- fueran víctimas de una violencia física "extrema" antes del disparo, tal y como declaró la mujer, quien compareció como testigo y, por lo tanto, bajo promesa o juramento de decir verdad.
La anciana también aseguró que, en un momento de descuido de los ladrones, ambos decidieron que Rigo cogiera una de las escopetas que tenían, cargadas, tras la puerta de su dormitorio. La tenían, según la mujer, "como un seguro" tras haber sufrido un robo violento meses antes.
Así, ha proseguido la fiscal, Rigo se plantó frente a la puerta de la habitación y esperó a que los ladrones aparecieran. "Así fue, al primero que llegó, pum, tiro, pum, desplomado, sin ningún ataque previo", ha escenificado. "Pau, con gafas, experto cazador, dice que dispara a bulto, pero le dispara en el abdomen, que no es un pie", ha proseguido.
"Yo creo que eso no es defender tu vida, eso es salir a por ellos", ha sentenciado la fiscal, quien inicialmente pedía una pena de cuatro años de prisión para el anciano y que, tras incluir la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas en sus conclusiones definitivas, podría verse ligeramente rebajada.
También le ha reprochado que Rigo, como declaró el guardia civil que transcribió las llamadas, no alertara al 112 --con el que esa mañana habló tres veces-- de que había disparado a una persona, sino que montó una "película" para hacerles creer que los asaltantes seguían en su casa.
Por último, la fiscal ha contestado a la pregunta que el anciano, en su declaración, lanzó al tribunal acerca de qué se suponía que debía haber hecho. "Me voy a arriesgar, por darle una alternativa. Si tenían una habitación con tres escopetas, munición, el botón de la alarma y les habían han dejado solos... se podrían haber encerrado allí. Esa misma historia que vendió cuando llamó al 112", ha zanjado.
Por último, la fiscal ha mencionado a los dos acusados de planificar el robo, dos vecinos de Campos que ya cumplen condena por el primer asalto a la casa de Rigo. "La que liasteis. Cogisteis a dos pringados, les vendisteis que iba a ser facilísimo, que solo iba a ser entrar, robar y salir", ha dicho. Tras su confesión en el juicio, ambos podrían ver reducida su condena por estos hechos a tres años de prisión.
"No merecía morir como una pieza de caza más"
En la misma línea, el letrado de la acusación particular, que representa a la familia del fallecido --hermano gemelo del acusado de perpetrar el robo--- y que pide para Rigo una pena de diez años de prisión, ha criticado las "contradicciones e inexactitudes" del relato del anciano.
"El señor Rigo no es un héroe, aunque lo vitoreen por la calle o en las redes sociales. Todo lo contrario, no ha salvado a nadie. Decidió dar su merecido a la siguiente persona que accediera a su vivienda, tenía las armas preparadas", ha sostenido.
También ha rechazado la idea de que el anciano actuara en legítima defensa y ha remarcado que, pese a que ha quedado acreditado que el miedo que sentía le menoscabó sus facultades intelectivas y volitivas, era consciente de lo que estaba haciendo en todo momento.
"Aunque fuera un delincuente, la víctima no merecía morir de esta manera, como una pieza de caza más. El disparo se pudo evitar, y el único que podía evitarlo era el señor Rigo", ha sentenciado.