La Fiscalía de Colombia ocupó con fines de expropiación bienes de Néstor Tarazona, considerado el principal socio en el país del narcotraficante mexicano Joaquín "Chapo" Guzmán, que fuera el máximo líder del Cartel de Sinaloa, informaron las autoridades.
En una investigación conjunta con la Dirección de Investigación Criminal e INTERPOL (Dijin) de la Policía fueron tomados dos fincas rurales, dos urbanas, cinco vehículos y 166 reses en diferentes ciudades del país.
Estos activos, cuyo valor supera los 72.000 millones de pesos (unos 15,8 millones de dólares al cambio de hoy), están en Bogotá y los departamentos de Risaralda y Meta.
Todos los bienes al parecer pertenecen a Néstor Alonso Tarazona Enciso, estaban a su nombre y al de dos mujeres cercanas a su círculo familiar, y "fueron adquiridos con dinero producto de las actividades de lavado de activos", informó la Directora Especializada de Extinción del Derecho de Dominio, Liliana Patricia Donado Sierra.
Tarazona, conocido como "El Jinete del Chapo", es investigado por presuntamente dar apariencia de legalidad a las rentas ilícitas obtenidas por el tráfico trasnacional de cocaína por los entonces carteles de Cali, Sinaloa y Nueva Generación de Jalisco de México, así como por la estructura criminal "Los Puntilleros", agregó la información.
Las pruebas recabadas por las autoridades apuntan a que el investigado compró propiedades lujosas en Colombia, valiéndose de una compañía agrícola y un criadero de caballos para lavar más de 2.600 millones de pesos (más de 570.000 dólares) e incrementar su patrimonio en casi 4.000 millones de pesos (unos 880.000 dólares).
"El Jinete del Chapo" fue capturado el año pasado cuando se le imputaron delitos de lavado de activos agravado y enriquecimiento ilícito de particulares, según la Fiscalía.
La Dirección Especializada de Extinción de Dominio impuso medidas cautelares de suspensión del poder dispositivo, embargo y secuestro sobre los bienes, que quedaron a disposición de la Sociedad de Activos Especiales (SAE).
El "Chapo" Guzmán está recluido en una prisión estadounidense en la que cumple cadena perpetua tras ser declarado culpable de diez delitos de narcotráfico tras un juicio que duró casi cuatro meses.