A Nahikari Alonso, responsable de marketing del Hotel Jardines de Uleta, no le sorprende la buena evolución de los datos que con respecto al turismo en Álava ha publicado el Eustat, habida cuenta de que veníamos de un 2021 marcado todavía por la pandemia. Sin embargo, asegura, y aunque son “más parejos” con respecto a 2019, en 2022 se han superado los registros de aquel ejercicio en cuanto a las reservas vinculadas al ocio.
“Hemos notado, sobre todo en agosto, las ganas de salir, la gente trata de hacer todo lo que puede y si tiene dos días se va; hay ganas de celebrar y de viajar. En cuanto al ámbito corporativo hay más prudencia, porque se juegan más”, señala Alonso, aunque también en este punto las cifras van remontando.
“Poco a poco la gente se cansa de las videollamadas, pero igual antes hacías un evento con todos los comerciales de España y ahora lo haces por zonas, con streaming. Como la presencialidad no hay nada, ha costado un poquito más pero se va recuperando poco a poco”, afirma al respecto la responsable de Jardines de Uleta.
Por otro lado, como consecuencia de ese deseo de aprovechar cualquier oportunidad de viajar, el turista se ha vuelto más imprevisible de lo que venía siendo antes de 2020. “Si ya de por si se empezaba a organizar todo a última hora, ahora más, no se planifica, dos matrimonios deciden venirse mañana a Vitoria con sus niños y ya está. Es todo muy inmediato”, afirma Alonso, que recuerda la pandemia como una mala pesadilla. “Fue mucho tiempo y sobrevivir no fue nada fácil; en una crisis económica sabes que tienes que bajar precios o ahorrar costes, ahí había que cerrar y ya está, o podías abrir pero no dejaban viajar a nadie”.