Recónditas o a plena vista. Las hay que discurren por calizas y pegadas a las rocas. Otras, haciendo alarde de su inquebrantable supervivencia, se lanzan por abruptos saltos que acaban por definir su morfología. Cuantiosas y de lo más variopintas en Navarra, los pamploneses Javier Torres Suescun, Luis Marín Layana y José Javier Ruiz Zubikoa han elaborado una guía con 46 rutas para conocer muchas de las cascadas que podemos disfrutar en nuestra comunidad.
Cascadas de Navarra, que sale a la venta el domingo con DIARIO DE NOTICIAS, recopila más de 100 saltos de agua a través de casi medio centenar de rutas por toda la región. Cada itinerario cuenta con fotografías detalladas tanto de los saltos como del entorno, así como imágenes históricas recopiladas del Archivo Real y General de Navarra (AGN). Asimismo, la publicación incluye todos los datos técnicos para conocer el recorrido: longitud, duración, desnivel, orientación, época del año recomendada para hacer la visita, el tipo de caudal en función de la estación o las coordenadas exactas.
El trío de autores ha recorrido todas las rutas –algunas hasta tres y cuatro veces– para capturar su esencia, plasmar de la mejor manera posible el entorno y el recorrido y, sobre todo, conocer los cambios tanto del caudal como del paisaje. "Las cascadas son cambiantes, nunca las ves igual. Se transforma su cauce y su entorno. Las estaciones ayudan a que tengan vida propia", asegura Marín, férreo defensor de que para disfrutar de un salto de agua lo principal es vivir el momento y "variar de estación". "Hay que encontrarle el momento a cada cascada. Elegirlo bien", insiste.
Los tres navarros han conseguido sintetizar a través de las 279 páginas de la publicación cinco años de trabajo de búsqueda e investigación continuada. "Hicimos una recopilación de las posibles cascadas que incluir en la guía y fuimos a su encuentro, además de indagar sobre lo que ya conocíamos", cuenta Torres sobre el inicio del proceso.
En una segunda fase, Javier, Luis y José Javier se volcaron de lleno en el "trabajo de campo", la labor con la que "más hemos disfrutado", coinciden los tres. "Lo más bonito de este trabajo han sido, con diferencia, las salidas. La gente que hemos conocido, la ayuda que nos han brindado, invitándonos a comer, desbrozando senderos para hacer el paso más accesible. Ha sido muy gratificante", apunta Ruiz.
En la otra parte, la más "ingrata", observa Marín, está "el tema de oficina". "Es sin duda lo más aburrido. Para nosotros lo más laborioso ha sido manejar toda esa recopilación de información que ya teníamos", zanja.
El ejercicio de búsqueda de saltos de agua más o menos prominentes ha venido acompañado de "mucho trabajo sobre mapas, sobre curvas de nivel donde veíamos que podía aparecer una cascada nueva y de la toponimia del lugar", explica Marín.
"La toponimia nos ha dado mucha información de lo que podía haber. Todos los lugares que recojan terminaciones como zulo o zurrusta, están indicando que ahí puede haber algo", reflexiona José Javier Ruiz, autor de la mayoría de las 400 fotografías que aparecen en la publicación, aunque confiesa tener un archivo de más de 15.000 ejemplares de los saltos y su entorno.
Sus favoritas
A pesar de la difícil elección entre tantos saltos, Ruiz confiesa que, de escoger una, se inclinaría por la cascada de Andrilla, "la más difícil para acceder y la más solitaria", apunta. En medio de la selva de Irati, el camino permite ver las raíces y el patrimonio de una época pasada, cuando la comarca vivía de la extracción maderera.
Entre las favoritas para Marín está la de Bagamakurre y Lizartza, "un rincón que descubrí por casualidad mirando mapas y me pareció muy coqueto, sobre todo por la excepcionalidad de tener dos cascadas juntas", comenta.
Para Torres, una de las más bellas de entre toda la recopilación sería la de Putzubeltz. "Está en un entorno precioso, permite el baño y tiene agua todo el año", concluye con una elección que coincide con la fotografía seleccionada para la portada de la propia guía.