Araba

La hostelería y el comercio de Vitoria se adaptan a las medidas de ahorro

Diez días después de la entrada en vigor del decreto, se conoce la norma pero aún falta información

El plan de ahorro energético aprobado por el Gobierno central, que incluye la limitación del aire acondicionado –en verano– y la calefacción –en invierno– o el apagado de escaparates a las 22.00 horas, suma hoy diez días de vigencia. Un tiempo sin duda limitado, pero suficiente para que el ejecutivo Sánchez haya alabado ya la respuesta “extraordinariamente positiva” de las empresas tras hacer sus primeras cuentas.

La hostelería y el comercio se adaptan a las medidas de ahorro

La demanda eléctrica ha caído en el Estado un 3,7% desde el pasado miércoles 10, un registro nada desdeñable, aunque no han sido pocas las voces que han cuestionado si esa cifra es realista. Lo que sí resulta constatable es que las medidas más importantes del decreto parecen ya asimiladas por la hostelería y el comercio locales, dos de los sectores más afectados por él, y que una mayoría ha comenzado a aplicarlas pese a que la falta de información está aún muy extendida. Tampoco hay que obviar que son muchos los que ya las habían puesto en marcha incluso antes de entrar en vigor la normativa por pura supervivencia económica.

La hostelería y el comercio se adaptan a las medidas de ahorro

Un rápido paseo el centro de Gasteiz sirve para tomar el pulso a algunos de los negocios que tarde o temprano deberán adaptarse al plan, si no lo han hecho ya. Es el caso del bar y pub So! Wood, que hasta la aprobación del decreto y en los días más calurosos de este verano –que han sido unos cuantos– se convirtió en una suerte de refugio climático.

La hostelería y el comercio se adaptan a las medidas de ahorro

“Antes teníamos el aire fresquito, a 19 o 20 grados, y venía muchísima gente cuando no se podía ni estar en la terraza. Ahora tenemos que hacer trucos caseros”, expone la responsable del local, Emely Santiesteban, quien asume que tener ahora el tope entre los 25 y los 27 grados –los bares disponen de cierta flexibilidad– “puede perjudicar como negocio”. Sobre todo por las características de este bar, que no tiene ventanas ni luz exterior.

Así que toca recurrir, cuando se puede, a la corriente que se genera abriendo de par en par el acceso al local y la puerta trasera. “La factura ha subido una barbaridad y al final se entiende todo”, reconoce Santiesteban. La hostelera vaticina también que el invierno se llevará “mejor” en este establecimiento, obligado como el resto a no poner la calefacción por encima de los 19 grados, pues conserva bastante bien el calor por las noches.

A decir verdad, el de la limitación del aire acondicionado no va a ser el mayor problema para la mayor parte del pequeño comercio de la ciudad, porque en muchos casos ni siquiera lo tienen. Aunque sí hay excepciones, como es el caso de la tienda de moda femenina Koker, en la calle Dato, donde la norma “se está cumpliendo ya” y están tirando de trucos como apagar los focos centrales de luces para que el espacio no se recaliente.

“Aquí a cierta hora de la tarde pega todo el sol y hace mucho calor”, remarca su dependienta, Ana María Garrido. Por de pronto, este local lleva “más o menos desde abril” apagando el escaparate cuando oscurece.

Algo que también hizo “hace meses” Sergio Hernando, propietario de la marca de moda Udalaitz. “Pero no porque lo haya dicho el Gobierno, sino porque la factura se ha multiplicado por diez”, matiza desde su tienda del número 5 de la calle Postas.

Críticas

Este comerciante, en cuyo local no tiene aire acondicionado, tilda las medidas decretadas por Madrid de “garrafal chorrada”, sobre todo “viendo que las instituciones y los edificios públicos siguen con la luz puesta todo el día y que las marquesinas siguen encendidas”. Y pide también más información, porque la que ha recibido ha sido “por los medios de comunicación”. “Si se toman más medidas en adelante, pero que sean serias y nos informen de ellas, y hay un modus operandi correcto, las empezaremos a aplicar. Porque aquí desde luego no las estoy aplicando”, reconoce Hernando.

En Mendia Optika, en plena Virgen Blanca, están exentos de aplicar el límite de los 27 grados al ser un centro sanitario, pero Arrate Zapatería, una de sus trabajadoras, adelanta que en este negocio tratarán de “reducir al máximo el consumo” cuando aprieten el frío o el calor.

“Esto no es solo dinero, sino la salud del planeta”, apunta Zapatería, quien detalla que en este establecimiento el escaparate se apaga a las 22.00 horas automáticamente desde hace ya mucho tiempo. Con todo, esta trabajadora muestra sus dudas sobre qué pasará en otros establecimientos comerciales en épocas de mucho consumo como la Navidad. “¿Lo cumplirá todo el mundo?”, pregunta.

Otro de los establecimientos comerciales que ya se ha adaptado al decreto desde antes de entrar en vigor es Guereñu, cuyo responsable se encuentra también “a la expectativa” de conocer su letra pequeña.

Sin embargo, buena parte del trabajo lo tiene adelantado. “Antes de la pandemia ya pusimos luz led en las dos tiendas y tenemos un gasto pequeño”, apunta Mikel López de Guereñu. Ninguna de los dos locales que gestiona tiene aire acondicionado y sus escaparates se apagan con un temporizador a las 21.00 en verano y en torno a las 22.00 en invierno. “Nos adaptaremos a lo que tenga que venir”, reconoce con cierta resignación.

21/08/2022