Vida y estilo

La imagen molecular, una revolución en el diagnóstico precoz de enfermedades

El investigador Jordi Llop, de CIC biomaGUNE, desvela cómo el avance de la denominada imagen molecular puede cambiar el abordaje de enfermedades como el cáncer o el Alzheimer, mejorando su diagnóstico y tratamiento
Jordi Llop, científico principal del Laboratorio de Radioquímica e Imagen Nuclear de CIC biomaGUNE.
Jordi Llop, científico principal del Laboratorio de Radioquímica e Imagen Nuclear de CIC biomaGUNE. / Miguel Acera

La imagen molecular es una disciplina científica que, aunque desconocida para muchos, está transformando la medicina. A través de técnicas avanzadas, permite observar procesos biológicos en el interior del cuerpo antes de que se manifiesten físicamente. Desde el diagnóstico temprano de enfermedades hasta la evaluación de tratamientos, la imagen molecular se ha convertido en una herramienta clave en campos como la oncología, las enfermedades neurodegenerativas y la medicina cardiovascular.

Este avance ha sido protagonista en el Congreso Europeo de Imagen Molecular (EMIM 2025), celebrado esta semana en Bilbao, donde más de 1.1000 expertos internacionales han presentado sus últimos estudios. Jordi Llop, investigador principal de CIC biomaGUNE, nos ayuda a mejor comprender como funciona esta tecnología y porque es clave para el futuro de la salud.

Ver más allá de lo evidente 

La imagen molecular no muestra la forma de los órganos, sino lo que ocurre dentro de ellos a nivel celular y molecular. Se diferencia de técnicas convencionales como los rayos X o las resonancias magnéticas anatómicas en que estas se centran en la estructura de los tejidos. “Con los rayos X podemos ver si un hueso está roto, pero con la imagen molecular podemos ver qué está ocurriendo dentro de un cuerpo, no dicen qué forma tienen las cosas, sino qué está pasando en cada una de estas cosas”, aclara el investigador.

Un ejemplo práctico de su utilidad es el cáncer. Tradicionalmente los médicos miden la eficacia de un tratamiento observando si el tumor se reduce. Sin embargo, con la imagen molecular se puede detectar mucho antes si un tratamiento está funcionando, incluso antes de que el tumor cambie de tamaño. “Nos permite ver cómo reacciona un tumor a un tratamiento antes de que empiece a reducirse. Así podemos saber con rapidez si un paciente responde bien o si es necesario cambiar de terapia”, explica Llop.

Algo similar ocurre con enfermedades tan complejas como el Alzheimer. “Cuando una persona empieza a olvidar, el daño ya es significativo. Pero con la imagen molecular podemos detectar alteraciones hasta 20 años antes de que aparezcan los primeros síntomas”, detalla el experto.

No evitamos que una persona desarrolle una enfermedad, pero sí podemos detectarla antes de que aparezcan los síntomas

La aplicación de la imagen molecular va mucho más allá del cáncer y las enfermedades neurodegenerativas. Llop destaca que esta tecnología también está siendo clave en el estudio de enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales e infecciones. Sin embargo, en el ámbito clínico, su uso más común sigue siendo la oncología y la neurología, por el alto volumen de pacientes en estos campos.

Es importante aclarar que no se trata de una herramienta de prevención, sino de diagnóstico temprano y seguimiento de tratamiento. Llop hace énfasis en esta diferencia: “No evitamos que una persona desarrolle una enfermedad, pero sí podemos detectarla antes de que aparezcan los síntomas, lo que nos permite actuar con antelación y mejorar los tratamientos”.

En la actualidad, la imagen molecular está ayudando a evaluar la eficacia de nuevos medicamentos. En ensayos clínicos, los investigadores pueden observar cómo responde un paciente a un fármaco incluso antes de que haya mejoría clínica visible. “Esto nos ayuda a seleccionar los tratamientos más eficaces”, afirma el investigador.

Una resonancia frente a una imagen molecular de un cáncer de próstata.

Una resonancia frente a una imagen molecular de un cáncer de próstata. EP

Los retos

A pesar de su enorme potencial, la imagen molecular aún se enfrenta a grandes desafíos. Uno de los principales es su alto coste y accesibilidad limitada. Esto hace que no todos los hospitales puedan ofrecer estas pruebas de manera rutinaria. “El reto es hacer que la imagen molecular sea más accesible, más rápida y menos costosa, para que más personas puedan beneficiarse de ella”, dice Llop. A medida que la tecnología avance, se espera que los costes bajen y estas herramientas se integren más en la práctica médica cotidiana.

Otro de los grandes desafíos es la necesidad de mejorar la resolución y sensibilidad de las técnicas de imagen. Cuanto más alta sea la resolución, más detalles podrán observar los médicos a nivel molecular. “Queremos ver cosas cada vez más pequeñas y con mayor precisión. Si logramos esto, podremos detectar enfermedades en fase aún más temprana”, afirma Llop.

El reto es hacer que la imagen molecular sea más accesible, más rápida y menos costosa

En comparación con otros países como Alemania, Francia o Bélgica, el Estado español ha sido un actor menos visible en el campo de la imagen molecular. Sin embargo, en los últimos años esto ha ido cambiando. “España no era tradicionalmente un país líder en imagen molecular, pero ahora estamos al nivel de otros países europeos”, asegura el investigador. Su equipo trabaja en la actualidad en proyectos pioneros que abarcan desde la investigación en Alzheimer hasta el desarrollo de nuevos radiofármacos para el diagnóstico y tratamiento del cáncer.

La colaboración, clave para el avance

Uno de los aspectos más destacados del congreso EMIM 2025 ha sido la participación de investigadores de todo el mundo. Llop enfatiza que la colaboración entre países es esencial para el avance científico. Aunque en la actualizad es fácil comunicarse por videollamadas o correo electrónico, los congresos presenciales siguen siendo fundamentales. “No es lo mismo hablar por Zoom que discutir ideas cara a cara. Estos encuentros nos permiten intercambiar conocimiento y generar nuevas colaboraciones”, señala.

A medida que la tecnología avance gracias a esta colaboración, la imagen molecular desempeñará un papel clave en la medicina. Llop es optimista sobre su futuro, aunque reconoce que hay mucho camino por recorrer. “Creo que la imagen molecular tiene un enorme potencial, pero necesitamos seguir invirtiendo en la investigación para mejorarla y hacerla más accesible”. 

A su juicio, lo más fascinante de la imagen molecular es su capacidad para unir disciplinas científicas. En este campo, colaboran químicos, físicos, biólogos, ingenieros y médicos, trabajando juntos para desarrollar herramientas que pueden cambiar la vida de los pacientes.

Si bien no todo el mundo está familiarizado con estas prometedoras técnicas, lo cierto es que están cada vez más presentes en la medicina. Ya sea en el diagnóstico de enfermedades, el seguimiento de tratamientos o el desarrollo de nuevos fármacos, la imagen molecular se perfila como una de las grandes revoluciones científicas del siglo XXI. 

2025-03-16T17:21:08+01:00
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