Esta semana es clave para el PNV. El domingo terminará la primera vuelta de votaciones en los batzokis para elegir al próximo presidente de su Ejecutiva nacional y, a partir de entonces, la Comisión de Garantías comenzará a llamar a los candidatos que hayan logrado el respaldo de tres o más organizaciones municipales, para que esos aspirantes acepten el encargo o presenten su renuncia. Por ahora, el mejor situado es el actual presidente del Euzkadi Buru Batzar, Andoni Ortuzar, porque lidera las votaciones en Bizkaia y ha cosechado un respaldo unánime en Araba, Nafarroa e Iparralde. Sin embargo, este proceso ha servido para constatar que también existe una pulsión a favor del relevo y, en ese sentido, unos cincuenta batzokis han apostado por el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban. El diputado no lo ha confirmado de manera expresa, pero distintos ámbitos consultados por Grupo Noticias coinciden en que, llegados a este punto, es muy improbable que renuncie a pasar de fase. En este sentido, su discreción en las últimas horas tendría que ver con su deseo de respetar los tiempos y esperar a la llamada de la Comisión de Garantías, y no con el hecho de que vaya a renunciar.
De confirmarse que Esteban se mantiene en la liza, la presidencia a nivel nacional se tendría que dirimir entre dos personas con autoridad y una amplia trayectoria en el partido. Es una situación que no se producía desde el año 2003, aunque en este caso habría que matizar que, al menos, el apoyo a Esteban no significa que haya una discrepancia ideológica ni un cuestionamiento de la estrategia que ha seguido el partido. Tampoco se ha entrado en una guerra cainita, sino que el proceso se está desarrollando dentro de los límites del respeto entre dos personas que están unidas, además, por una larga amistad. La disyuntiva se limita a elegir entre la continuidad del presidente, o la renovación, aunque no sea con un relevo generacional.
A pesar de que esta contraposición de candidaturas no es el desenlace ideal para el PNV, podría extraer una parte positiva de todo ello, ya que ha desmentido por la vía de los hechos que sea un partido monolítico o que la democracia interna sea un paripé. Y este escenario no es muy distinto al que dibujaba Andoni Ortuzar en la carta a la militancia. El presidente del EBB reconocía que hay dos opiniones en el partido, porque algunos creen que la renovación debe afectar a todos incluyendo a su líder, pero otros opinan que es demasiado arriesgado cambiarlo todo a la vez. Por ello, se puso a disposición de la militancia para afrontar un cuarto mandato si así lo desea.
¿Podría renunciar y utilizar la percha de su propia carta, que le deja una puerta abierta tanto para quedarse como para dar el relevo? Él mismo intentó ceder el testigo en el año 2020, pero lo convencieron para que se quedara. Y, por ahora, Ortuzar vuelve a ser el más votado, así que no parece probable que busque una puerta para marcharse. Con un criterio puramente aritmético, no tendría por qué hacerlo, y las votaciones arrojan como resultado que la mayor parte del partido sigue confiando en él. En cualquier caso, sin estar dentro de su cabeza, es imposible conocer las conclusiones que habrá sacado de los apoyos a Esteban y de este toque de atención.
Escenarios
Aunque Andoni Ortuzar siga siendo el más votado en esta primera vuelta, es probable que Aitor Esteban tampoco se retire. Hay que tener en cuenta que el portavoz del PNV dijo antes de conocer la carta del presidente del EBB que siempre ha dado un paso adelante cuando se lo han pedido. Y en estas votaciones hay gente que se lo pide. Hay ámbitos del partido que creen que sería muy meritorio, incluso, quedar en segundo lugar por detrás de todo un presidente con una larga trayectoria de 12 años, y que también en ese caso debería aceptar el paso a la segunda vuelta, con la posibilidad de que algún batzoki cambie su voto en esa nueva ronda que arrancaría el 10 de febrero.
Si diera un paso atrás, se evitaría una confrontación directa (por muy amable que sea) entre dos referentes del PNV, pero podría trasladar la imagen de que todo ha sido un trampantojo, un amago de candidatura, y podría utilizarse desde sectores ajenos al partido para cuestionar su democracia interna. Incluso podría sentar mal dentro del partido, y provocar un estado de abatimiento y apatía en las bases que en algunos ámbitos creen que ya existe por la baja participación.
Como ya informó este medio de comunicación, se atribuye el arreón a favor de Esteban a que parte de la militancia está sorprendida, daba por hecho que Ortuzar iba a poner fin a su ciclo por la proyección que había tenido Esteban en los últimos meses, y porque la dinámica de renovación casi absoluta en las ejecutivas territoriales y en la candidatura a lehendakari del Gobierno parecía anticipar su relevo.
A estas alturas, todo parece sugerir que un acuerdo entre los partidarios de la continuidad y los que defienden el relevo no pasaría por la retirada de Aitor Esteban, sino por un acuerdo para la integración de nombres de los futuros burukides. Todo queda en manos de la afiliación para que decida quién quiere que sea su presidente.
Otras opciones
El candidato que sí tiene el apoyo de un sector crítico es el concejal de Etxebarri Eneko Lekue, con un respaldo más testimonial y sin opciones reales en este proceso. Y, si acaso, desde fuera del partido podrían interpretar que al exdiputado general Markel Olano lo ha propuesto en Gipuzkoa el alma más soberanista del partido, si es que se defiende la tesis de que hay más de un alma en el PNV en el debate sobre el autogobierno.
Ortuzar lidera las votaciones en Bizkaia y tiene el apoyo unánime de Araba, Nafarroa e Iparralde. En Bizkaia, por ejemplo, ha ganado en Barakaldo, Ondarreta (el batzoki del crítico Salinas-Armendariz) y Portugalete. Esteban se impone en Gipuzkoa, pero también ha logrado respaldos en Bizkaia, en plazas como Santurtzi, Sabindarrak (el batzoki del barrio bilbaino de San Inazio), y Algorta.