Raúl Palacios, marcillés de 19 años, está arrasando estos días en las redes sociales, y es que tanto los vecinos de la localidad ribera como la comunidad jotera de Navarra se están volcando con su participación en el concurso de Aragón Televisión Jotalent, una cita, explica, que “intenta acercar la jota y el folklore aragonés, en general, a otro tipo de público”.
Estudiante de Magisterio de Primaria e Infantil y Educación Sexual en la UPNA, y director de la escuela de jotas marcillesa, cuenta que supo de la existencia de este evento por Diego Urmeneta, jotero navarro que participó en la primera edición. “La verdad es que no era mi intención presentarme, de hecho al casting no me apunté hasta prácticamente el día de antes, pero menos mal que lo hice porque ha salido bien la cosa”, asegura riendo. “Me costó dar el paso, en parte, creo, por el hecho de exponerme tanto, pero no me arrepiento y está superando cualquier tipo de expectativa”.
En el concurso, explica, el jurado les pone un tema solista, aunque ya han empezado también con los dúos, y tras prepararlo, lo interpreta en la gala; de ahí salen tres favoritos de los que el mejor obtiene un beneficio, así como los tres nominados, que vuelven a cantar en un duelo y de ahí se expulsa a uno.
“No puedo sino agradecer el grandísimo trato que nos da todo el equipo del programa. Está siendo una experiencia muy intensa y complicada de compaginar; quieres dar lo mejor de ti y necesitas dedicarle mucho tiempo. Además de los ensayos en casa y los vídeos que mandas para que te den el feedback, un día subes a ensayar con profesores y otro, a hacer la gala, que se emite los domingos a las 21.30 horas y que invito a todo el mundo a verla. Eso sí, estoy impresionado con los recursos que le están dedicando, es una maravilla”.
Variedad de registros
De momento se han emitido cuatro galas y Palacios ha tenido un repertorio de lo más variado; cantó 19 días y 500 noches de Joaquín Sabina, después Se acabó, de María Jiménez, tema por el que fue nominado entre los tres favoritos, luego una versión de Salí de tierra navarra, de Manuel Turrillas y, por último, Lágrimas negras a dúo, y Fematera aragonesa, una jota de esta comunidad “que me costó mucho esfuerzo; estaba nervioso pero lo hice con todo el respeto del mundo. Fue una buena toma de contacto”.
Y es que, de acuerdo con Raúl, la jota navarra y aragonesa son muy diferentes, tanto a la hora de cantarlas como a la hora de concebirlas. “¿Es algo que me puede lastrar? Sí, porque llevo cantando casi 20 años la jota de navarra y la tengo muy interiorizada. Hacer ese proceso de deconstrucción en tan poco tiempo me resulta casi imposible”.
Aunque aún le queda mucho camino por recorrer, afirma que le encantaría ser finalista, “sería un orgullo y recompensaría a todo lo que estoy haciendo”, sin embargo, a estas alturas ya se muestra satisfecho. “Estoy aprendiendo muchísimo del folklore aragonés, estimulamos la creatividad artística y me están permitiendo hacer temas propios; los profesores son una maravilla y el vínculo y la relación con los compañeros es muy intensa, fuerte y bonita. Además, y de cara a la galería, me siento muy, muy apoyado por la comunidad de joteros y por los vecinos de Marcilla y eso es fundamental para llevar el sobreesfuerzo. Gracias por quererme tanto y tan bien”.
Identidad navarra
En cuanto al papel de la jota en Navarra, “creo que no se la concibe como se merece y tenemos que trabajar por una dignificación real; primero a nivel interno entre los joteros y joteras, puesto que lo primero que tenemos que entender es que la jota no es un instrumento para que nosotros brillemos sino que nosotros somos un instrumento para que ella brille, y empezar a construir para, después, y con un proyecto, llevarlo a las instituciones para que le den el posicionamiento que merece. Y es que, ahora que tanto se habla de la importancia de la cultura, creo que a la jota se la deja un poco de lado”.
De hecho, y de acuerdo con este marcillés, “no sé si un programa así tendría calado en Navarra, pero nos tenemos que poner las pilas. Ahora que hay elecciones sería una maravilla ver en algún punto de los programas electorales proyectos en relación a la jota. Es parte de nuestro folklore y por lo tanto es parte de nuestra identidad como navarros. Incluso creo, como futuro profesor, que habría que introducirla en los colegios dentro de alguna unidad didáctica; enseñar el folklore navarro sería algo muy práctico y que te permite trabajar muchas de las competencias que ahora se exigen”.
De momento, y a falta de seguir dando pasos para construir este camino que anhela Raúl, “espero que la jota siga teniendo espacios en los vermús, en las calles, en las rondas; que se siga escuchando y que la gente sienta orgullo por nuestro canto regional”.