Una de cal y una de arena. Porque a pesar de la positiva evolución en la actividad meramente portuaria -tráficos de mercancías y de pasajeros en ferries y cruceros- la Autoridad Portuaria de Bilbao (APB) no ha logrado despejar por completo las sombras financieras y económicas que el contexto mundial proyecta sobre la actividad empresarial e industrial más cercana. Y es que ni la venta del Palacio Olabarri se ha materializado ni la construcción de una segunda terminal de contenedores ha salido adelante.
Ambas operaciones han quedado desiertas finalmente. Y eso que pretendientes ha habido para una y para otra. En el caso de la histórica sede de esta institución -en Campo Volantín, cerca de La Salve- el desenlace sigue abierto; es decir, el inmueble sigue a la venta. El precio de salida son 10,5 millones. La misma cantidad que marcó el calendario de subasta -con prórroga incluida debido a la disposición demostrada por las candidaturas presentadas- y que se cerró este pasado día 2 sin una firma sobre el contrato de enajenación de la parcela y del palacete en cuestión.
Esta falta de respuesta obliga a la Autoridad Portuaria de Bilbao a “analizar el contexto del mercado” para poder adoptar las decisiones más convenientes. Esta vez no se abrirá un nuevo procedimiento de subasta; eso sí, tal y como ha insistido Ricardo Barkala, presidente de este organismo, el inmueble “puede ser adquirido si se aporta la cantidad de salida”. Así será hasta el próximo 13 de julio, cuando se celebre un Consejo de Administración de la APB. A partir de esa fecha, una de las posibilidades que se baraja es reducir un 15% ese precio de salida.
Y como en alguna ocasión apuntó el propio Barkala, hasta una decena de firmas se habrían interesado por empadronarse en el Palacio Olabarri, de más de cuatro mil metros cuadrados de superficie. Sin embargo, las servidumbres -no se pueden construir garajes- y la protección patrimonial del edificio, se antojan como los principales escollos para la adopción de la decisión final. El propio Barkala ha reconocido que "el precio no les encajaba"; más aún teniendo en cuenta la inversión que requiere cualquier actuación en el interior del histórico inmueble.
No ha sido, sin embargo, la única adversidad que ha sobrevenido a la Autoridad Portuaria durante estos primeros compases del año. Esta otra relacionada con la imposibilidad de sacar adelante el proyecto para construir una segunda terminal para contenedores. El plazo para presentar ofertas se cerró el 29 de mayo y el concurso ha quedado desierto al no haberse presentado ninguna propuesta. Y eso que, como en el caso anterior, han sido varias las firmas interesadas. “Han sido intensos los contactos y las reuniones mantenidas”, ha detallado.
No obstante, este plan para captar nuevos tráficos y mejorar la competitividad del Puerto de Bilbao no ha podido ver la luz. Las razones aducidas por las empresas -ha explicado Barkala- “son variadas”. Por ejemplo, algunas habían solicitado cambios en las condiciones establecidas en los pliegos reguladores del concurso y de la concesión, “lo cual no se alineaba con la visión estratégica del organismo y, por lo tanto, no podían ser acogidos”, ha subrayado el presidente de la APB.