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La increíble historia del entrenador del Anderlecht

David Hubert llegó al club como futbolista en 2022, a los 34 años, para colgar las botas jugando en el filial. Dos años después, entrena al primer equipo
David Hubert, marcado en la fotografía con un círculo, celebra una victoria del Genk durante la temporada 2010-11, junto a Kevin De Bruyne y Thibaut Courtois

 "Las primeras camisetas de fútbol que tuve de niño eran moradas", declaró en verano de 2022 David Hubert tras conocerse su sorprendente nuevo destino. Nacido 34 años antes, en 1988, el ya veterano pivote se acercaba al final de su carrera futbolística, tras experiencias en distintos clubes belgas, una efímera aventura israelí (jugó cuatro meses en el Hapoel Beer Sheva) y una última campaña en el modesto Zulte Waregem. Fue entonces, hace sólo dos pretemporadas, cuando decidió dar un paso atrás y fichar por el Anderlecht... ¡pero para jugar en su equipo filial!

Visto lo visto a toro pasado, tiene toda la pinta de que los rectores del club de Bruselas contrataron a Hubert mirando al largo plazo. En primera instancia, argumentaron que la segunda plantilla necesitaba a un futbolista experimentado para competir en la segunda división belga, y es muy posible que así resultara. A posteriori, una vez que el propio Hubert colgó las botas una campaña después, integraron a éste en el organigrama técnico de la entidad, convirtiéndole de la noche a la mañana en segundo entrenador de ese mismo filial en el que acababa de retirarse. Tras sólo un curso desempeñando este cargo, a nuestro protagonista le llegó este pasado verano la oportunidad de debutar como primer técnico, haciéndose con las riendas de la plantilla juvenil. Sin embargo, apenas ha durado dos meses en ella, al precipitarse los acontecimientos en la institución.

A estas alturas de la película, muchos lectores conocerán ya que el Anderlecht aterriza este jueves en Anoeta después de destituir a su anterior entrenador, el danés Brian Riemer, hace sólo quince días. A la hora de nombrar a un sustituto, los directivos pensaron entonces en ese veterano jugador contratado en su día para reforzar al filial y desarrollar luego una carrera en los banquillos. Mediante una decisión que acredita la fe que tienen en él, nombraron técnico de la primera plantilla a un Hubert que, eso sí, todavía no ha podido despojarse del cartel de interino. Quizás se lo quite si los suyos dan la campanada contra la Real...

Alma de entrenador

Las páginas del histórico fútbol belga están repletas de equipos míticos y para el recuerdo. Lo hay más y menos célebres, pudiendo incluirse en este segundo grupo al Genk 2010-11. El aficionado de a pie rememora en mayor medida, por ejemplo, las gestas europeas del propio Anderlecht durante la década de los 70. Pero llamó igualmente la atención, hace apenas trece años, que aquel equipo, modesto a priori, se alzara con la liga local superando por los pelos al más reconocido Standard de Lieja. En su plantilla militaban dos jovencísimas promesas, un tal Thibaut Courtois bajo palos y un tal Kevin De Bruyne como extremo, antes de reciclarse este a centrocampista. El trabajo silencioso, mientras, corría a cargo de un delgadísimo y espigado pivote que suplía con inteligencia y colocación todos sus déficits físicos: se llamaba David Hubert y tenía alma de entrenador.

El actual técnico del Anderlecht siempre apuntó a los banquillos, durante una trayectoria que le llevó a jugar en Genk, Gante, Waasland Beveren, Mouscron y Leuven, además de en los ya citados Hapoel Beer Sheva y Zulte Waregem. Otra cosa bien distinta es la celeridad con la que se ha estrenado como entrenador en el primer nivel. Cuando relevó a Riemer hace sólo dos semanas, heredó un equipo con problemas, pero recibió al mismo tiempo un goloso caramelo. Se hizo cargo de un Anderlecht con margen de maniobra en la liga belga, una competición en la que terminar la fase regular entre los seis primeros te permite acabar luchando por el título. Y asumió también las riendas de una escuadra inmersa en la Europa League, con partidos atractivos en la agenda. Hubert, eso sí, no viene dedicándose a disfrutar únicamente de la experiencia. También trabaja para matizar a un conjunto más alegre y atrevido a sus órdenes.

Su propuesta

El delantero danés Kasper Dolberg llegó al Anderlecht en verano de 2023, traspasado por el Niza. Tras un mal arranque del presente curso, marcó (de penalti) en la victoria europea contra el Ferencvaros (2-1), la semana pasada. Preguntado por su buena actuación, contestó de forma rotunda, después del partido. "Ahora atacamos más y tengo más compañeros a mi alrededor". Sus palabras significan el ejemplo perfecto de lo que ha supuesto el cambio de Riemer por Hubert en el banquillo. El nuevo entrenador enarbola una propuesta más ofensiva que la de su predecesor y cuyo termómetro reside en la elección de los interiores para el dibujo 4-3-3. Mientras el anterior técnico utilizaba al más conservador Leoni como escudero del pivote Dendoncker, el actual apuesta en la zona por el talento de los jóvenes Yari Verscharen y Mario Stroeykens.

Esta elección de perfiles tiene su relevancia. La madre del cordero, en cualquier caso, apunta a la actitud del equipo sobre el campo. Este nuevo Anderlecht es sofisticado con el balón, se expone en el inicio de sus ofensivas y también lo hace a la hora de presionar, habitualmente en posiciones adelantadas. La gran pregunta, de cara al partido de este jueves, reside en conocer si los de David Hubert se mantendrán fieles a su idea en un escenario como Anoeta, o si por el contrario se matizarán, más precavidos, ante toda una Real Sociedad.

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03/10/2024