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La industria vasca resiste entre las turbulencias y la incertidumbre

Los últimos datos sobre la caída en la producción industrial confirman que el sector vive en un continuo tobogán
Vista del polígono industrial de Arasur, en el territorio de Álava, que baraja una nueva ampliación de su actividad.
Vista del polígono industrial de Arasur, en el territorio de Álava, que baraja una nueva ampliación de su actividad. / Jorge Muñoz

No corren los mejores tiempos para la industria vasca. El estancamiento lo confirmó la semana pasada el Eustat, que informó de la caída, en tasa interanual, de la actividad del sector en un 1% durante el pasado mes de febrero. Además, en relación al mes anterior, la producción descendió un 0,3%. El sector atraviesa los mismos problemas que en el resto de Europa, con un fuerte aumentos de costes e inversiones en ‘stand by’ por la incertidumbre. Pero, al mismo tiempo, trata de capear el temporal sin medidas drásticas a la espera de que vuelvan a soplar vientos más adecuados.

“Desde hace un año estamos experimentando un crecimiento bastante plano. Era lo que esperábamos”, explica Pablo Martín, responsable de Economía de la patronal vasca, Confebask. El descenso del 1% en febrero en el denominado Índice de Producción Industrial hace que, en el acumulado de los dos primeros meses del año, el retroceso total sea de un 0,4%. “Estamos en una fase de ralentización, pero la situación económica, en términos generales, es mejor de lo esperado”, apunta Massimo Cermelli, profesor de Economía de la Universidad de Deusto.

En cualquier caso, el comportamiento de las distintas ramas de actividad industrial está siendo distinto en función de cada situación específica. Así, la producción de los bienes de consumo duradero ha retrocedido un 12,4% respecto al mes de febrero de 2023. Entre estos últimos se recoge la fabricación de muebles y aparatos domésticos, entre otros. Esto demuestra que el consumo de este tipo de bienes no remonta, consecuencia de las dudas que el estado de la economía aún genera entre muchas familias, que siguen posponiendo decisiones de compra en aspectos como la vivienda, los automóviles o cualquier otro producto duradero. Sin duda, la pérdida del ahorro generado por los hogares durante la pandemia también está influyendo, pues las altas cotas de inflación están laminando los remanentes de las familias.

La rebaja de tipos tendrá que esperar todavía

El de la financiación es otro de los problemas que afrontan de forma persistente las empresas vascas. El encarecimiento de los créditos por las subidas de tipos de interés que viene dictando el Banco Central Europeo desde verano de 2022 está complicando el acceso a financiación por parte de las compañías. En su reunión de esta semana, el BCE decidió mantener los tipos de interés en el 4,5% y volvió a abrir la puerta a una rebaja en junio. Eso sí, esa medida llegaría después de un exhaustivo repaso a las estadísticas sobre inflación de la Eurozona. El BCE ha insistido en que el objetivo es que la inflación se sitúe por debajo del 2%. El pasado mes de marzo lo cerró en el 2,4% interanual, dos décimas menos que la tasa de enero. Es decir, que de forma paulatina va quedando bajo control. Pablo Martín, desde Confebask, confirma que las empresas vascas “están algo mejor” en este apartado. “En nuestras encuestas internas de hace dos años era una preocupación recuerrente, pero parece que ahora va a la baja”, añade. En cierta manera, y como está haciendo el resto de la sociedad, el tejido empresarial ha aprendido a convivir ya con las dificultades que entrañan los altos precios.

Massimo Cermelli, por su parte, no tiene tan claro que la bajada de tipos de interés llegue en junio. “Primero debemos esperar a que haga la Reserva Federal de Estados Unidos. Creo que después de verano va a haber una reducción de los tipos de interés, pero no estoy seguro de que se produzca en junio. En cualquier caso, 2024 va a ser un año de transición para la economía, en el que la situación no va a estar para tirar cohetes, pero tampoco va a ser negativo”, concluye.

Para Pablo Martín, de Confebask, la industria vasca está acusando la “debilidad” de Europa, su principal destino exportador. “Alemania está en recesión y Francia apenas crece unas décimas. Si el cliente al que vendes está mal, a ti no te va a ir muy bien”, indica. En efecto, el parón de la economía en Alemania se está prolongando más de lo esperado mientras los precios allí no ceden en su presión, lo que dificulta el objetivo de que el BCE acometa la esperada bajada de tipos de interés. Un movimiento, este último, que aliviaría la carga financiera de muchas empresas vascas. Así que parece obligado confiar en que se pueda producir un cambio de rumbo en la economía europea, sobre todo en la alemana, para que el sector industrial vasco recobre fuerza. “Pienso que Alemania se va a ir estabilizando poco a poco. Ya ha vuelto a crecer, aunque sea ligeramente, y eso va a generar una tendencia hacia la reactivación de la producción industrial en todos los espacios”, apunta el docente de Economía de la Universidad de Deusto. La crisis energética aún está lastrando a la industria europea. Si bien el suministro está garantizado merced a la aparición de actores como Qatar o Estados Unidos, lo cierto es que adquirir y transportar ese gas hasta el corazón de la UE es un proceso mucho más costoso que antes de la guerra de Ucrania, cuando Rusia era el principal proveedor.

Los tres días de parada de producción en la planta alavesa de Mercedes, una de las grandes empresas de Euskadi, explican también en parte el retroceso en la actividad industrial. Y es que la automoción constituye un gran ejemplo del estancamiento de la industria europea, que se está viendo relegada por otros países en uno de los sectores -el automóvil- que más enorgullece a, entre otros, Alemania y Francia. “China está fabricando y exportando al exterior muchos coches eléctricos. Alemania vendía muchos productos a China, pero ahora es al revés. Mucha producción se va a trasladar a China porque tienen más fuerza en todo lo referente a componentes electónicos. Europa perderá peso industrial en el futuro”, alerta Cermelli.

De todas formas, “la industria en Euskadi sigue siendo competitiva y se está sabiendo mantener, pese a que estamos en un horizonte con muchas incertidumbres”, indica el responsable de Economía de Confebask. Por ejemplo, la producción de bienes de equipo, donde se engloban la fabricación de vehículos de motor, la construcción de material ferroviario y la construcción aeronáutica o naval, aumentó, en relación a febrero del año anterior, un 2,9%. Al mismo tiempo, los bienes de consumo también presentaron un comportamiento interanual positivo en febrero, con un aumento de la producción del 1,4% para el conjunto del sector. Ese ascenso se basó en el comportamiento de los bienes de consumo no duradero, como las actividades de procesado y conservación de alimentos, la fabricación de productos para la limpieza e higiene, los productos farmacéuticos, así como la confección de prendas de vestir, que presentaron un ascenso del 4,8%. Sin embargo, hay otras variables que no remontan. Es el caso de la inversión, necesaria para asegurar el crecimiento del futuro. “Está siendo uno de los indicadores que peor evolucionan. Creemos que no va a ser un bueno año para la inversión empresarial, aunque es probable que mejore en la segunda mitad del año. Las empresas necesitan un entorno estable y seguridad jurídica para ello”, finaliza el analista de Confebask.

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2024-04-15T07:02:02+02:00
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