La inflación ha empañado la vuelta de las exportaciones navarras a cifras de antes de la pandemia. A julio de 2022, el informe mensual de comercio exterior del Ministerio de Industria cifraba en 6.188 millones de euros el volumen de negocio de las exportaciones navarras, que tienen un saldo positivo sobre las importaciones de 2.011 millones. Es una cifra que supera por mucho a las que se registraron en años anteriores en el mismo mes (5.895 en 2019, 4.850 en 2020, 5.642 en 2021), y que la Cámara de Comercio recomienda analizar “con lupa” porque no refleja un aumento efectivo del comercio, sino que es fruto del encarecimiento generalizado de materias primas y energía.
Es lo que explica Ana Cañada, responsable de comercio exterior de la Cámara de Comercio de Navarra. Si Navarra continúa en esta misma senda, cerrará el año 2022 con una cifra de récord. Pero será una cifra engañosa. “Lo que hemos visto es que, en toneladas, se exporta lo mismo o incluso menos” que años anteriores, pero la inflación hace que la cuenta suba muchísimo, explica. “No es que se esté exportando más, sino que se hace a un precio mayor”.
Hay varios motivos. Desde antes de la guerra, el comercio exterior venía registrando un aumento en el coste de los fletes –el transporte de las mercancías– que ha llegado a extremos absurdos. “Las empresas están escandalizadas porque cuesta más el transporte que el contenido, es de locos”, comenta Cañada.
Una cadena de 'desgracias'
La pandemia y los parones industriales por culpa del virus –en Europa, pero también en Asia– provocaron un cuello de botella en el suministro de componentes importantísimos –como microchips– que han afectado mucho a una industria potente en la UE y en Navarra, como es la de la automoción. La guerra ha desestabilizado las redes comerciales del Este, y ha derivado en unas sanciones que afectan a dos países enormes, lleno de recursos y de millones de personas que compran y venden.
Y, por si fuera poco, otros conflictos diplomáticos, como el veto comercial de Argelia al Estado por las relaciones con el Sahara, o el brexit, terminan de agitar el cóctel.
Cañada recuerda que a Rusia y a Argelia se exportaba bastante, y se nota cuando hay problemas. Un vistazo a los datos lo confirma. Las exportaciones a Rusia han caído un 65%. A Argelia, un 95%. Rusia compra a Navarra materiales de automoción: las exportaciones de estos materiales han caído un 25%. Lo de Argelia es todavía más enigmático. “Está enquistado y nadie habla de ello”, subraya Cañada, que explica que las empresas se están buscando la vida como buenamente pueden para burlar ese veto comercial y diplomático entre estados.
Con este panorama tan voluble, ¿hay indicadores que sean más estables? No muchos. Pero la cantidad de empresas exportadoras puede dar alguna pista. El año pasado se cerró con 3,793, récord. Faltan cinco meses, pero hoy Navarra registra mil empresas exportadoras menos.
Solo al cierre del año se sabrá si esta caída lleva aparejada también una bajada en la venta que, a día de hoy y por culpa de la inflación, no se refleja en las estadísticas.