En sus 30 años de trayectoria profesional, Carmen Usúa dice que nunca se ha topado con algo igual. Ella fue quien reparó, cuando comenzó a limpiar la pieza, que ahí había algo más. “Empecé a limpiar como siempre, de arriba abajo y por segmentos, pero cuando vi que estaba decorada, es cuando paro la limpieza”, expresa la restauradora de patrimonio. Acto seguido notificó el hallazgo a los técnicos del Servicio de Patrimonio del Gobierno de Nafarroa.
Usúa, licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, especializada en Restauración del Patrimonio y con 30 años de experiencia profesional, fue consciente de que la pieza que tenía entre manos tenía una inscripción. “A partir de aquí la cosa cambiaba porque al ser una pieza tan delgada y tan frágil mi problema era intervenir en cualquier letra”, explica. Su mayor dificultad, detalla la restauradora, era que su actuación alterara los puntos que forman la inscripción de la mano, cualquier analítica del material que se hiciera después y que, por tanto, se pudiera malinterpretar el significado de la escritura.
La aparición de la inscripción de la Mano de Irulegi inevitablemente volvió el proceso de limpieza mucho más lento. “Al ver que era una pieza con escritura notifiqué que esta pieza debía ir más lenta”, expresa. Una vez transmitido a la Dirección Técnica de Patrimonio se acodó un proceso de limpieza más pausado, hecho de manera exclusiva en el laboratorio del Depósito de Patrimonio, hasta que el texto pudiera ser interpretado. “La mano está a medio tratar, le queda retirar algún sedimento, consolidación e inhibición metálica y protección final”, relata.
Primera vez en 30 años
Este 2022 es el tercer año que Usúa (a través de su empresa Artus) participa en la restauración de los objetos obtenidos en las excavaciones de Irulegi. Entre las piezas del lote que le fueron adjudicadas estaba lo que ya conocemos como la Mano de Irulegi, aunque en un principio no estaba catalogada como tal. “Me llegó catalogada como adorno o aplique de casco, no como una mano”, sostiene.
“Es la primera vez en mi vida profesional que encuentro una escritura tan completa como esta”, expresa Usúa. La restauradora añade que el descubrimiento le provocó inmediatamente un deseo de conocer el significado de la inscripción. “Me dio un vuelco el corazón. Para mí ya era importante al tratarse de una escritura antigua y original, mi celo era protegerla íntegramente, pero no fui consciente de la importancia del texto hasta que se han hecho los estudios”, declara Ursúa.
La restauradora coincide que este hallazgo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi en el monte Irulegi es un hecho singular. Una pieza de más de 2.000 años de antigüedad que ha llegado hasta hoy aportar dar un testimonio escrito de los vascones en una lengua predecesora del euskera.