Quien haya dedicado algún rato que otro a observar el comportamiento de los gatos habrá tenido la posibilidad de comprobar de algunas acciones que parecen carentes de sentido o directamente misteriosas. Esto no solo le pasa a quienes son mirones ocasionales, también a quienes conviven con ellos pasan por esta fase, aunque el roce hace que poco a poco vayan entendiendo e interpretando algunos.
Entre los que más llaman la atención se encuentra la costumbre, o el impulso de algunos gatos de acercar su cara a la del humano que vive con ellos y frotarla. Al principio no se le da importancia porque se frota también con las piernas o también su cuerpo contra algunos muebles de la casa. Pero con el tiempo acaba extrañando.
Por qué mi gato se frota con mi cara
Si nos ponemos a su altura, es mas que probable que nuestro gato acabe frotando sus mejillas contra las nuestras. Hasta ahora, y dado el carácter territorial y un tanto posesivo que muestran estos felinos, muchos interpretaban esta acción como una marca de propiedad. Nos impregna de su olor, el mismo con el que marca su territorio. Y algo de eso hay, pero no es del todo exacto.
Los gatos tienen glándulas odoríferas en diferentes partes del cuerpo como los ojos, la barbilla, las almohadillas y las mejillas. Cuando las frotan con la cara del humano le transmiten las mismas feromonas con las que marcan su territorio o las cosas de su entrono con las que tienen relación directa.
Este contacto les permite vincularse con las personas y sentirse cómodos y seguros con ellos. Además, con esa misma acción nuestro propio olor se mezcla con el del felino. Es su manera de reconocer y formar un mismo grupo familiar haciendo que el olor sea el mismo para los dos.
Pero relacionado con esto, no es el único comportamiento que llama la atención.
Por qué mi gato lame mi cara en la cama
Algunos convivientes de gatos se despiertan por la noche cuando notan que su compañero de piso les lame la cara mientras duermen. Salvo que alguien le haya untado la cara con un olor atractivo para los felinos, no se trata más que de un caso de acicalamiento social. Se trata de un reflejo de cuando la madre lame a sus cachorros para limpiarlos durante sus tres primeras semanas de vida. Una acción que más allá de su parte práctica también ayuda a reforzar el vínculo familiar y social entre la madre y las crías. Si la familia gatuna permanece unida, este comportamiento puede mantenerse durante toda la convivencia y se hará extensiva a otros miembros del grupo. Y no hay duda de que el humano puede encajar en esa categoría.
De este modo, cuando te despierte por este motivo sabrás que te está cuidando como a uno más de la familia, así que disfruta del momento.
Por qué mi gato toca mi nariz con la suya
Los gatos desarrollan antes el sentido del olfato que el de la vista. Por ello es el que primero usan localizar a su madre cuando la necesitan, bien para alimentarse bien para buscar cobijo. Con el tiempo, y manteniendo la vida en grupo este toque con la nariz les sirve también para recibir información de los otros miembros del grupo y como medio de relación social, de saludo. Es un gesto de confianza.
Se puede hacer extensivo a la llegada de otros gatos al núcleo y pasa a ser una manera de aceptar al nuevo miembro. Y eso puede ser también el humano, al que dirigen una señal amistosa y de formar parte de una misma familia, una muestra de confianza ente ambos. Devolverle el gesto con un mimo o un acaricia no está de más, ayuda a reforzar el lazo mutuo.
Pues a mí me da cabezazos
En ocasiones, algunos humanos lo que reciben son golpecitos con la cabeza, que sin ser agresivos, resultan confusos. Además no tienen siempre la cara como objetivo, también cualquier otra parte del cuerpo.
No es nada grave, es otra versión de todo lo anterior, simplemente significan que además de intercambiar olores, resulta que está a gusto con su humano y que confía plenamente en él. A lo único que hay que estar atento es si los cabezazos son insistentes y duran un poco más de la cuenta. Habrá que interpretarlos como un “yo te quiero muchos, eres mi ser preferido. ¿Tú que piensas de mí?”. Así que no queda otra que corresponderle con unas caricias y unos mimos. Probablemente un abrazo breve también sea aceptado.