Álava y Vitoria pueden presumir de un gran potencial investigador en el ámbito de las biociencias gracias a entidades como Bioaraba, que cuenta con más de 400 profesionales adscritos y áreas punteras de conocimiento como la salud mental, las enfermedades cardiovasculares y respiratorias o la Oncología.
Sin embargo, nunca está de más ir generando nueva cantera entre la juventud, acercándola a la investigación para comenzar a promover su interés y, por qué no, animarla en el futuro a dedicarse a este apasionante mundo.
Es el propósito del proyecto Bioheroiak, nacido precisamente en el seno del Instituto de Investigación Sanitaria de la OSI Araba, que desde el año 2018 busca "dejar esa semilla" en distintos centros escolares de la ciudad, convertidos en improvisados laboratorios, para fomentar el necesario relevo generacional.
Proyectos propios
"Lo que nos diferencia es que se explica al alumnado qué es el método científico: observar el entorno, plantearse preguntas y ver qué respuestas surgen de ahí. Y después, son ellos mismos quienes proponen sus proyectos", detalla Arantza Sáez de Lafuente, farmacéutica de la unidad de Metodología y Estadística de Bioaraba, que es también la investigadora principal de este proyecto.
Alrededor de 25 estudiantes del IES Koldo Mitxelena han tomado parte en una nueva edición de Bioheroiak que vivió la semana pasada su capítulo final en el HUA-Santiago, durante un acto en el que pudo comprobarse el extraordinario trabajo de estos jóvenes de solo 12 y 13 años.
Allí presentaron en sociedad los proyectos a los que han dado forma durante el curso, en torno al insominio, el covid-19 y el olfato, la dieta y la salud, el cáncer o la esquizofrenia, "ideas propias y potentes" surgidas de sus jóvenes e inquietas mentes.
"Es un proyecto que enamora. Los alumnos se implican muchísimo", apunta Sáez de Lafuente, quien no duda en recordar a quien fue el padre de este proyecto, toda una institución dentro de Bioaraba: el recientemente jubilado doctor Joaquín Durán-Cantolla, que en su día fue director científico del Instituto de Investigación y responsable de la unidad del Sueño de Txagorritxu.
Perspectivas de futuro
Su "discípula", como así se autodenomina, confía en que el proyecto tenga todavía mucha vida por delante tras sobreponerse a una pandemia que, como es lógico, ha generado distintos problemas en el camino.
Porque además de recibir una medalla de reconocimiento por sus respectivos pósteres científicos, los alumnos pudieron comprobar durante el acto de despedida y de primera mano que "lo que han hecho es realmente lo que se hace dentro de Bioaraba", gracias a las charlas de varios investigadores del propio instituto.
Conocieron, por ejemplo, que los adolescentes con peor calidad y cantidad de sueño tienen un peor rendimiento académico –de la mano del doctor Carlos Egea–, también la aplicación Vive sin Tabaco para dejar de fumar, con una charla de la doctora Raquel Cobos, o el impacto que los medicamentos tienen sobre el medio ambiente, gracias al investigador Unax Lertxundi.